“Almendra se llama el grupo que se va a convertir
en la sensación de la próxima primavera porteña.
El capo del grupo, José Luis (sic), según algunos de los entendidos,
está destinado a ser una especie de prolífico Lennon Argentino.”

Este fragmento de la revista PInap de agosto de 1968 que Berti rescata para su obra Spinetta: crónicas e iluminaciones (Planeta, 2014), trasluce un error de época que tiene que ver con el desconocimiento. José Luis iba a ser para siempre Luis Alberto, o simplemente “el flaco”, guitarra y voz líder. Pero resulta acertada la referencia a Lennon; incluso, tal vez pueda trasvasársela al resto del grupo y en referencia a Los Beatles. De todos modos, sus integrantes: Emilio del Guercio (Bajo), Edelmiro Molinari (guitarra) y Rodolfo García(batería), aunque cultores de un estilo propio, no se hubiesen sentido mal con la comparación. En cierta medida la banda respetaba la formación de cuarteto con dos guitarras, bajo y batería Lo cierto es que, en los albores del rock argentino, el lanzamiento de Almendra parece hacer suya la reverberación que dejara en los oídos y las mentes de los jóvenes músicos, el Sargento Pepper.  Almendra se había formado en 1967 en el barrio porteño de Belgrano. Como los de Liverpool, contaron con una vida breve, incluso más breve que la de Los Beatles. Fueron tres años hasta la disolución en 1970. Esos pocos años bastaron para dejar una gran y original obra y  su disolución parece haber servido, a su vez, como vertiente prolífica de nuevos grupos para el naciente rock. García y Del Guercio darán forma al grupo “Aquellarre”; Molinari, a “Color humano”. Y Spinetta, luego de “Pescado rabioso”, a una de las expresiones más acabadas del jazz rock rioplatense: “Invisible”. La banda volvería a reunirse brevemente para una serie de conciertos entre 1979 y  1980;  y finalmente hará una aparición para el festival Spinetta y las bandas eternas, en 2009. A continuación, nos detendremos en su álbum debut.

Almendra I (RCA, 1969)

Este álbum conlleva una elaboración conceptual en su portada que puede desgranarse a su vez, en otros conceptos. El arlequín con sopapa que se observa en la tapa es una ilustración del propio Spinetta, y significa un cambio estético respecto a la tópica que mantenían los artes de tapa de música dirigida a los jóvenes (la imagen de los integrantes de la banda en alguna pose particular).  La imagen no fue bien recibida por la discográfica. Spinetta y el grupo debieron plantarse para mantener la decisión. Por otra parte, en la contratapa se observa un código construido a partir de elementos que aparecen en el dibujo de tapa. En la lámina interior se aclara que: los temas que se identifican con una lágrima (L), están en el brillo de la lágrima de mil años que llora el hombre de la tapa. Los que se grafican mediante un ojo (O) son temas que canta el hombre de la tapa desmayado en el vacío. Finalmente, la flecha-sopapa refiere a temas que le cantan los hombres a esa lágrima del hombre de la tapa, atados a sus destinos.

La búsqueda musical que plantea Almendra 1 da cuenta de la mixtura entre armonías propias del rock al estilo británico, y líricas y armonías correspondientes a la renovación del cancionero popular en la Argentina durante la década del sesenta. En efecto, reminiscencias folclóricas a la zamba, el tango, o la balada se entrelazan con armonías del rock y del blues. Veamos en particular algunos temas donde aparece figurada esa tensión en el discurso musical.

“Laura Va” resulta una evocación a “She´s Living Home” de The Beatles, la pequeña historia cantada en la que una joven decide abandonar el hogar de sus padres para irse con un vendedor de autos. El tema de las mujeres jóvenes, la soledad y el sojuzgamiento es un tópico que Spinetta aborda en otro tema de este álbum, “Ana no duerme”: Sin embargo, Laura parece hacer efectiva la huida, esa que Ana se conforma con imaginar. En Laura Va, el narrador si bien se presenta como un observador distante, en la segunda estrofa da cuenta a partir de la poética, de los sentimientos de la protagonista: “Laura ve, los años le han dado la resignación y el dolor; se fue con sus pocas tibiezas. Laura ve, aunque es grande su vida comienza aquí, y a la vez termina la sed de su espera”. Son varios los elementos sonoros que en conjunto buscan producir un efecto que remita la nostalgia y la soledad. Se recurre, en principio, la interpretación vocal que realiza Spinetta en un tono melodramático. Desde la ejecución musical se suma el sonido del bandoneón, ejecutado por Rodolfo Mederos. Este le imprime un ambiente por momentos cercano al tango. Pero, por otro lado, al igual que en algunas baladas de The Bealtes, aparecen aquí los arreglos de cuerdas y vientos de la orquesta dirigida por Rodolfo Alchourrón.

Hay, en la placa, otro tema mucho más lineal que expresa el tópico de la huida. Se trata de “Toma el tren hacia el sur” que el mismo Spinetta indicó como la ruta obligada por los jóvenes denominados hippies que buscan en El Bolsón, en la Patagonia argentina, un estilo de vida campestre y comunitaria como sus pares del norte en la soñada California. Otra canción en que se observa cierta influencia compositiva del estilo poético de Lennon es “Figuración”. En líneas generales, la temática se acerca a los tópicos presentados por la psicodelia: la experiencia que desborda, la distorsión de la realidad, y el hombre que en realidad se disuelve: “Figuraté que pierdes la cabeza (…) Aunque no eres real, vas a perder tu amor”. Hacia el final, el hombre vuelve a figurarse a sí mismo y se encuentra con el descontento de la realidad.

Hay ciertos temas que remiten al aspecto circense presente en la psicodelia bajo el efecto de la recreación de épocas anteriores. Tópico este que también es frecuente en Sgt.Pepper. Es el caso de “Final”; sus alusiones al arlequín y la coda final del tema con el organillo realizando frases típicas de feria. Por su parte “Fermín” relata, de forma casi elíptica y metafórica, la infancia de un chico con cierta discapacidad quien aparentemente es maltratado y termina internado en un hospicio. La textura musical y la ejecución se acercan al estilo del jazz moderno.

Una de las joyas compositivas de Spinetta en este álbum debut es sin duda, “Plegaria para un niño dormido”. Según confesó alguna vez el propio autor, fue compuesta en el año 1965, cuando contaba con 15 años de edad. Llama la atención entonces el tema y su tratamiento para alguien tan joven. De modo poético y dulce, la letra aborda el tema de la pobreza infantil. “Que nadie, nadie despierte al niño /déjenlo que siga soñando felicidad/destruyendo trapos de lustrar/ alejándose de todo mal”. Una característica muy recordada de esta canción, es la forma en que Spinetta cambia la entonación al correr el acento hacia el final de cada palabra (“plegariá”, soñandó, dejenló). Este modo de pronunciación simula cierta forma de pronunciación muy propia del Río de la Plata. Se trata de la utilización poética la diástole (i.e. figura retórica que consiste en adelantar la posición del acento de una sílaba a la siguiente) Este modo de componer por parte de Spinetta fue criticado en su momento por algunos sectores conservadores.

El álbum cuenta con dos temas que se han transformado a lo largo  del tiempo en verdaderos hitos. El primero, la ya mencionada “Ana no duerme”, cerraba el lado A del disco. Se trata de un rock de base beat con ciertos quiebres que le dan a la canción un clima psicodélico. Si bien Spinetta declaró en reiteradas oportunidades que no era uno de sus temas preferidos aunque no le disgustaba, resultaba uno de aquellos usualmente pedido por el público. La letra, se cree, hace referencia a la hermana de su autor. Al respecto, Spinetta aclaró que: “No es solamente mi hermana, sino todas las Anas que no duermen. Es ese ser que siempre está esperando. Esa muchacha que espera ser amada, que espera un poco de amistad, de comprensión, que quiere salir de su mundo vulgar de mujer, que quiere ocupar otro lugar. Hay otras Ana que esperan pero no se dan cuenta, y se piensan que están fenómeno. En aquella época, una chica de 16 o 17 no era lo mujer que puede ser ahora”. (Diario Página 12, 1984; entrevistado por Pintos y Quintero).

Finalmente, si bien abre el disco, “Muchacha (ojos de papel)”, luego simplemente “Muchacha”, será quizá el tema emblemático que acompañará, a veces a  su pesar, a Spnetta a lo largo de toda su carrera. La letra, que refiere a un encuentro erótico, da cuenta y anticipa una de sus características compositivas: la poesía. La “muchacha” en cuestión era Cristina Bustamante, vecina y novia del autor por esos días. Muchos años después, la musa aparecería en otra canción, “Blues de Cris” (1972) ya en el grupo “Pescado rabioso”. Allí Spinetta dará cuenta del fin de esa relación y de la marca que dejó la canción que le había compuesto: “…atado a mi destino, sus ojos al final olvidaré”. Resulta interesante destacar que al momento de la composición  de “Muchacha…”, Spinetta era un adolescente de diecinueve años. “Muchacha es Cristina (Bustamante), que era mi novia. Fue mi primera mujer. Ese momento era muy especial y la canción estaba ligada al enamoramiento por primera vez concretado en una relación. Por lo tanto, la canción está encarnada en ese feeling eterno que uno siente por las personas que ama” (Calvo, G. Infobae, 2018).

Buenos Aires, 13 de julio de 2023.

 

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