Capturar en una película la esencia de un concierto de rock no es una tarea fácil para un cineasta. Se puede pensar que solamente se necesita colocar las cámaras, con los respectivos fotógrafos, en diferentes puntos del escenario y el artista o grupo hace el resto. Pero esto no sucede así porque el director  debe estar al pendiente de coordinar a los músicos, conocer en dónde se colocaran, en qué lugar emplazará la cámara o cámaras, asistir a shows previos para tomar notas, conocer detalles técnicos del espectáculo, tener en consideración el presupuesto con el que se cuenta y posteriormente delegar a especialistas que, junto con él, se encargarán de la edición de imágenes y audio. Todo esto es una labor titánica que viene de la herencia de las películas musicales en donde lo importante en el montaje es mantener un ritmo coreográfico, sincronizado a las melodías, que permite al espectador sentir el movimiento ligado a la música.

Hay casos de filmes de conciertos filmados que son toda una experiencia verlos como Monterey Pop (1968) del famoso festival californiano de 1967, del legendario especialista en documentales de rock, D.A. Pennebaker: también podemos contar con lo hecho por Martin Scoserse en The Last Waltz (1978) con The Band o Shine a Light (2008) que registró una presentación de The Rolling Stones en el Teatro Beacon en la Ciudad de Nueva York. Pero para la década de los ochenta se exhibió en las salas cinematográficas una película de un concierto de rock que mostró que la relación cine, música y arte podían ir de la mano y el ejemplo fue Stop Making Sense (1984) con el grupo Talking Heads.

Talking Heads se integró en 1974 con David Byrne en la voz, Tina Weymouth en el bajo y Chris Frantz en la batería, posteriormente se les unió el tecladista, productor y guitarrista Jerry Harrison. En el libro Cómo Funciona La Música (Editorial Sexto Piso) de David Byrne, narra los primeros momentos de la formación del grupo, primero como trío: “ En 1973, mi amigo Chris Frantz, que estaba a punto de licenciarse en la asignatura de pintura de la escuela de diseño de Rhode Island, sugirió que montáramos una banda. Lo hicimos, y Chris propuso que nos llamáramos los Artistics. Como él era más sociable y abierto que yo, se encargó de reclutar a los demás músicos”. Por supuesto que entre los músicos que convocó estaba su novia Tina Weymouth.

Una vez que consiguieron un contrato con la disquera Sire Records, el grupo publicó en 1977 su primer Long Play, Talking Heads ’77; de la mano de Brian Eno grabaron sus siguientes tres álbumes: More Songs About Building and Food (1978), Fear of Music (1979) y Remain The Light (1980). Por supuesto que el grupo fue combinando su música con el aspecto visual que daban sobre el escenario, además de que se fueron integrando otros miembros. De acuerdo a Byrne en ocasiones su vestimenta evocaba a la ropa retro (claro en ese momento) y después en una visita a Japón se inspiro en los enormes trajes utilizados en el teatro kabuki, por lo que diseño un enorme traje que utilizó en los conciertos. En 1983 salió a la venta su cuarto disco, Speaking In Tongues, que los llevó a una gira de la cual surgió la idea de filmar la película de un show en vivo.

La dirección del proyecto cayó bajo la responsabilidad de Jonathan Demme (quien  tenía 39 años y algunas películas no tan famosas, aunque posteriormente se llevaría en 1992 un premio Oscar por su trabajo en El Silencio de los Inocentes; murió en 2017) y la locación fue en el Pantages Theatre en Los Angeles, California, durante los cuatro conciertos que se realizaron del 13 al 16 de diciembre de 1984. De acuerdo a informes el grupo tuvo una fecha para utilizarlo como ensayo y las restantes tres para la filmación, por lo que el vestuario (en colores claros o neutros, a excepción de Chris Frantz que no tuvo su ropa a tiempo y utilizó una playera polo turquesa en todos los recitales) y movimientos en el escenario debía ser casi iguales para solucionar los problemas de continuidad. Asimismo el audio se registró de manera analógica, pero se transfirió a un equipo digital (de los primeros que se usaban) el cual fue una grabadora Sony PCM-3324 24.

 

En el texto Como Funciona La Música, David Byrne recuerda los consejos que recibió del artista chino William Chow: “Durante los conciertos en Los Angeles, que se convertirían después en la película Stop Making Sense, invité al ya difunto William Chow, un estupendo actor de la Ópera de Pekín a ver lo que hacíamos. William fue directo, casi brusco; no tuvo ningún miedo de que su punto de vista de outsider no fuera pertinente. Algunos de sus comentarios eran sobre cómo entrar en escena o cómo dirigir la atención del público. Una máxima decía algo así como que había que hacerle saber al público que ibas a hacer algo especial antes de hacerlo”.

Finalmente la película se estrenó en algunos circuitos cinematográficos, posteriormente paso al video casero y ahora la productora A24 obtuvo los derechos del filme, rescató los negativos  y los restauró, además de transferirla a formato IMAX para ser exhibida primeramente en el Festival de Cine de Toronto en 2023, en donde fue todo un éxito. Dentro de la conferencia de prensa los músicos involucrados expresaron su emoción al verla en pantalla grande con la imagen y audio mejorados. David Byrne expresó: “Cuando lo estaba viendo ahora mismo, estaba pensando: por eso venimos al cine. ¡Esto es diferente a verlo en mi computadora portátil!” Mientras que Chris Frantz declaró estar agradecido de poder disfrutar de la película.

La cinta inicia con una toma en close up a los tenis blancos de Byrne que se van dirigiendo al escenario del teatro Pantages, en la siguiente toma se encuentra solo sobre la tarima, el cantante lleva  una guitarra acústica y una grabadora boombox, saluda al público y le da play a la casetera para que se escuche la grabación de una caja de percusión, la cual obviamente sale de la consola y ese aparato sólo tiene una función dramática dentro de la escena. Con esto Byrne interpreta el éxito Pyscho Killer, la  melodía se extiende, el artista mira hacia la cámara y da movimientos eufóricos muy teatrales De acuerdo con críticos esta primer momento puede representar a un hombre solitario que se irá congregando con otros para crear toda una unida cuando para la segunda pieza aparece Tina Weymouth en el bajo para interpretar Heaven y en las siguientes canciones entrarán los demás músicos. Asimismo el escenario desnudo se irá vistiendo con tarimas y pantallas para crear todo una experiencia cálida y de creación en el público.

Para este momento, Talking Heads agregó cinco músicos afroamericanos que venían del funk los cuales dieron una perspectiva musical distinta al grupo: El teclista Bernie Worrell (cofundador de P-Funk), el guitarrista Alex Weir, el percusionista Steve Scales, más las coristas Lynn Mabry y Ednah Holt. Cada una de las canciones está perfectamente coreografiada por los artistas sobre el escenario y Demme hace lo propio al realizar tomas abiertas panorámicas, close ups, encuadres por detrás de los músicos para que el montaje de Lisa Day nos haga disfrutar el recital (parcial) de la banda, en donde el realizador omitió el insertar momentos detrás de escena, comentarios de los mismo miembros o del público (el cual sólo se muestra hacia el final de la película y esto obedeció a la falta de presupuesto para iluminar las gradas).

 

Canciones como Found a Job, Slippery People, Burning Down The House, Life During Wartime o Once In Life Time presentan la fuerza intepretativa de Talking Head en donde no dejan de bailar, brincar o hacer sesiones aeróbicas que parecen agotadoras, pero ellos no se cansan. El escenario se complementa con pantallas, juegos de luces que realzan la puesta en escena, como en This Must Be The Place (Naive Melody) en donde nos llevan a una sala con un librero y una lámpara que da esa sensación hogareña. Aunque en algún momento Byrne expreso que el elemento de la lámpara de pie, mas la iluminación podrían dar un efecto diferente y hacerlo “algo más siniestro o incluso amenazador situación que también podría funcionar”.

David Byrne recuerda que las ideas para el espectáculo fueron el resultado de los comentarios de William Chow y la idea era hacer algo espontáneo y alocado, por lo que la yuxtaposición de la música con lo visual sirvió para guiar todo el show. Por su parte Jonathan Demme se encargó de dirigir a los integrantes de la banda como actores, en donde cada uno tendría su función en esta historia, comenzando con el personaje solitario que se encontrará poco a poco con una comunidad que lo hará sentir en familia, como parte de una sociedad. “Ese espectáculo fue la cosas más ambiciosa que había hecho hasta entonces. Aunque la idea era simple, el hecho de que todas las piezas del equipo tenían que estar en el escenario por la tarde, para la prueba técnica, y luego había que quitarlas antes del concierto, daba mucho trabajo al personal de montaje. Pero el espectáculo fue todo un éxito. Resultó tremendamente gratificante”, explicó Byrne.

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