El escritor inglés Henry Ryder publicó en 1835 la novela de aventuras Las minas del rey Salomón (King Solomon´s mines). Detallan los especialistas que este texto inaugura lo que se conocerá como el género literario de mundos perdidos. Brevemente, relata la búsqueda por parte de un investigador inglés de su hermano perdido en África durante una expedición cuyo objetivo era encontrar los legendarios tesoros del Rey Salomón. Años más tarde, el escocés Robert L. Stevenson publicará en 1881, La isla del Tesoro (Treasure Island). Jim Hawkins se embarca en La Hispaniola a partir de un mapa que cae accidentalmente en sus manos, a la búsqueda de un tesoro escondido en una isla. Podríamos continuar. Ya lejos de esta tradición decimonónica, el cine se ha encargado de recrear y multiplicar esas búsquedas. Por ejemplo la ya clásica saga de Indiana Jones (1981-2008), personaje ideado por George Lucas e interpretado por Harrison Ford, un arqueólogo aventurero que se lanza a la búsqueda de objetos milenarios y perdidos como el Santo grial o el Arca de la Alianza. Pues bien, el mundo y el negocio del rock se han lanzado ya hace algunos años a rastrear y desenterrar algunos tesoros musicales. La lista podría extenderse mucho más allá de las posibilidades que abarcan estas líneas. Sin embargo, resulta interesante preguntarse cómo se resignifican esos objetos culturales que en su momento parecieron no tener el valor suficiente para ser editados y se convirtieron en material de descarte, al ser desenterrados o desempolvados y colocados en un contexto histórico, social y cultural bien diferente. Ejerciendo entonces la arbitrariedad propia de quien escribe, nos detendremos a continuación en algunos casos que ilustran este fenómeno.
El registro como sentido de la existencia
Las imágenes, las grabaciones son una marca de la permanencia más allá de la desaparición física de su autor. Una imagen puede resultar bien un recuerdo nostálgico (el poeta Miguel Hernández lo resumía magistralmente: “Se pondrá el tiempo amarillo sobre mi fotografía”, El rayo que no cesa, 1935), o la posibilidad de rescatar la ausencia a partir de la presencia, por ejemplo de la voz. Como un caso paradigmático podemos citar el trabajo de duetos que Natalie Cole realizó al mezclar su voz con la de su famoso padre ya fallecido, Nat “King” Cole, para recrear el clásico de Irving Gordon, “Unforgettable” (Inolvidable, 1991).
Más cercano al ámbito del rock, ocurrieron también algunos hechos a considerar. Luego de que tantos contaran con lujo de detalles su historia, los tres Beatles sobrevivientes decidieron ponerle voz y cuerpo a su versión de los hechos. Así, luego de arduas negociaciones, surgió el proyecto Anthology (1995); fueron en principio ocho episodios, tres álbumes y un libro en los que se incluyen una serie de cintas que se encontraban guardadas o que circulaban en carácter de bootleg. Pero además, la reunión de los tres fab four traería otras dos sorpresas. Lennon había dejado muchas cintas a medio terminar o ideas para futuras canciones. Algunas de ellas fueron publicadas con posterioridad por su viuda, Yoko Ono. Pero para este acontecimiento particular, dos de ellas traerían la novedad de la voz de Lennon cantando con sus ex compañeros. Se tratan de “Free as a bird”, una maqueta compuesta por Lennon en 1977 y “Real love”, que ya había sido parte del biopic Imagine: John Lennon (1988). Más allá de toda crítica posible, la emoción volvió a ganar terreno: ¡Los Beatles habían lanzado dos temas nuevos! Y, por otro lado, representó una oportunidad de escuchar cómo sería el sonido de los cuatro de Liverpool con las posibilidades técnicas de fines del siglo XX.
Los cazadores del Arca perdida
El cineasta neozelandés Peter Jackson (1961) ha realizado quizás, una de las búsquedas arqueológicas más interesantes en el campo de la música rock. Como detallamos anteriormente (https://elcirculobeatle.com/recuerdos-del-futuro-a-proposito-de-get-back ) el azar de estar en el edifico de Apple corps más su curiosidad lo llevaron a preguntar por las cintas que habían sido descartadas del film Let it be (Michael Lindsay-Hogg, 1970). Así con la paciencia de un artesano y el dominio de la técnica, Jackson realizó un producto impecable a nivel de imagen y sonido, y también aprovechó para dar una versión sobre los hechos. Sin ir más lejos, una charla con McCartney, quien según refiere se había sentido culpable de la separación del cuarteto hecho que parece quedar registrado en el film de los 70, queda redimido, según Jackson a la luz del material inédito. “Yo había comprado el lado oscuro de nuestro final y llegué a pensar que era el responsable. En el fondo de mi mente siempre tuve la idea de que esto no era realmente así, pero no tenía las pruebas”, confesó Macca. Además de la mirada revisionista, de un clima intimista, altamente creativo y por momentos festivo, ese tesoro dividido en tres cofres que fue Get back (2021) presenta algunas gemas como los procesos de creación de temas memorables.
https://www.youtube.com/watch?v=j8NKOMzckPo
Remasterizar, mejorar el sonido, hacer ediciones de colección, se ha vuelto una tendencia para un mercado capaz de pagar un alto precio por esos tesoros.
Dos miembros del grupo Queen anunciaron promediando el 2022, el lanzamiento de un tema inédito de la banda. Se trata de “Face it alone”, tema grabado en 1988 para el disco The Miracle lanzado un año más tarde. La cinta había sido en su momento descartada. Redescubierta en 2022 por Brian May y Roger Taylor, fue entregada a los ingenieros de sonido para realizar los trabajos de recuperación. Se trata de un proyecto más amplio y de próxima publicación llamado Queen. The Miracle Collector´s Edition que recupera distintas tomas distribuidas en ocho discos. Mercury murió dos años después del lanzamiento del álbum original. En el estribillo de “Face it alone” se escucha: “Al final, tienes que enfrentarte a todo solo”.
Entrarían en esta categoría también el rescate de grandes obras como “Smile” (1967) de The Beach Boys, terminada por Biran Wilson en 2004, la tardía edición de The Rolling Stone circus (1967) lanzada como video en 1996 (https://elcirculobeatle.com/habia-una-vez-un-circo-the-rolling-stones-rock-and-roll-circus ), o de Revolver (1966) de The Beatles recientemente reeditado y remasterizado (https://elcirculobeatle.com/revolver-the-beatles-y-su-expansion-creativa ), entre muchos otros.
Tal vez, la mayoría de estos tesoros redescubiertos y puestos nuevamente en circulación no lleguen a tener la repercusión masiva, mediática o económica –en términos de mercado- que la de un álbum lanzado por algún artista o grupo de moda. Sin embargo, se trata de piezas que a lo largo del tiempo, esa maquinaria abstracta que parece ubicar y reubicar hechos y protagonistas, parecen resignificarse y encontrar su valor; un valor más cercano a las obras de arte que a productos efímeros de consumo.
Buenos Aires, 29 de octubre de 2022.
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