Si existe rock and roll en México posterior a los pioneros de los años sesentas, en las primeras líneas de su historia en los 70s, debería aparecer encabezándola la banda Three Souls in my Mind. Esta agrupación capitalina surgida a finales de la década de los sesenta fue conformada en sus inicios por uno de los mejores guitarrista del rock mexicano Sergio “el cóndor” Mancera, Ernesto León también en la guitarra, José Alejandro Lora Serna, o Alex Lora para sus amigos, en el bajo y Carlos “Charlie” Hauptvogel en la batería.
Three Souls in My Mind nació a finales de los sesenta y realizó una participación en el legendario festival de rock de Avándaro para comenzar a hacerse notar en los inicios de los setenta, durante los sexenios de Echeverría y López Portillo, en un periodo de ebullición y cambios sociales para los adolescentes contemporáneos a ellos.
En su determinación de publicar un disco LP anual, emergerían en 1976 con el que muchos estiman su “opera prima”, su cuarto álbum de estudio titulado Chavo de Onda, y cuya canción homónima fue considerada como el himno de la agrupación antes de que sobreviniera el cisma interno con la posterior separación de los integrantes originales, todo esto mientras el pueblo de México comenzaba a estrellarse con la primera de muchas crisis económicas sexenales.
La letra de Chavo de Onda prendió en los fans debido a la sencillez que los hacía identificarse con ella, por su rebeldía en una especie de mensaje hacia sus mayores en el sentido de “me gusta el rock and roll y me vale un pepino lo que piensen ustedes y todas sus reglas establecidas”. Con esa premisa, Three Souls arremetía tocando y cantando una de las mejores letras de rock and roll en español, honesta, directa y absolutamente sin ninguna pretensión.
México en ese periodo pasaba por momentos difíciles para la música de rock. Los conciertos masivos estaban totalmente censurados por el Estado, esto tal vez debido a que aún estaba más que fresco en la memoria colectiva el penoso episodio de Tlatelolco 68 y no se toleraban las concentraciones masivas. Para paliar esto Three Souls in My Mind sobrevivió a este difícil trance atrincherándose en los llamados “hoyos fonky”; lugares considerados clandestinos y que eran de los pocos lugares para escuchar rock con los que contaba la juventud.
Finalmente y después de salir triunfadores en este proceso de supervivencia y como si fueran una estrella en el cosmos que terminan autodestruyéndose para dar origen a una nueva, Three Souls in My Mind cerró su primera época por los conflictos internos entre Lora y Hauptvogel que llegaron a batallas en los juzgados y en el que Lora se proclamó como el ganador conservando los derechos de las canciones.
Sin embargo Alex Lora no pudo evitar que Charlie Hauptvogel conservara el nombre original de la banda y entonces decidió nombrar a su nueva agrupación con el apodo que todos los fans lo habían bautizado para conocer al “Three Souls…”, esto es solamente como “El Tri” (pronunciación de Three) y si bien tuvo más éxito comercial tras esa separación, fue en gran parte porque Lora, como se mencionó, pudo retener los derechos de las canciones. A lo anterior se le sumó la entrada en escena de su esposa Celia García (Chela Lora) quien asumió el rol de manager oficial de la banda por lo que se le ha conocido por muchos como la “Yoko Ono mexicana”.
Pero a pesar de esta nueva faceta de fama que El Tri empezó a disfrutar a finales de los años ochentas, ya no alcanzó en sus nuevos lanzamientos el mismo espíritu rebelde de la década de los setenta del Three Souls in My Mind,ni el ritmo de rock y blues que caracterizó a la música de la banda en sus inicios.
En la otra cara de la moneda, Charlie Hauptvogel hasta la fecha se ha aferrado cual Don Quijote luchando contra los molinos de viento, a mantener una banda con el nombre Three Souls in my Mind, con resultados pobres y con poca suerte. Esto debido por su convicción romántica de defender sus ideales y la línea rebelde de los primeros años.
Las letras del Three Souls original desplegaban referencias sobre la represión juvenil y en su música se veían las resonancias de un funk y blues de un modo crudo, tanto por la calidad de algunas grabaciones y por la energía que les dejaba el tocar en lugares alumbrados, a veces con un sólo foco en templetes improvisados, y con la amenaza presente de una redada policial o tocando a la semana siguiente ante presos en el Reclusorio Oriente.
El nuevo “Tri” de Lora en esta nueva época post Three Souls y que nos ha llegado hasta este siglo XXI, ha madurado para muchos seguidores de modo irregular. Para Lora es aún algo incómodo cuando en las entrevistas es cuestionado por el destino de sus ex compañeros y tal vez en años recientes ha pecado un poco de soberbia al no reconocer un esfuerzo colectivo que dio en su momento respuesta musical a las inquietudes de una juventud que vislumbraba libertades y encontraba represiones..
Para Alex Lora y sobre todo para el olfato mercantil de su manager Celia, este ha consolidado su imagen del rockero pandroso, grosero y que para muchos representa el prototipo perfecto del “chavo banda” de las colonias populares. Lo anterior es bastante diferente a su realidad: Alex Lora nació en una familia de buena posición económica en la Colonia Del Valle y tras su “disfraz” de chavo banda, se esconde su oficina amueblada a todo lujo en un moderno edificio de su propiedad en San Jerónimo al sur de la Ciudad de México.
Pero esta situación no daña su legado de forma alguna. En realidad, esa estabilidad económica fue un salvavidas fundamental para la supervivencia de la agrupación original en los primeros años oscuros posteriores a Avándaro.
Hoy en día el personaje que interpreta Alex Lora es ya para sus algunos de sus fans de la vieja guardia tan solo un slogan que se repite hasta el hartazgo con su “Mamá préndele a la grabadora, videocasetera, tele, etc…” y con su arenga gastada de “…y que vivaaaa el rock and rooooll…” misma que tal vez ya no produce gracia y de esa misma manera sigue creando música influenciada de la vieja y gastada fórmula que curiosamente sigue evocando en parte al estilo de los compañeros a los que ahora les niega crédito… el verdadero Three Souls in My Mind.
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