“…people try to put us down…”

Roger Daltrey, My Generation, 1965

Resulta un fenómeno muy recurrente al platicar con mis coetáneos dentro y fuera de El Círculo Beatle, la inevitable comparación entre la música de nuestra generación contra la música actual, lo cual me lleva a una serie de reflexiones que considero interesantes para compartirlas con ustedes. De hecho, de una buena vez les solicitaré atentamente se sirvan interactuar con nosotros dándonos su opinión acerca del tema, por medio de la sección de comentarios que acompaña a la presente columna, ¿vale?

  • Empezaré como los clásicos: por el principio. Para los cincuentones como un servidor, el definir el timeline musical de nuestra generación abarca el período en el que la música forma parte integral de nuestras vidas, que podríamos simplemente definir como la etapa adolescente y hasta la de nuestra adultez temprana; para efectos prácticos, más o menos como de los 12 y hasta los 30 años. El ejercicio lo hago conmigo mismo: para un nacido en 1965, este período abarcaría desde 1977 y hasta 1995. ¿Pero qué sucede en la mayoría de los casos revisados para efectos de ésta columna? Resulta que, tomando aleatoriamente casos de gente nacida mucho antes, en 1960 y hasta 1970 incluso se puede afirmar que la música favorita de los mismos se ubica en una cuadratura que abarca desde los tempranos años cincuenta y hasta finales de los noventa. La única explicación que viene a mi mente para tal acertijo, tiene que ver con la relevancia artística y cultural de los géneros musicales que en ese lapso tuvieron lugar, y que no solo consideramos superiores, sino que hay muchos ejemplos que dan fe de ello.
  • Salvo algunos casos de chavorruquez incurable, o de algunos-muy pocos- de jovencitos que hemos dado en calificar como millenials (a veces de forma despectiva; me incluyo culposamente) la premisa anterior resulta efectiva, y deben ser tratados como excepciones.
  • Dicho lo anterior, se puede afirmar que la música de nuestra generación abarca de manera deliciosa y disfrutable, la friolera de cincuenta años (¡!) y por ende, haciéndonos una generación única. Casualmente, corresponde a lo que los estudiosos del fenómeno sociológico y cultural denominan la era del Rock, en sus diferentes subgéneros.
  • Por lo mismo, a los que de esto afortunadamente padecemos nos parecen bastante menores las manifestaciones musicales más recientes- de unos 10 años para acá- si no que hasta molestas; el que esto escribe debe confesar que esas murgas de Banda, Reggaetón, esa cosa rara de asaltantes de micros que han dado en llamar Urbano, Quebraditas, Salsas de 10 minutos de duración, Pasitos Duranguenses y Bachatas (por mencionar sólo algunas) le parecen procesos de lumpenización y decadencia musical inaceptables. Cabe mencionar que la sobreutilización de artilugios técnicos para hacer “cantar” a ciertas estrellitas, así como la inclusión de tornamesas digitales para entronizar a los Disc-Jockeys como “artistas” parece también exagerado y fuera de lugar, para los que presenciamos la evolución del material musical que amamos.
  • Dirá el lector preparado que no es ninguna novedad el menospreciar la música de los jóvenes para las generaciones anteriores, y tendrá razón. Parece una ley de vida que todo innovador musical será enormemente criticado por sus antecesores, insultado y calumniado incluso; basta con revisar la historia para ver lo difícil que fue para personas del nivel de Ricardo Castro, Carlos Gardel, Benny Goodman, Elvis Presley, Little Richard, Syd Barrett, Jim Morrison, Janis Joplin, y muchos etcéteras más, el poder demostrar su nivel artístico y musical con su propuesta. Hasta a nuestros adorados The Beatles les sucedió. Me pregunto cínicamente ¿Por qué no habríamos de hacerlo también nosotros? Y me respondo de inmediato: hay niveles. No parece inmediato el tener conciencia del efecto que al futuro dejarán cantantes populares de la actualidad como Snoop Dog, Maluma, Belinda o Julión Alvarez. Pero si en un futuro los chavos de hoy van a recordarlos con grupos tributo, Bands Reunited o un Tour 2010 en 2040, el futuro no pinta halagador para nada. Y ni quiero verlo o vivirlo.
  • Por último, se debe apelar a que cada generación tiene derecho a hacer el ridículo con su moda, sus bailes y su música. Y de ello, nuestra generación no está exenta, por supuesto. Y también se debe de dar el beneficio de la duda. Pero honestamente, ¿debemos de tener la confianza en ritmos laberínticos creados en computadora, niñas con ukuleles, chavitas cantando todas con el mismo tono de voz ardillesco (¿hay diferencia en el tono de voz entre Selena Gomez, Nicky Minaj, Umpa Lumpa –no es cierto: Dua Lipa– y Ariana Grande? Todas ellas suenan tan similares…) y música en proceso de decadencia, con un público menos exigente? Who knows…
  • Solo queda esperar, pues. Pero para no quedarnos con mal sabor de boca, un himno para nuestra generación, y la de los que tienen 20 años más que yo, y para algunos que tienen 20 años menos. The Who, con su declaración de principios del año de Dios de 1965:

Para terminar, algo maravilloso que tiene nuestra generación, es que ya no somos ancianos a los 80 años, que nos permitimos seguir siendo niños y adolescentes a la edad que tengamos, haciendo lo que queremos sin la tonta cortapisa de la edad (pórtate como adulto) y que en este mundo, aún siguen tomando las decisiones importantes los líderes que han escuchado rock y que ha dejado una huella en ellos. Soy bendecido por haber nacido en la mejor época de la música, para disfrutarla y apreciarla. Será que como dice el genial Manolo García de El Último de la Fila, ¿No logro acostumbrarme aún a ser adulto?

Ojalá sea así.

Y de regalo, el Backing Track de la rola estrella de hoy. ¡Hasta la próxima!

“…I hope I die before I get old…”

Roger Daltrey, My Generation, 1965

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