En la década de los setenta el punk, surgido en Estados Unidos, vino a darle un nuevo aire al rock el cual se había vuelto más sofisticado y poco a poco se volvió más adulto. Los jóvenes músicos volvieron a retomar la idea de las canciones de alrededor de tres minutos de duración que recordaban a los sencillos de los cincuenta y sesenta sin buscar el crear álbumes conceptuales, además de tener un sonido más fuerte, con tan sólo tres acordes, y sobre todo expresar en sus letras la inconformidad y decepción con la política y sociedad, lo cual se reflejó en la rebeldía que no solamente se manifestó en la música sino también en su forma de vestir y comportarse con lo cual muchos jóvenes se identificaron.  El punk se expandió en buena parte  del mundo, en donde en cada país se adoptó y adaptó a las necesidades de la juventud cansada de la monotonía cultural y  social.

De un escenario como el CBGB en Nueva York el punk cruzó el Atlántico para trasladarse a los suburbios londinenses para después propagarse por toda Europa y llegar así a España, en la localidad de Salvatierra, Álava, para sorprender a un grupo de muchachos que formaron un grupo de punk llamado La Polla Records que en 1979 conquistaron a toda una generación con su música y letras irreverentes. Con 13 álbumes de estudio de donde salieron éxitos como Delincuencia, La Solución Final. El Congreso de los Ratones y Qué Turututu Ay Qué Turututu, entre otras; la historia del grupo integrado por el vocalista Evaristo Páramos, el bajista Abel Murua, el baterista Fernando “Fernandito” Murua (fallecido en septiembre del 2002) y los guitarristas Manuel García “Sumé” y Txarly es revisada en un entrañable documental llamado No Somos Nada con La Polla Records (Javier Corcuera, 2021).

La película No Somos Nada, del cineasta limeño Javier Corcuera, quien ha dirigido documentales como Checkpoint Rock: Canciones desde Palestina (2009), Sigo Siendo (2013) y El Viaje de Javier Haraud (2019) nos ofrece una revisión de la historia de La Polla Record a través de los testimonios de Evaristo y Abel. Una cinta que nos lleva desde aquel bar de nombre Otxoa en Agurain  hasta las diferentes arenas de la gira de despedida del 2019 y 2020 (que además celebró los 40 años de formación del grupo) en donde visitaron países como Argentina, Chile y Perú. En una entrevista para el portal eitb.eus el director peruano aseguró que la música de La Polla Records siempre ha estado en su vida, “yo vivía en Perú, y allí llegaban las cintas de La Polla Records.Más tarde, al venir a estudiar a Madrid, pude también verlos en directo, y siempre volvían a mí. Fue un referente con el que crecí. Así que para mí hacer esta película ha sido realmente un regalo, una experiencia única”.

La cinta inicia con el grupo actual, conformado por los veteranos Evaristo, Abel y Sumé más Raúl Lasa “Txiki” en la guitarra e Iker Igeltz “Tripi” en la batería, que se preparan en un camerino para después salir darlo todo en un concierto. Luego de un corte, en un montaje realizado por Martín Eller, observamos al público, fans del grupo que expresan su amor y pasión por su música, distintas generaciones se mezclan, los viejos seguidores (aquellos que conocieron a la banda en los ochenta con el disco Salve) y los nuevos (jóvenes o niños que adquirieron el gusto por La Polla Records gracias a sus padres, tíos o hermanos mayores), que juntos en una comunión punky rockera reciben con gran ovación a la banda.

Las imágenes de los recitales actuales se entrelazan con las de viejos conciertos rescatados a través de películas que nos dejan ver que el grupo no ha perdido su fuerza a lo largo de los años, en donde los integrantes originales ahora son unos ancianos que nos narran sus anécdotas más entrañables como de dónde surgió el polémico y peculiar nombre del grupo (“Solíamos decir me cago en la polla y no sabíamos que records era discos en inglés, sólo veíamos que decían Warner Brothers Records“). Por una parte el director Corcuera nos presenta a los dos integrantes de La Polla Records que dieron entrevistas, Evaristo y Abel, cada uno en diferente escenario, dependiendo de su personalidad, mientras que Abel da sus declaraciones dentro de un bar, sentado con un tarro de cerveza, observamos a Evaristo recorriendo varios caminos de la provincia española platicando recuerdos de infancia que en algún momento será confirmados por su propia madre, quien jamás había asistido a un concierto del grupo y se hace presente en una arena. Madre e hijo quienes nos llevan por esos recuerdos de una infancia llena de religiosidad en colegios de monjas dentro del  gobierno fascista de Francisco Franco. De igual forma podemos ver al carismático vocalista ser acompañado por su mujer y su pequeña hija en los conciertos, dentro de los camerinos, en los ensayos o en las gradas.

Evaristo Páramos toma el rol principal del documental para ser apoyado por Murua en ciertos momentos. Nos hablan de sus influencias que van desde grupos como Deep Purple con el álbum Made in Japan (meidinjapan) y Kiss hasta llegar a sorprenderse con The Sex Pistols que fue su máxima influencia. El rostro de ellos se torna nostálgico al recordar a cada uno de los integrantes que sin saber de música se aventuraron a formar un grupo para poder expresarse (“Sumé tocaba Smoke on The Water de Deep Purple y Sweet Jane de Lou Reed” “Fernandito no sabía tocar la batería, su batería era un set incompleto pero aprendió a tocarla”).

Al igual que lo han hecho varios documentalistas, entre ellos Julian Temple con el documental de The Sex Pistols, The Filth and The Fury (2000), Javier Corcuera inserta, sin caer en excesos, secuencias animadas (tipo las hechas por Terry Gilliam en The Monty Python´s Flying Circus -1969-1974-), realizadas por Manu Viqueira y David Rodríguez, para ilustrar algún momento importante del grupo que adorna con una canción. Con respecto al guión, elaborado por el propio Corcuera, él explica en la misma entrevista: “En realidad, no había estrictamente un guión. Ha sido un guión muy de trabajo posterior, de montaje. Había algunos puntos de partida: cuando fuimos a ver por primera vez a Evaristo lo acompañamos a sus paseos por el monte, y eso empezó a convertirse en una costumbre en el rodaje, que luego ha dado cierta estructura a la película. Pero, en realidad, la historia se ha ido creando a través de los momentos que hemos ido rodando sin un guión muy cerrado. Se ha construido a través de los relatos de Abel y Evaristo, y la gira de despedida es en realidad una envoltura. El tema real de la película es la historia de la banda y lo que Evaristo y Abel nos cuentan de sus vidas hoy”.

Descubrir o redescubrir la vida y obra de La Polla Records a través del documental No Somos Nada, es adentrarnos a una historia fascinante que es narrada por sus protagonistas principales, una vida llena de altibajos con esa  satisfacción de cumplir sueños y aunque en el documental el mismo Evaristo, quien camina por un sendero y se detiene a abrazar un árbol, dice que quizá regrese a tener un empleo “normal”, como esos que tuvo en su juventud, nada ni nadie le quita lo vivido con el grupo.

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