Dentro de la música, cualquiera que sea el género, nos encontramos con historias de triunfo y de fracaso, envueltas en momentos de felicidad y tristeza.  Cada anécdota que escuchamos de estos artistas musicales de alguna manera nos inspiran con sus éxitos y nos conmueven cuando confiesan alguna situación terrible que tuvieron que sortear y lograron salir adelante (o no). En el documental Once Were Brothers: Robbie Robertson and The Band (producida en 2019 pero estrenada en 2020), el director Daniel Roher hace un recuento biográfico del grupo norteamericano The Band, contada desde el punto de vista de uno de sus integrantes, el talentoso guitarrista, compositor y cantante Robbie Robertson.

The Band fue un quinteto integrado por Levon Helm (batería), Rick Danko (bajo), Garth Hudson (órgano), Richard Manuel (piano) y Robbie Robertson (guitarra) que se conoció por ser quienes sirvieron de apoyo a Bob Dylan durante su gira de 1965, en esa en donde decidió cambiar su guitarra acústica y armónica por una guitarra eléctrica y tocar rock en lugar del folk. Pero la historia de La Banda comenzó desde finales de la década de los cincuenta, cuando un joven Roberton, asistió, en la ciudad de Toronto, Canadá, a un concierto del rocanrolero Ronnie Hawkins en 1958, en donde dentro del grupo del cantante se encontraba Helm. Por azares del destino logró ser parte del esa agrupación. Posteriormente la banda de Hawkins cambió de integrantes y fueron sustituidos por jóvenes músicos canadienses (Danko, Hudson, Manuel).

Una vez que la popularidad de Ronnie Hawkins decayó el grupo se separó de éste, firmaron un contrato discográfico y cambiaron su nombre por el de Levon and The Hawks con lo cual tuvieron un mediano éxito con temas como Something Got a Hold On Me y ofrecieron algunas presentaciones en Canadá. En la década de los sesenta en una visita a Nueva York, a los estudios de Columbia Records, conocieron a Bob Dylan quien había publicado su álbum Highway 61 Revisited (1965) y requería de un grupo para que lo acompañara en su gira mundial, finalmente los contrató. Pero ese tour fue un desastre debido a que en todos los lugares en donde se presentaban el público abucheaba a Dylan cuando salía a tocar con ellos. Los fans no le perdonaban el haber traicionado sus raíces folk. Esta situación hartó a Helm que decidió renunciar y no continuar con el tour. Fue sustituido por el baterista Mickey Jones.

Una vez concluida la gira de Dylan, el músico se mudó a Woodstock ,en el estado de Nueva York, su representante Albert Grossman, le sugirió al grupo mudarse también a ese lugar. Les consiguió una vieja casa, color rosa, en donde se dedicaron a componer música; en ese periodo junto a Dylan concibieron los famosos The Basement Tapes. Cuando firmaron un contrato con la discográfica Capitol, le dieron forma al álbum Music From Big Pink (1968) el cual fue bien recibido por la crítica especializada. La canción The Weight llegó a ocupar el lugar número 63 en la lista Billboard 100 y formó parte del soundtrack de la película Easy Rider (1969). El nombre del grupo surgió porque en algún momento se les conoció como La Banda (The Band) detrás de Dylan y decidieron ser simplemente The Band, como explica Robertson en la película: “Se sentía sin pretensiones, poco jovial, poco lindo”.

Luego de varios éxitos y después de convertirse en una agrupación importante, la historia de The Band terminó en 1976. Se despidieron de sus seguidores con un concierto, acompañados de grandes celebridades del rock y del blues como Neil Young, Eric Clapton, Muddy Waters, Joni Mitchell, Ronnie Hawkins, Ringo Starr y Bob Dylan entre otros, el cual se filmó y fue dirigido por Martin Scorsese, llevó por título The Last Waltz el cual se estrenó dos años después, hasta 1978. Luego de este recital, los integrantes de The Band participaron en el álbum solista de Rick Danko, Islands (1977). El grupo se volvería a juntar, por supuesto sin Robertson, para grabar tres álbumes más y hacer una gira en 1986 en donde Richard Manuel se quitaría la vida. En 1989 Danko y Helm serían parte de la All Starr Band de Ringo Starr. Rick Danko murió en 1999 por una falla cardíaca y Levon Helm en el 2012 a consecuencia del cáncer.

Se dice que la historia la escriben los vencedores y en el caso de Once Were Brothers: Robbie Robertson and The Band, es precisamente Robertson quien nos cuenta la historia desde su punto de vista (como uno de los dos sobrevivientes, Garth Hudson no dio testimonio en el filme y sólo sabemos que vive tranquilo, con su esposa, en Woodstock). De hecho el título de la película documental proviene de una canción del guitarrista en la cual de manera agridulce hace un tributo a sus compañeros en donde nos habla de la hermandad que llegó a existir entre ellos, la misma que terminó en algún momento (Once were brothers. Brothers no more.We lost our connection After the war.There’ll be no revival, there’ll be no encore).

La cinta de Daniel Roher nos va contando la historia de Robertson desde sus orígenes indios al ser descendiente de las tribus Cayuga y Mohawk, aunque después descubriremos que también por sus venas corre sangre judía con parientes gansters incluídos. Igualmente nos habla de su mudanza a Canadá que es en donde descubrirá a Ronnie Hawkins y al baterista Levon Helm. Nos describe la caótica gira con Dylan, la cual en algún momento le causó que tuviera pánico escénico por lo que fue tratado por un hipnotista.

El documental se nutre con los testimonios de personalidades como Ronnie Hawkins, Bruce Springsteen (“Esto fue -el disco Music From Big Pink- en medio de la era psicodélica … Y aquí vienen estas voces que suenan como si nunca las hubieras escuchado antes y han existido por siempre jamás”), Peter Gabriel, Eric Clapton (quien confiesa que en alguna ocasión buscó a The Band para unirse a ellos), Taj Mahal,  George Harrison, Van Morrison, el fundador de la revista Rolling Stone, Jan Wenner, la esposa de Robertson, Dominique y el director Martin Scorsese (quien es productor ejecutivo de la película, junto a Ron Howard y Brian Grazer).

Cada uno de los entrevistados se refiere mucho al aspecto de la camaradería que existía en The Band,  incluso Clapton recuerda que al estar con ellos los invitó a hacer un jam, a lo que respondieron que ellos no hacían eso. Pero sorpresivamente el documental nos da la otra cara de la moneda esa en donde las cosas eran diferentes y cómo esa hermandad se fue deteriorando debido al exceso del uso de alcohol y drogas. En la misma película Ronnie Hawkins recuerda cuando estuvo invitado en el concierto de The Last Waltz: “Pagaron 35 mil dólares en efectivo delante de mí por un poquito de cocaína. Resoplé un par de líneas y dije: Chicos, hay suficiente harina y azúcar en esta mierda, estornudarán galletas durante tres malditos meses después de inhalar esto… y terminaron comprando otro”.

También se presentaron accidentes automovilísticos, un cambio de casa (de Woodstock a Malibú en California) y finamente la amarga separación. Aunque Robertson en la cinta dice que la idea después de The Last Waltz era que se cuidarían unos a otros para volver a hacer música “pero todos simplemente se olvidaron de volver”. Uno de los momentos conmovedores del documental es cuando el compositor evoca el reencuentro con Levon Helm -con quien tuvo fuertes diferencias- cuando éste se encontraba gravemente hospitalizado debido al cáncer. Sin duda alguna el director Daniel Rohen estructuró el documental para llevarnos por diversos estados emocionales al revisar la historia de The Band, una historia fascinante dentro del rock, una leyenda que no debe ser olvidada.

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