MardasEl verano trajo otro amigo de The Beatles. Su nombre era Alexis Mardas. Era un griego joven rubio cuyo padre tenía un alto puesto en la dictadura de Papadopoulos y que había llegado a Bretaña conociendo a sólo dos personas: Mick Jagger y el Duque de Edimburgo.

Alexis Mardas era un inventor de dispositivos electrónicos. Inventó la Caja de la Nada, a la cual John veía durante horas enteras tratando de adivinar cual de las series de luces rojas se prendería a continuación. Tenía otras ideas que, según explicaba tranquilamente, sólo necesitaban un poco de financiamiento para revolucionar la vida del siglo veinte.

Extracto del libro Shout! The True Story of The Beatles de Philip Norman

Nacido el 5 de mayo de 1942 en una familia con altos nexos políticos en Grecia, Yanni Alexis Mardas llegó a Inglaterra en 1965 con visa de estudiante. Poco tiempo después inició una amistad con John Dunbar, esposo de Marianne Faithfull y dueño de la galería Indica de Londres. De ahí conoció a John Lennon.

John le puso el apodo Magic Alex dado que sus conocimientos de electricidad y tecnología lo impresionaban. Se lo presentó a Paul con la frase “mi nuevo gurú” y para mayo de 1967 no sólo le había dado regalos de primer nivel (como un Iso Grifo del año) sino que celebraba cada invento que éste le presentaba incluyendo la Nothing Box, una caja con luces que se encendían y apagaban de manera aleatoria sin que existiera la posibilidad de apagarlas. La caja no servía para nada pero era un gran complemento para los viajes de LSD, de los cuales John se daba una dosis diaria.

El miércoles 19 de julio de 1967, los cuatro Beatles se reunieron con el fin de generar ideas para su próxima película. Apenas la reunión terminó, John empezó a quejarse de la falta de privacidad que sufrían los cuatro así como sus familias. Habló de lo maravilloso que sería que pudieran vivir en su propio reino en donde pudieran sólo existir sus casas, un gran estudio de grabación y hasta una escuela. Inclusive Julian podría tener compañeros de escuela tales como los hijos de Bob Dylan, que seguramente estaría más que interesado en aislarse del mundo también.

Mardas, que no había perdido una sola palabra del discurso lennonista, comentó entonces que había una solución para eso. En Grecia existían cientos de islas a lo largo de la costa que además eran increíblemente baratas. Más tardó en decirlo que en ser enviado a su país en busca de un paraíso literalmente beatlero que pudiera ser adquirido de inmediato.

En 48 horas se comunicó con John. Había encontrado en la zona de las Islas Egeas una que era perfecta para las necesidades del grupo. Constaba de 80 acres, un olivar de 16 acres y cuatro playas aisladas, una para cada Beatle. El precio total de ésta eran 90 mil libras y Mardas estimó que con la producción del olivar, se podría recuperar la inversión en un poco más de siete años.

El 22 de julio, The Beatles, Pattie, Cynthia, Julian, Neil Aspinall, Alistair Taylor, Jane Asher y Paula, hermana menor de Pattie, se reunieron en la casa de la familia Mardas en Atenas. Sin embargo, sólo pudieron llegar a la Isla Leslo (como fue identificada inicialmente aunque no existen registros de su existencia) cuatro días después debido a las condiciones climáticas. Pasaron en ella tres días nadando, asoléandose, bailando musica tradicional griega y, claro, tomando LSD. También dieron tiempo para explorar el lugar, ver dónde se ubicaría el estudio de grabación y sus respectivas mansiones. Después de estas actividades, Alistair Taylor recibió instrucciones de regresar inmediatamente a Londres y hacer todos los arreglos necesarios para comprar el lugar.

Fue un gran viaje. John y yo nos la pasamos tomando ácido todo el tiempo, sentados frente al yate mientras tocábamos el ukulele. Teníamos a Grecia a la izquierda y una isla enorme a la derecha. El sol brillaba y entonamos Hare Krishna por horas y horas.

George Harrison

En contra de la opinión de sus contadores, The Beatles compraron la isla arriesgando aún más sus precarias finanzas. Por su parte, el erario inglés, al detectar un movimiento grande de recursos no pudo quedarse callado. La Junta de los Coroneles, la dictadura de extrema derecha que gobernaban Grecia no era un sistema amigo para el país y hasta el Ministro de Finanzas James Callaghan se tomó la libertad de buscar a The Beatles vía una misiva y hacerles saber que no podrían transferir a Grecia más de 95 mil libras, siendo esta cantidad “el límite absoluto”.

Ante esta situación The Beatles súbitamente perdieron interés por la isla. Nunca más volvieron a visitarla y un año después la vendieron con una ganancia de 11,400 libras.

Y sí, prácticamente ésta fue la única ocasión en la que estos cuatro obtuvieron ganancias al invertir en una empresa.

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