Discográficamente hablando The Cure tuvo una ausencia de alrededor de 16 años, en los cuales para llenar ese vacío se publicaron algunos álbumes recopilatorios, reediciones o en vivo y además el grupo no dejó de realizar giras mundiales para deleite de sus seguidores. Por supuesto que la banda tiene una trayectoria que inició desde finales de la década de los setenta con su obra debut Three Imaginary Boys (1979) y hasta la fecha siguen manteniendo su trascendencia dentro del rock, con canciones se han convertido en referencia para varias generaciones que las han convertido en parte de sus vidas como A Forest, The Caterpillar, Close To Me, High o The End Of The World. Ahora publicaron su nuevo plato musical que lleva por título Songs Of A The Lost World (2024).

Luego de un poco más de tres lustros, desde el larga duración 4:13 Dream (2008), The Cure han regresado para ofrecernos una colección de ochos cortes que nos envuelven en una atmósfera melancólica que se mezcla con un poco de esperanza lo que le da un contraste especial al álbum. En una entrevista Robert Smith comentó acerca de la creación de la obra: “Estaba imaginando que con este álbum, todo iba a ser implacablemente deprimente y luego algunas personas en las que confío lo escucharon y dijeron: -Es demasiado, no puedes esperar que la gente escuche tanto pesimismo-. Reducir el álbum de 13 pistas a ocho y reemplazar algunas de las pistas más sombrías lo convirtió en un disco mucho mejor… porque tiene un poco de luz y oscuridad”.

Alone es el primer tema de Songs Of A Lost World, también se publicó como primer sencillo y además se tocó en varios conciertos de la gira del 2022-2023 (tan solo recordemos que fue la que abrió el show del Festival Corona de la Ciudad de México). Para varios críticos esta pieza nos remite a momentos del Disintegration (1989), en una canción que está inspirada en el poema Dreg del siglo XIX escrito por Ernest Dawson (El fuego se ha apagado y se ha agotado su calor ¡Este es el final de todas las canciones que canta el hombre! El vino dorado se ha bebido, quedan los posos, amargos como el ajenjo y salados como el dolor; Y la salud y la esperanza han seguido el camino del amor hacia el triste olvido de las cosas perdidas. Los fantasmas nos acompañan hasta el final; Con ojos pálidos e indiferentes, nos sentamos y esperamos a que baje el telón y se cierre la puerta: Este es el final de todas las canciones que canta el hombre). La melodía de la canción nos rodea en un paisaje taciturno y después de su larga introducción la voz de Robert Smith nos señala que “este es el final de cada canción que cantamos” y que “el fuego se convirtió en cenizas y las estrellas se oscurecieron con lágrimas” y da la pauta para el siguiente track, And Nothing Is Forever, con un gran arreglo de piano y cuerdas, que nos enfrenta a las promesas que hacemos a alguien en su lecho de muerte (Como el recuerdo de la primera vez. En la quietud de una lágrima, mientras me abrazas por última vez en el morir de la vida).

 

En Songs Of A Lost World, The Cure no da concesiones para un rock pop agradable como Friday I´m In Love, para el tercer corte, A Fragile Thing, se narra una relación amorosa fallida (-Cada vez que me besas, puedo llorar-, dijo ella. No me digas cuánto me extrañas, podría morir esta noche con el corazón roto. Esta soledad me ha cambiado, hemos estado demasiado separados y ahora es demasiado tarde para que simplemente lo olvide. Nunca pensé que necesitaría sentir arrepentimiento por todo lo que nunca fui. No me digas cuánto me extrañas, podría morir esta noche con el corazón roto). Cada nota musical que emerge de las guitarras y teclados de Robert Smith, el bajo de Simon Gallup, la batería y percusiones de Jason Cooper, la guitarra de Reeves Gabrels y los teclados de Roger O´Donnell se combinan en perfecta armonía para llevarnos del pesimismo de Warsong (No hay salida de esto. No hay forma de que encontremos un camino hacia la paz. Son finales amargos porque nacimos para la guerra) a la rockera Drone: Nodrone, que varios especialistas en música afirman que es heredera de Burn, One Hundred Years o Killing an Arab y qué decir de la agradable All I Ever Am que es una muy tenue luz dentro de la oscuridad.

 

Asimismo dentro de estas ocho canciones se encuentran dos que para Robert Smith son una mirada a su propia historia, I Can Never Say Good Bye y Endsong. La primera se refiere a la pérdida de su hermano Richard, en un concierto en Cracovia, Polonia, el músico dijo a la audiencia al presentar el tema por primera vez en vivo: “Algo malvado viene por aquí para robarle la vida a mi hermano. Mi hermano solía vivir aquí hace mucho tiempo atrás, esta canción es para él”. Mientras que Endsong recuerda una imagen con su padre en 1969, cuando miraban las estrellas en el jardín de su casa al momento en que el Apolo 11 llegó a la luna (Y estoy afuera en la oscuridad mirando la luna roja como la sangre. Recordando las esperanzas y los sueños que tenía y todo lo que tenía que hacer y preguntándome qué fue de ese niño y del mundo que él llamaba suyo. Estoy afuera en la oscuridad preguntándome cómo me hice tan viejo). Songs Of A Lost World es para The Cure todo un tour de force que tiene sus cimientos en una larga carrera musical que les ha dado la madurez artística para continuar creando obras complejas que tienen un valor significativo dentro de un mundo perdido en donde la cultura musical cada vez se vuelve más insustancial y desesperanzada .

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