A lo largo de la historia del rock nos hemos encontrado con situaciones en donde algún integrante de un grupo, durante sus inicios, se han separado de estos, debido a diversos motivos que van desde la salida por motivos personales o por falta de talento, como los casos del baterista Pete Best con The Beatles y el guitarrista Dave Mustaine con Metallica por tomarlos de ejemplo, o por deceso  como el vocalista Bon Scott de AC/DC. Por supuesto que estos personajes por un cierto tiempo probaron las mieles del éxito con sus respectivas bandas pero ya no llegaron a más. Tal fue el caso del guitarrista Brian Jones de The Rolling Stones, por su muerte repentina, el 3 de julio de 1969, sólo quedó en la etapa sesentera del grupo dentro de un periodo lleno de grandes momentos musicales y los cuales son parte del documental The Stones and Brian Jones (2023) en donde además podemos conocer parte de la trágica vida del músico.

The Stones & Brian Jones del director londinense Nick Broomfield quien dirigió cintas como Kurt & Courtney (1998), Biggie & Tupac (2002), Ghosts (2006), My Father and Me (2019) y Marianne & Leonard (2019) entre otras, nos lleva a explorar la figura de Brian Jones, desde pasajes de su infancia, como un joven clasemediero bien educado, protegido por su familia, como miembro de The Rolling Stones, con sus aportaciones multi instrumentales, hasta sus adicciones y finalmente su muerte a la edad de 27 años. Broomfield realiza una disección en cada etapa de la vida del músico, por momentos lo convierte en un personaje trágico que pierde el rumbo, así como lo hizo con Kurt Cobain en la película Kurt & Courtney, en donde cada uno de ellos estuvo rodeado de aflicciones que se convirtieron en demonios que nunca fueron vencidos y se dejaron llevar por ellos.

Ante la negativa de Mick Jagger y Keith Richards de participar en el controvertido documental, así como de otras personalidades que conocieron a Jones, el septuagenario cineasta utilizó el recurso de insertar viejas declaraciones, en voz en off, por los protagonistas originales y por actores que interpretan a a varias de las personalidades que rodearon a Jones, tales como Paul McCartney (quien recuerda a Jones como un extraordinario artistas que colaboró  con The Beatles en la canción You Know My Name), Charlie Watts, Anita Pellenberg, el mismo Brian Jones (en donde el actor Freddie Fox personifica su voz), Marianne Faithfull, las exmujeres y familiares del músico. Aunque si hay participación, a cuadro, de Bill Wyman, quien da muestra del talento de Jones en varios de los éxitos de los Stones como Ruby Tuesday o Paint It Black, y también habla de las contradicciones e inseguridades del guitarrista, así como de la actriz y cantante Zouzou, quien afirma que Jones sufría depresiones y que sólo Wyman era quien lo visitaba, además que el joven guitarrista deseaba hacerse alguna cirugía plática en el rostro.

Otros de los testimonios que aparecen en el filme son por parte de los cineastas Volker Schlöndorff y Michael Lindsay-Hogg. El director alemán Schlöndorff plática como Jones se involucró, gracias a Anita Pellenberg, en la creación de la música para la película A Degree Of Murder (1967) y su viaje al festival de Cannes, en donde el músico llegó con su novia Pellenberg y al final se fue sin ella. Mientras que Lindsay-Hogg se encargó de la cinta The Rolling Stones Rock and Roll Circus (1996), la cual marcó la última actuación de Brian Jones con los Stones, en donde el rubio músico, durante el rodaje, debido a las adicciones no podía ejecutar su instrumento. Con cada una de las anécdotas que se van conjuntado podemos ver a Jones como el héroe trágico que realiza acciones que lo van llevando a su desgracia.

Al inicio del documental se menciona la envidia de Mick Jagger hacia Jones, uno de los motivos era el aspecto físico y por la cantidad de cartas de los fans que recibía, pero conforme avanza el filme la situación cambian cuando el vocalista de los Stones, junto con Keith Richards, toman el liderazgo musical del grupo, dejando a Jones a un lado. No era un secreto que Jones, debido a su gusto por el blues, odió el momento en que la banda comenzó a crear temas de rock pop, a sugerencia de su representante Andrew Loog Oldham, y surgió el gran éxito con I Can´t Get No (Satisfaction).

El documental de Nick Broomfield sigue por ese camino que gusta al cineasta, el de no solamente narrarnos la simple historia de los personajes, sino que además busca ir más allá al escarbar en los momentos polémicos, como lo hizo al revisar las posibles hipótesis que llevaron a Kurt Cobain a quitarse la vida en el filme Kurt and Courtney, la relación de los cantantes de hip hop Tupac Shakur y Biggie Smalls en donde además se muestran la corrupción policíaca y la de su disquera, que revisa en los documentales Biggie & Tupac y Last Man Standing: Suge Knight and The Murders Of Biggie & Tupac (2021). Aquí con Brian Jones, lo presenta como el artista que fue capaz de involucrarse con el grupo para crear bellas figuras musicales y aportar su talento para tocar varios instrumentos, pero a la par lo tenemos con sus inseguridades, incapaz de componer una canción completa o si lo hacía no se atrevió a grabarla o proponerla a sus compañeros, como lo fue la que escribió junto a Michael Aldred y que sólo existe un fragmento que es el que se muestra en el documental. Como lo menciona Mick Jagger en la película: “Era demasiado tímido para mostrarnos las canciones que había escrito”.

El realizador Nick Broomfield nos ha ofrecido un documento agridulce, no se trata de seguir a The Rolling Stones por su gira Irlandesa o por la norteamericana como en los casos de cintas como Charlie is My Darling (Peter Whitehead, 1966) y Gimme Shelter (Albert Maysles, 1970), ni darnos una llana mirada al virtuosismo de un solo integrante como en Keith Richards: Under The Influence (Morgan Neville, 2015); Brian Jones es retratado como un ser humano con virtudes y defectos, con errores y pasiones que terminaron con su vida, aunque previo a esto él ya había sido despedido de The Rolling Stones, el grupo del cual fue fundador.

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