Paul McCartney se ha convertido, a lo largo de su vasta trayectoria, en uno de los compositores más talentosos y prolíficos de la música contemporánea. Dan prueba de ello no sólo sus años como Beatle sino también su etapa con Wings y su carrera solista marcada por la experimentación y la búsqueda de nuevos rumbos estilísticos. En muchas oportunidades tanto Lennon como McCartney hicieron explícito su método de trabajo: a veces los temas se trabajaban en forma corporativa y la dupla abordaba la composición allí donde se encontrara: en la habitación de un hotel, en alguna de sus casas en Liverpool, o arriba del vehículo que los llevaba de gira. Otras, la ida o el motivo era desarrollado por uno de los dos y el coautor se encargaba de hacerle aportes (en la letra, en cambios armónicos, en algún puente, etc.). Hemos hecho referencia, en este mismo sitio, a algunas de las particularidades compositivas de cada uno (https://elcirculobeatle.com/la-fundacion-sonora-de-liverpool-is-in-my-ears-and-in-my-eyes ). En esta oportunidad queremos detenernos en el detalle del relato que realiza McCartney acerca de la forma en que surgieron dos de sus composiciones, tal vez de las más emblemáticas. Se trata de “Yesterday” (1965) y “Let it be” (1970). Si bien ambas datan de períodos distintos, existe una particularidad en el origen de la composición que las vincula. Veamos.

Ayer

Hay, tal vez, dos características en McCartney que lo acompañan desde sus primeros años en la música y que permiten definirlo: la claridad para entender las reglas del juego y la curiosidad que lo lleva por los caminos de la experimentación. La actitud de búsqueda se observa desde el comienzo, cuando The Beatles comenzaban a girar entre Inglaterra y Alemania. Para ese entonces, mientras Lennon se figura como el líder de la banda en las presentaciones, McCartney diagramaba el repertorio hurgando en las composiciones de Hollywood, en los lados B de los discos de moda y en los éxitos del rocanrol. De este modo buscaba establecer un equilibrio entre la balada romántica y la explosión corporal para asegurarse que el grupo representara un repertorio con matices. Así, McCartney pretendía que la banda incursionara en una temática variada oscilando entre el furibundo estilo del rocanrol, por ejemplo, “Long tall Sally” (“La alta Sally”), y su clásico alarido tomado del propio Little Richard, para mover al auditorio; pero también otras composiciones de géneros bien diferentes. De este modo podía usufructuar el caudal, el timbre y la afinación de su voz melodiosa.

(…) estudió y copió cuidadosamente dos grabaciones de la diva del jazz Peggy Lee que pidió prestadas a su prima Bett: «Fever» y «Till There Was You». Esta última era una melancólica balada de una exitosa comedia musical de Broadway, The Music Man. (Norman, 2018: 108)

Mientras la banda se encontraba abocada a la filmación de Help! (1965), McCartney molestaba a sus compañeros y al propio director, Richard Lester, tocando una melodía en el piano. Esa melodía, confesará luego, se le apareció en un sueño mientras dormía en su cama en el ático del número 57 Wimpole Street. Hacía un tiempo que se había mudado a la casa de la familia Asher en Londres, ya que se encontraba saliendo con Jane, la joven actriz e hija del matrimonio. Para no olvidar la melodía McCartney le asignó un título que cupiera en las sílabas que representaban las tres notas de la introducción. Así la llamó «Scrambled Eggs» [Huevos revueltos]. Esa mañana cuando se levantó con la melodía en la cabeza, corrió al piano y empezó a tocar. Luego la grabó para que no se le olvidara, pero pensó que alguna vez la había oído de un jazz que escuchó con su padre. Estaba preocupado de que fuera un plagio.

Durante cerca de un mes fui a ver gente del negocio de la música, preguntándoles si conocían esa melodía. Fue como si hubiera encontrado algo que debía entregar a la policía. Pensé que si en unas semanas nadie la reclamaba entonces sería mía. (The Beatles, 2000: 175).

Esa juguetona melodía se transformó en uno de los temas más versionados de la música popular: “Yesterday” (“Ayer”)

Algunos estudiosos, como el experto italiano Lilli Greco sostienen que McCartney pudo haberse inspirado en una vieja canción napolitana de 1895 titulada “Piccere che vene a dicere”. McCartney revela a la revista Rolling Stone, que el tema es totalmente de su autoría. Sin embargo, ante el acuerdo fundacional que dio origen al sello Lennon & McCartney, la canción significa una discusión y una toma de posición. En efecto, además de la autoría, McCartney era el único Beatle en participar de la grabación ejecutándola en una guitarra acústica. De hecho, por la cabeza de George Martin pasa lanzarla como un sencillo solista de McCartney. Sin embargo, la decisión es que aparezca publicada en un álbum de The Beatles y firmada por la dupla. George Martin supo ver en la armonía una posibilidad de extensión en las posibilidades compositivas “Con Yesterday comenzamos a salir de la fase en que nos limitábamos a cuatro instrumentos.” (Rolling Stone, 2013: 51). Martin, también marcará un precedente al agregarle, a la guitarra acústica tocada por McCartney, un cuarteto de cuerdas. Ello significó establecer un puente entre el pop y los arreglos orquestales más propios de la música clásica. Si bien, en la grabación se escucha la voz y la guitarra de McCartney acompañado por el cuarteto de cuerdas, el grupo se las arregla para realizar una versión en vivo. Allí sobre el escenario, McCartney canta y toca el bajo, Lennon y Harrison acompañan rítmicamente con las guitarras y Starr acaricia la batería. “Yesterday” significa también un salto cualitativo en el nivel de composición que lo coloca a McCartney como un autor adulto y consagrado. Llama la atención la madurez que plantea la lírica sumada a la armonía para un músico popular tan joven

https://www.youtube.com/watch?v=Y2vnwbbr8Ew&list=RDY2vnwbbr8Ew&start_radio=1&t=47

Déjalo ser

La primera vez que se le aparece en sueños, la musa le susurra al oído a McCartney la melodía de “Yesterday”. La segunda vez, ya encarnada en la figura de su madre Mary, muerta prematuramente cuando el músico tenía catorce años, se le presenta en un momento complicado de su vida personal y profesional y le deja una frase contundente: “Let it be” (“Déjalo ser”). Transcurría el año 1968 y McCartney intentaba encauzar según su criterio, la carrera ya desgajada del grupo. Ello lo colocaba constantemente en una situación de rispidez, especialmente con Harrison y Starr. Lennon, por su parte, parecía encerrado en su mundo onírico embebido en ácido y flanqueado por Yoko Ono, y del cual emergía en forma de sarcasmo. Una noche, en su casa de Cavendish, Londres, McCartney sueña con su madre:

“Vi a mi mamá. Fue algo maravilloso, y ella me tranquilizó mucho. En el sueño, me decía ‘todo saldrá bien’. No estoy seguro de si usó las palabras ‘Let it be’, pero esa era la esencia”. (Norman, 2018: 335)

Esas tres palabras “Let it be” sonaban familiares a los oídos de McCartney. De pequeño, solía oírlas en algunas circunstancias, en la voz de su padre, Jim McCartney:

Jim conocía montones de proverbios y dichos, que en Liverpool pueden rayar en lo surrealista (…) En los casos en que Paul o Mike querían posponer una tarea aburrida, la respuesta de su padre siempre era «DIN», iniciales de «do it now» [hazlo ahora]; si se peleaban, él les decía que «let it be», es decir, que lo olvidaran. (45).

Esas experiencias parecen urdir el tejido del tema. Con un ambiente casi eclesial, con un colchón de órgano similar al de la iglesia (tal vez sugerencia de George Martin) ejecutado por Billy Preston, la voz suplicante y el susurro de la batería, se genera una atmósfera cercana al góspel. En la lírica, McCartney se encarga de introducir una evocación a la experiencia del sueño:

“(…) And when the night is cloudy. There is still a light that shines on me
Shine on until tomorrow. (…) I wake up to the sound of music, Mother Mary comes to me. Speaking words of wisdom, Let it be”.
(“Y cuando la noche está nublada. Todavía hay una luz que brilla sobre mí. Brillando hasta mañana. (…) Me despierto al sonido de la música, Madre María viene a mí. Diciendo palabras de sabiduría. Déjalo ser”.)

“Déjalo ser”, “soltar” parece referir el consejo tanto paterno como materno que McCartney recibe en la situación actual del grupo. El proyecto efectivamente fue soltado y dejado en suspenso hasta su publicación en medio de un escándalo al año siguiente, y The Beatles se adentraron en el último movimiento, un último acto, aquel que los llevaría definitivamente a cruzar la senda de Abbey road.

https://www.youtube.com/watch?v=ToOLuVzMAro

Podrás decir que soy un soñador

Hay quizá un camino que se traza en el recorrido que lleva a un artista hacia la composición. Ese camino comienza con la inquietud que habilita una búsqueda. Algo bulle adentro y necesita salir, al principio tal vez en forma rudimentaria. Luego hay un momento en el que el compositor y la música comienzan a encontrarse. De tanto provocar, invocar su aparición, esta, cual mensaje interior comienza a hacerse presente ante el llamado. Llega un momento, luego de que se produce ese encuentro a mitad de camino entre la música y el artista, en el que se realiza un movimiento inverso: ya no es el artista el que busca o se encuentra, sino que es encontrado y atravesado por la música. Y esa experiencia de “atravesamiento” parece abordar al artista en cualquier momento, incluso aquellos en los cuales no se encuentra preparado para materializarla. Un atravesamiento que, por suerte, tenemos aquellos que luego escuchamos y disfrutamos de esas composiciones. Pareciera, en síntesis, que se trata de una relación dialéctica entre el compositor y la música. Por un lado, el autor busca los sonidos, trata de extraerlos de su mundo interior, de sus vivencias, o aislarlos del contexto cotidiano. Pero a veces, de tanto ir y buscar, es la música la que le sale al encuentro. Y muchas veces de las maneras más insospechadas y en los lugares menos pensados.

Referencias:

Norman, Ph. (2018) Paul McCartney: la biografía. Barcelona, Malpaso ediciones.
Rolling Stone (2013) The Beatles. La guía definitiva, disco por disco. Buenos Aires, La Nación.
The Beatles (2000) Antología. Barcelona, Ediciones B.

 

 

Bernardo Suárez, 8 de febrero de 2021.

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