En el año 1984, cuando un servidor estaba por terminar el nivel bachillerato en el Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyT) Wilfrido Massieu, se emitía en la televisión abierta un comercial para promocionar un álbum llamado Metropolis donde se anunciaba que algunas de las más famosas estrellas del rock y pop de esos años tenían participación. Entre ellas Pat Benatar, Bonnie Tayler y Freddie Mercury. Debido a que Queen es después de The Beatles mi banda favorita, decidí adquirir el álbum para escuchar la colaboración de Mercury. El LP tenía en la, portada un dibujo de un robot y debo de admitir que no fue hasta el momento en que abrí el disco y leí las notas en la portada, que me enteré que era el soundtrack de un filme restaurado por Giorgio Moroder.
Semanas después me enteré que la película en cuestión iba a ser estrenada en México, así que convencí a mi papá que me llevara a los Multicinemas de Plaza Satélite (Hoy ya no existen), iba entre ilusionado sobre todo por escuchar la canción de Mercury, tristemente éramos unas ocho personas las que estábamos en la sala. Eso no le quitó que quedé gratamente sorprendido y complacido con el film mudo musicalizado por estas rock stars y noté que la película había sido coloreada con tonos azules y naranjas. Al terminar la exhibición me comencé a preguntar porque ese film era tan corto (unos 80 minutos) y por qué no se exhibía en su versión original; ¿Dónde estaba?, ¿Por qué tantos años estuvo oculto?, por ser los años 80 en que no había muchas fuentes de información, las interrogantes se quedaron en mi cabeza por décadas hasta que con la llegada del internet me ayudó a descubrir la fascinante historia del film de Fritz Lang.
Metropolis de Fritz Lang, fue una película estrenada por primera vez en 1927 y está considerada una de las películas más famosas e icónicas y ciertamente ha tenido influencia en muchos clásicos posteriores, desde La Guerra de las Galaxias, pasando por Blade Runner y hasta los Juegos del Hambre. Puede que no reconozcas inmediatamente el nombre de Giorgio Moroder, pero si has visto películas como Scarface, Flashdance y Top Gun, habrás escuchado canciones que él escribió. Los esfuerzos de Moroder para recopilar y reunir todo el metraje conocido de Metropolis que existía en ese momento fue de gran importancia para el rescate de este clásico, lo remasterizó hasta lo que le permitió la tecnología de aquellos años y también realizó algunos cambios, incluido el uso de subtítulos en lugar de los tradicionales intertítulos del cine mudo, y la adición de color y tintes a secuencias a lo largo de la película, así como algunos otros cambios de estilo.
Se puede decir que Giorgio Moroder le hizo un gran favor al mundo del cine al re-estrenar esta película, no sin señalar en los créditos de apertura el hecho de que gran parte del film se había perdido para siempre; o eso se pensó hasta ese momento. Creo firmemente que la versión Moroder debe ser aplaudida por hacer que esta versión de la película sea tan entretenida y por hacer que en muchas personas se despertara el interés en buscar, y finalmente poder encontrar una versión casi sin cortes de la película, lo que permitió la restauración total del filme en la primera década del siglo 21.
Pero regresando a la versión de 1984, Moroder se encargó de revitalizar esta obra maestra, añadiendo una banda sonora moderna semi electrónica. La película explora temas de la desigualdad social y control en una ciudad futurista, donde los trabajadores oprimidos se rebelan contra la élite gobernante. Causa curiosidad que la película del año 1927, está ambientada en un utópico año 2026 (¡Dentro de un año!), la ciudad futurista de Metrópolis está dividida por la clase y el lugar donde le toca vivir a cada quien. Mientras que los ricos viven en una ciudad hermosa en la superficie, los trabajadores trabajan bajo tierra en un lugar llamado Ciudad Subterránea donde no se puede encontrar ninguna calidad de vida. Freder, el hijo del dueño de la ciudad, se enamora de María, una maestra que conoce en las profundidades y es una mujer de clase trabajadora. Mientras la busca, ve las terribles condiciones de trabajo de los trabajadores y le pregunta a su padre si las cosas deberían mejorarse o no. Él padre se niega y teme que Freder se convierta en un rebelde aliado de la clase trabajadora.
Mientras tanto, Rotwang, un inventor, que perdió a su novia y Johan, el padre de Freder, deciden enviar a un robot femenino como sustituto de Maria. Rotwang y Johan pretenden modelar el robot según la apariencia de María, ya que han detectado el poder de la maestra y su enseñanza entre los trabajadores, por lo que sustituyéndola podrían manipular su influencia a través del robot. Más tarde, “María robot” pierde el control e instiga a una revolución de clases con la destrucción de máquinas, que terminará inundando su propia ciudad y provocará un caos generalizado. La Maria “humana” había enseñado todo lo opuesto con un mensaje para advertir sobre la guerra de clases y la necesidad de un “mediador” entre los gobernantes y los trabajadores, que es lo que realmente sucede al final del film después de que el robot provoca la insurrección violenta y termina quemado para aniquilarlo. Esto también me hace preguntarme y asombrarme de este enfoque que estaba adelantado a su tiempo al realizar una crítica tanto al capitalismo excesivo como al comunismo/marxismo puro, pero el mensaje general antes mencionado hace que Metropolis parezca un mensaje más que valido para las sociedades de este siglo XXI.
¿Qué pasa con las imágenes? Se ven increíbles incluso para el estándar de 1927 debido a los escenarios memorables y gigantescos, el estilo de edición adelantado a su tiempo y el uso de la luz y la sombra para enfatizar cada personaje en cada escena que nos da una muestra de lo visionario que fue Fritz Lang. Las imágenes de Metropolis se quedan grabadas en tu mente mucho después de haber visto la película. Una torre que se eleva sobre un paisaje urbano. Calles de la ciudad repletas de tráfico, con aviones y dirigibles que surcan los cielos. Jardines del placer y estadios olímpicos. Trabajadores esforzándose hasta el agotamiento bajo la superficie, una máquina visualizada como un devorador de hombres y calles de la ciudad en caos e inundaciones. Cuando terminas de ver esta película, te llevas sus imágenes contigo para siempre, seas fanático o no.
Es algo desafortunado que esta película haya sido tan destrozada y mutilada a lo largo de los años; gran parte de esto se hizo para que los propietarios de cines estadounidenses pudieran realizar más proyecciones de la película en un día y, de ese modo, obtener mayores ganancias. Caso parecido sucedió en su país de origen, después de su estreno en 1927; el tinte comunista y las imágenes religiosas de la película, considerados “inapropiados”, fueron eliminados para una distribución más amplia en Alemania y se llevaron a cabo más ediciones desastrosas para el “beneficio” del público internacional. Durante más de 70 años, la duración de Metrópolis nunca superaría los 91 minutos, hasta 2002, cuando se lanzó una versión restaurada de la película que incluía secciones recién encontradas, tarjetas de título y la banda sonora original.
Como se ha comentado y como motivo de esta colaboración, el primer intento de restaurar la versión original de Metrópolis surgió de Giorgio Moroder, el productor italiano discográfico y compositor de importantes bandas sonoras. Su versión de Metropolis termino con sólo 80 minutos de duración. Moroder ha logrado muchísimas cosas en su vida, prácticamente inventó la música electrónica, fue pionero de la música disco sintetizada (‘I Feel Love’ de Donna Summer es una muestra), ganó tres premios Oscar y ayudó a rescatar y restaurar el film de Fritz Lang e incluyó su banda sonora moderna a menudo difamada y que fue resultado del talento del propio Moroder y de los artistas invitados. Aunque ahora es considerada algo así como un tributo a la nostalgia ochentera, la versión de Metrópolis de Moroder se convirtió en la versión que al menos dos generaciones de fanáticos de la ciencia ficción y aficionados al cine mudo que tal vez no amarían, pero al menos se acostumbrarían a ella.
Para beneficio de los fans de este clásico de la cinematografía, en 2008 se descubrió en Buenos Aires un negativo de reducción de 16 mm del corte original de la película, y aunque dos secuencias cortas serían irrecuperables, después de dos años de minucioso trabajo, la versión más completa y bellamente restaurada de Metrópolis finalmente se estrenaría en una versión final restaurada con 153 minutos de duración., 83 años después de su estreno original.
Sin embargo, siempre se ha mencionado el esfuerzo de Moroder por “resucitar” la película, aunque el productor italiano se muestra algo reticente a hablar de ello ahora, posiblemente debido a su recepción poco favorable, la tarea que emprendió fue casi heroica. En una entrevista con diarios ingleses, Moroder describió cómo en 1981 comenzó un esfuerzo de tres años para restaurar Metrópolis y como lo sorprendido el estado desastroso en que encontró el negativo de la película. Por supuesto, en ese entonces Moroder no podía limpiar la película digitalmente, como lo han hecho con éxito las restauraciones posteriores. Giorgo describió así su propio y laborioso proceso:
“Lo primero que hice fue comprobar cada fotograma, bueno, no cada uno, pero cada cinco o diez segundos, qué metraje tenía la mejor parte, etc. Y después fui a un lugar aquí donde hicieron una restauración fotograma a fotograma, lo que te da una calidad mucho mejor. Pero tenía una mesa de edición, donde hice las uniones y gran parte de ese trabajo en casa. Así que junté toda la película, con los mejores elementos que pude encontrar. Después hicimos un buen negativo y un buen positivo”.
Se necesitaron dos años para encontrar y reunir el material y otro año más para obtener el permiso de los propietarios alemanes de la película. Fue un proceso agotador antes de que Moroder pudiera siquiera montar la película. Además de añadir el metraje que faltaba, también eliminó la mayoría de los intertítulos y los reemplazó por subtítulos para acelerar el ritmo. También coloreó la película, bañando escenas específicas con capas uniformes de color pastel. Luego agregó efectos de sonido recién creados y, por supuesto, escribió y produjo la banda sonora contemporánea completamente nueva con un collage de leyendas de la música de los 80.
Recientemente la volví a ver y esta versión de Moroder es una experiencia extraña, mas si la ves después de haber visto la versión restaurada del año 2010, que ha sido limpiada digitalmente. La versión 2010 es más larga y tiene una banda sonora orquestal. Metropolis en su estado original es una experiencia poderosa y una película que me fascina. Sin embargo, Metropolis 1984 de Moroder parece más aislada en el pasado, anclada en su propio estilo. Uno piensa que debería funcionar, principalmente gracias a las tendencias musicales de los 80 y al hecho de que en ese momento los “bonos” de Moroder eran altos. Sin embargo, para los críticos no fue así. Hay muchas razones posibles para esto, ciertamente no ayuda que la banda sonora se sienta constantemente incongruente con el entorno a pesar de la visión retro futurista de Metropolis.
Algunas de las letras de las versión 1984 dan en el clavo, un ejemplo es durante una conversación entre el rico industrial Johan y Rotwang donde intentan averiguar qué está pasando con los residentes del inframundo, Adam Ant canta y repite la línea “¿qué está pasando? Quiero saberlo. ¿Qué está pasando?” Más tarde, Love Kills, cantada por Freddie Mercury, pone la banda sonora a los caballeros de Metrópolis y su alboroto alimentado por el deseo carnal cuando el robot Maria hace una danza erótica adelantada a los estándares de los años 20. La sutileza no es uno de los puntos fuertes de la banda sonora ochentera, pero por otra parte, la sutileza tampoco es uno de los puntos fuertes de la película original.
Sin embargo, en lo personal pienso que si hay momentos destacados como Here She Comes, de Bonnie Tyler (que en este punto estaba en su máximo apogeo de su carrera), esta canción es el tema perfecto para la entrada de “María robot”, cuyos movimientos atraen las miradas libidinosas de los hombres de Metropolis, y la percusión impulsora del final es magistral y crea una verdadera sensación de urgencia durante la lucha final entre Rotwang y María.
Los años siguientes no fueron muy buenos para la Metropolis de Moroder, y la opinión contemporánea no fue mucho mejor. Su versión del clásico mudo fue nominada a dos Razzies en 1985, uno a la peor banda sonora y el otro a la peor canción (la ya mencionada Love Kills). Afortunadamente, perdió ante la banda sonora de “Bolero” (una película de porno suave de Bo Derek) y la desconcertantemente titulada Drinkenstein de Dolly Parton, tema extraído del desastroso fracaso Rhinestone, también protagonizado por Parton y Sylvester Stallone. Todos ellos blancos mucho más merecedores del desprecio.
A medida que en el siglo XXI se fueron realizando restauraciones más fieles e impresionantes, la versión de Moroder se convertiría en una reliquia que inspiraba una que otra sonrisa burlona. Sin embargo, si no fuera por el trabajo de Moroder, Metropolis no estaría en el glorioso estado en el que la disfrutamos ahora, y por eso se le debe reconocer. Después de Metropolis, el propio Moroder continuaría impulsando la música electrónica hacia lugares mucho más creativos y comercialmente exitosos en las décadas siguientes. Pero su esfuerzo con Metropolis para los espectadores más ocasionales, los fanáticos del rock-pop de los 80´s o simplemente aquellos que sienten curiosidad por una razón u otra, vale la pena ver esta “reliquia” de 80 minutos del año 1984.
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