Press to Play es el álbum de Paul McCartney lanzado en del año 1986 que aún a casi 40 años de su publicación sigue teniendo opiniones encontradas entre los seguidores del ex-Beatle, en mi clasificación particular, para mí ha ocupado siempre los puestos más favorecidos. Su sonido siempre me ha resultado novedoso y fresco y de cara a escribir estas líneas, he vuelto a escucharlo y me he llevado más de una agradable sorpresa al redescubrir canciones que me lleva a plantearlo como un gran álbum de principio a fin. Es el primer álbum, desde Pipes of Peace, con nuevas composiciones, así como el primero editado internacionalmente por el sello EMI tras terminar su alianza con Columbia Records para la distribución de sus discos en Estados Unidos
Después de tener un éxito de crítica y ventas con Tug of War de 1982, en la que se había reunido con George Martin, McCartney había tratado de replicar ese éxito continuando trabajando con el ex productor de The Beatles. Sin embargo, Pipes of Peace de 1983 no fue un éxito de ventas tan grande (a pesar de tener un sencillo exitoso junto a Michael Jackson con Say, Say, Say) y, críticamente, muchos lo etiquetaron como los “restos” de Tug of War. Al año siguiente vio la luz el álbum de la banda sonora de Give My Regards to Broad Street que tuvo muchos momentos musicales magníficos, pero la película de la que surgió fue un rotundo fracaso de taquilla y de crítica, salvándose solo el sencillo No More Lonely Nights que los fans lo llevaron a lo alto de las listas.
Tras esa racha de trabajos poco exitosos, Paul decidió reinventarse; se alejó momentáneamente de George Martin y contrató al productor de moda, Hugh Padgham, que había trabajado con Peter Gabriel, Genesis, Phil Collins y The Police entre varios; ya que Paul quería sonar contemporáneo y tapar la boca a todos los críticos que recurrentemente le acusaban de vivir de las glorias del pasado. McCartney, que parecía buscar un compañero de trabajo, enfocó sus baterías hacia Eric Stewart, con quien ya había tenido su colaboración en sus últimos dos álbumes, pero como músico de sesión, En Press to Play, en más de la mitad de las canciones del álbum, Stewart tuvo una colaboración significativa.
Los dos pasaron la mayor parte de 1985 coescribiendo canciones y juntos comenzaron a trabajar en lo que se convertiría en el lanzamiento del álbum de Paul en 1986. Desafortunadamente, Stewart se hizo a la idea de que estaba coproduciendo el nuevo álbum con McCartney, mientras que Paul ya había decidido incluir a Padgham en las sesiones del nuevo álbum. Y lo que comenzó como un trabajo de ingeniería para Padgham pronto se convirtió en una coproducción, ya que Paul como se comentó, buscó darle a sus canciones un sonido más “contemporáneo”.
Al momento en que Stewart se dio cuenta de esto último, se sintió decepcionado y terminó abandonando las sesiones antes de que se completara el álbum, aunque tocó en una banda provisional que Paul formó ese noviembre para interpretar Only Love Remains del álbum en el Royal Variety Show. Cuando Ken Sharp lo entrevistó para Beatlefan en 2003, Stewart fue bastante diplomático al explicar cómo llegó a tener un crédito en Press to Play por su “contribución especial”, en lugar de ser uno de los productores: “Contribuí a la producción del álbum de muchas maneras, pero como MPL tenía un contrato escrito con Hugh Padgham como ‘productor’, decidieron darme un crédito de ‘contribución especial’“, le dijo Stewart a Sharp.
Las sesiones de grabación continuaron y en ellas participaron artistas invitados, como Pete Townshend (The Who) y Phil Collins (Genesis). El disco se lanzó el 22 de agosto de 1986 en Estados Unidos y el 1 de septiembre en Inglaterra y, aunque recibió críticas entusiastas en un primer momento, tuvo ventas raquíticas siendo hasta la fecha el álbum de McCartney que ha alcanzado las posiciones más bajas en su lanzamiento (número 8 en Inglaterra y 30 en Estados Unidos). Las sesiones se realizaron en los estudios privados de Paul en Sussex Durante la grabación del álbum, sería editada una única canción, Spies Like Us, con Phil Ramone como productor, que sería el último éxito de Paul McCartney en Estados Unidos (con My Carnival como lado B, grabada en 1975 por Wings), entrando entre los diez primeros puestos de las listas, y sirviendo de plataforma para el lanzamiento del álbum.
Para la portada, George Hurrell se encargó de tomar la foto con una misma cámara utilizada en Hollywood en los años treinta. Las imágenes del interior esparcidas son dibujos estéreo de Paul durante el mezclado que señalan las posiciones de sonidos de las canciones en los canales de audición. La funda interior es un cartón gris grueso con las letras impresas (sin ilustraciones).
El disco arranca en una línea más bien clásica con Strangehold, un rock más que correcto y la primera de las composiciones McCartney-Stewart. No es una joya, pero es una fantástica forma de empezar un disco, tiene gancho. No obstante, el cambio de ritmo es más que radical cuando escuchamos las primeras notas de Good Times Coming / Feel The Sun con una batería electrónica, el estribillo es fantástico, su línea de bajo, su infecciosa cadencia y entonces entra la segunda parte -Feel The Sun- mucho más tradicional y bastante disfrutable. Estas dos canciones son cortes divertidos y animosos que se involucra en el neo-retro-reggae y un coro pegadizo, donde Paul vuelve a explotar un recurso que es un común en varios de sus albums y que es el sumar dos canciones en una. Es mi canción favorita del álbum y es realmente buena.
Los sonidos electrónicos siguen predominado en Talk More Talk, una canción donde podemos escuchar en los diálogos a James, el hijo de Paul, a Linda y al propio Paul, la melodía esta ornamentada con ruidos de estudio y una gruesa capa electrónica. Las cosas mejoran y mucho con otra de las composiciones del equipo McCartney-Stewart, la misteriosa y comúnmente olvidada Footprints, una hermosa balada cuya belleza se sobrepone a una producción que pretende tomar demasiado protagonismo.
La cara A concluye con una gran balada, la notable Only Love Remains, un romántico y elegante tema marca de la casa que tuvo poco éxito (número 34) tras ser editada como single. Buena canción aunque queda muy lejos de las grandes baladas de Paul tanto en su etapa Beatle como en solitario.
La cara B arranca con el single principal del LP y sin duda su tema más comercial, Press. Un sencillo y agradable tema pop rebozado de sonidos electrónicos para adaptarlo a los nuevos tiempos. El resultado no es malo y, aunque resulta un poco forzado, sorprende su mal resultado en las listas (número 30), teniendo en cuenta que el gran éxito de los anteriores singles de McCartney. Quizás sonaba demasiado moderno para sus seguidores clásicos y demasiado antiguo para los nuevos oyentes.
Pretty Little Head, la siguiente canción, es tal vez la canción que menos me gusta del álbum, los fans al parecer sintieron lo mismo al ubicarla en una posición olvidable en las listas como single (número 38), y aunque supone un claro avance en busca de actualizar su sonido penetrando en ambientes cercanos al dance, la canción fue calificada por la crítica como salvaje, de alta experimentación y computarizada y también la destacaron como un “sueño abstracto de sonido espacial y batería explosiva”. Con el paso del tiempo, ha quedado más como una curiosidad que como otra cosa.
En Move Over Busker Paul parece haberse tragado al David Bowie de Scary Monsters. El sonido Bowie se completa con la presencia de Carlos Alomar y el resultado es un buen tema que, como le pasa a la mayoría del álbum, dista mucho de ser sobresaliente, pero también está muy lejos de ser malo. Me gusta.
La recta final del álbum llega con la vibrante Angry, en la que Paul une su bajo a la guitarra de Pete Townshend y la batería de Phil Collins en un buen número de rock que es uno de los mejores momentos del LP, antes de llegar al último tema: However Absurd. Una curiosa balada que alterna momentos de melodía casi infantiles con otros realmente brillantes. Un más que digno final para un disco que no mereció trascender, pero tampoco es merecedor del infierno. Sus detractores probablemente no lo serían tanto si la producción fuera otra, menos computarizada y más orgánica, por otro lado, sus defensores no están juzgando a McCartney con la misma dureza que hicieron con otras leyendas de los 60 que, en general, tan mal lo pasaron en los años 80s.
Originalmente, el álbum salió con 10 canciones en el LP de vinilo (entonces todavía el modo de lanzamiento estándar) y tres canciones adicionales en el disco compacto (un formato que era relativamente nuevo en ese momento y que muchos fans aún no los contemplaban). Las canciones extra fueron: It’s Not True que había sido la cara B del sencillo Press. Es una balada cantada en una voz bastante aguda y aderezada con un tono más duro y más coro de medio tiempo. Write Away es un tema de jazz, al estilo de Al Jarreau, con una muy buena interpretación de McCartney. Escuchándolo ahora, lo encuentro alegre, animado y con una guitarra muy agradable y de estilo jazzístico. Nada mal. Tough on a Tightrope es una canción de McCartney a medio tiempo que se prolonga demasiado y suena demasiado familiar y se notó a mi parecer que solo entró como “relleno”.
En resumen, dos cosas eran evidentes con Press To Play. El primero fue que Paul McCartney, por primera vez en su carrera post-Beatles, estaba creando un álbum adelantado a su tiempo. Algo que podría estar de pies a cabeza con los Phil Collinses, Lionel Richies, Micheal Jacksons y otros similares de la época en términos de sonido y producción en general. El segundo resultado fácilmente evidente fue que Press To Play terminó siendo un álbum razonablemente bueno pero tal vez los fans de Paul de la vieja guardia y que se quedaron en la época de RAM, y los albums de Wings, quizás no comprendieron el esfuerzo de Paul para reinventarse y adaptarse a la década de los 80´s en un intento de innovación poco reconocido.
No es sorprendente que en años posteriores Paul catalogara Press to Play como un álbum “no muy exitoso” y, cuando volvió a salir de gira tres años después, no incluyó ninguna canción del álbum en su lista de canciones. Hasta la fecha todavía no ha incluido ninguna en cualquier presentación que realice.
Sin embargo la crítica oficial trató este álbum un poco más benévola. Lynn Van Matre, del Chicago Tribune, lo llamó “el álbum más rockero de McCartney en mucho tiempo” y dijo: “Gran parte es pegadizo, la mayor parte es divertido y es superior a los esfuerzos de McCartney de los últimos años”.
En Rolling Stone, Anthony DeCurtis lo llamó “Uno de los LP más sólidos de la carrera de McCartney post-Beatles”. DeCurtis continuó señalando: “La última vez que McCartney intervino de manera creíble fue en ‘Tug of War’ de 1982, un álbum impulsado por su imagen central de lucha, una reunión con el productor de The Beatles, George Martin, y la necesidad de abordar el legado artístico dejado por el recientemente asesinado John Lennon. Si ‘Pipes of Peace’ marcó un regreso al papel y ‘Give My Regards to Broad Street’ de 1984 representó un retroceso hacia el revisionismo de los Beatles, ‘Press to Play’ coloca a McCartney firmemente en el presente”.
El crítico elogió tanto las canciones (“Stewart empuja a McCartney en nuevas direcciones”) como la producción de Padgham, diciendo que esta última proporcionó al álbum un “sonido contemporáneo electrónicamente denso que da cuerpo a las melodías de McCartney y le da al LP un toque rítmico”.
En el 2007 la tienda de música ITunes Store agregó una nueva versión en disco compacto de Press, una mezcla hecha por Bert Bevans y Steve Forward. Esta versión mezclada es la realizada para el single de 12 pulgadas del maxi single de Press de 1986.
Para el que esto escribe, es uno de mis álbumes top en cuanto la discografía del ex beatle zurdo, me recuerda la época del Mundial México 86 y que lo compré en formato LP en el Sanborns de los Azulejos en un anaquel de remates (creo que no tenía ventas), esto durante una mañana lluviosa del mes de Octubre de 1986 en el Centro Histórico de la CDMX. Recuerdo que cuando abrí por primera vez mi copia y la puse en el tornamesa de la casa, estaba conmigo un buen amigo que es también un fan de Paul. A mí me enganchó desde la primera escucha, a mi amigo no le gustó nada.
Así que; ¿Que se puede concluir con Press To Play? ¿Un Disco Extraño? ¿Incomprendido y adelantado a su tiempo? Como se mencionó anteriormente, es un muy buen álbum, pero simplemente no es un álbum excelente de Paul McCartney, al menos no en el sentido más estricto. Los ganchos, la melodía, la balada y la musicalidad, todo esto está enterrado bajo altos valores de producción o suprimido por completo. Sigue siendo un proyecto razonable innovador, yo lo escucho siempre con gusto y lo reviso cuando quiero explorar los tesoros del vasto catálogo solista de McCartney.
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