El álbum Abbey Road fue, efectivamente, el final de The Beatles, el último producto conjunto de la banda y el legado concluyente que el Cuarteto de Liverpool le dejó al mundo. Por su parte, el álbum Let It Be, su antecesor, no pudo salir antes que éste por cuestiones de producción a pesar de haber sido grabado en enero de 1969 y no ver la luz sino hasta el 8 de mayo de 1970.
Se podrían escribir tratados completos de Abbey Road. Y no sólo por el gran nivel artístico de los músicos que crearon e interpretaron las piezas únicas y atemporales que lo conforman. La parte histórica es también apasionante: cuatro sujetos iniciando sendas carreras solistas y con intereses ya lejanos al común, se reúnen para grabar un disco que servirá para mantener el porcentaje de regalías recién conseguido por el representante de tres de ellos. ¿Querían grabarlo? Dos de ellos no. Uno no tenía voto ni a favor ni en contra -se llevaba con todos- y el último se sentía más que entusiasmado por la idea: Paul. Paul McCartney fue la fuerza detrás del álbum Abbey Road y el creativo que ideó la portada del producto final de la banda.
Las grabaciones de Abbey Road se llevaron a cabo del 22 de febrero al 19 de agosto de 1969. Para finales de julio, el grupo empezó a buscar un buen nombre para éste. La sugerencia más fuerte fue entonces “Everest”, nombre los cigarros que fumaba en ese entonces el ingeniero de sonido Geoff Emerick. Para que la portada fuera congruente, Paul sugirió que los cuatro viajaran a los Himalayas y se tomaran la foto principal al pie de la icónica montaña.
Sin embargo, los ánimos internos no eran los ideales y las ganas de viajar juntos eran escasas por lo que nuevamente Paul propuso hacer las cosas rápidas y fáciles. El álbum cambiaría el nombre a Abbey Road y la foto de la portada serían los cuatro cruzando el paso de peatones que se encontraba casi enfrente de los estudios de grabación en la calle del mismo nombre. Para que nadie se confundiera, Paul hizo un dibujo rápido y lo compartió con sus compañeros de banda.
Acordado lo anterior John contactó al fotógrafo Ian MacMillan, amigo suyo y de Yoko, y se acordó que la sesión fotográfica sería el 8 de agosto de 1969 a las 11:30 a.m. Con el fin de que se pudiera sacar la sesión lo mejor posible, la policía detuvo el tráfico en ambos sentidos de la calle Abbey Road y MacMillan contó con diez minutos para tomar seis fotos.
Al llamado de MacMillan, The Beatles cruzaron la calle por el paso de cebra tres veces desde la acera donde aún se encuentran los Estudios Abbey Road y otras tantas desde la acera contraria, generando las seis fotos de la sesión. De éstas, Paul seleccionó la número 5 como la mejor.
La fila la encabezaba John, fundador de la banda y vestido con un traje blanco. Un paso atrás de él, Ringo portaba un traje negro. El tercer elemento en la fila fue Paul, con un cigarro en la mano derecha, primero caminando con sandalias y después descalzo. Fue seguido por George, vestido con jeans y una camisa de mezclilla. Estas características, por supuesto, se convertirían en la delicia de los promotores del mito de la muerte de Paul para indicar que John simbolizaba el sacerdote que oficiaría el funeral, Ringo el director de la funeraria, Paul el muerto (por estar descalzo) y George el enterrador.
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Casi 24 años después, el jueves 22 de julio de 1993, Paul regresó a este cruce de peatones para la sesión de la cual saldría la portada de su álbum Paul Is Live, un álbum en vivo que incluyó varias de sus interpretaciones durante su gira “New World Tour” en la cual promocionó su álbum Off The Ground.
La idea de hacer esta portada fue parodiar los rumores que surgieron en torno a la supuesta muerte de Paul en los 60s y para apoyar ésta, la placa del VW Sedán se cambio a “51 IS” (en contraposición de la original “28 IF” que se interpretaba como “Paul tendría 28 años si estuviera vivo”) y se incluyó a un descendiente de Martha, el perro pastor inglés de Paul, cuando era Beatle, y a la que le dedicó la canción Martha My Dear.
Años van y años vienen y la influencia de esta portada se sigue viendo. Aquí, algunos de los tributos a ella:
Aún ahora se puede ver aquí el cruce de peatones que se encuentra a unos metros de la entrada de los estudios de Abbey Road. Y si tienes suerte, podrás ver cualquier domingo, muy temprano (hora de Londres) a grupos de personas de todas las edades y de cualquier parte del mundo, cruzando en tributo a aquellos cuatro que hicieron historia.
And in the end, the love you take is equal to the love you make
No hay a quién no le atañera de una u otra forma la influencia de esta creación discográfica que marcó toda una época.
No fui la excepción de todo esto, porque Abbey Road tiene un significado muy particular para mí: fue el álbum del Cuarteto de Liverpool que me tocó “vivir”.
¿Por qué lo expreso así? De estos 4 genios hasta las generaciones de “milennials” podrían adoptar como propia su música, como yo toda la anterior de ellos, a 1969, por haber nacido en ese año y acompañarme desde entonces, pero insisto, este disco tiene un significado especial.
Es una exquisita obra que cuando lo pongo, me siento ante mi aparato a disfrutarlo de principio a fin, oyendo en orden una por una todas las canciones, como un verdadero culto, paladeando las notas y aquí viene lo bueno: me traslado a esos lejanos días de mi existencia, cuando ésta según yo, empezó, recuerdos borrosos y hasta incoherentes, provistos de sensaciones captadas cuando mi madre me traía en brazos, envuelto en su reboso. Recuerdo hasta mi biberón, también unos panoramas que a mi parecer, eran monocromáticos con un único tono azulado, lo que después analicé y resultó coherente: hay una edad en la que un niño no capta los colores, por estar la vista en desarrollo.
Esto es referente a esa más remota “era” mía como bebé, donde las tonadas de este disco, como “Because”, me acompañaban.
“Golden Slumbers”, “Carry That Weight” y “I Want You (She´s So Heavy)”, me hacen recordar que fui testigo (todavía de brazos), de esa moda psicodélica y lo que quedaba del estilo “a go-gó”, aunque ya era el año de la copa mundial de México ’70.
Todo lo vivido por mí en ese período, de una u otra manera lo asimilé como una inspiración cuando a finales casi de los 80’s, inventé mis personajes a los que ubiqué en esa época “underground”, pero a la mexicana y este álbum de The Beatles, así como otros de ese tiempo, tales como “In-A-Gadda-Da-Vida” de Iron Butterfly, The Soft Machine 1 y 2, “The Crazy World of Arthur Brown”, “Shades of Deep Purple”, varios de Creedence Clearwater Revival y, curiosamente uno de Francis Lai, “Vivre Pour Vivre”, me hacen de plano declarar, que viví muy conscientemente, esa parte final de los años 60’s, pero en la que inició mi existencia.
Saludos cordiales.
Saludos, Davy Lop. Qué maravillosa manera de describir tu percepción de la época.
Gracias por tu respuesta, Tere. Ahora, refiriéndome al tema real de este artículo, la portada: hay un detalle que he leído por ahí, donde se refieren al reverso: la muchacha del vestido azul que se atravesó justamente cuando el fotógrafo retrataba el letrero, en cuya crónica se dijo que John Lennon le indicó a dicho retratista que esa toma la dejara así y fuera la seleccionada. Hasta ese “error” se volvió una histórica obra de arte. No sé si en alguna ocasión han mencionado el nombre de esa chica, pero parte de su silueta se inmortalizó en la foto.
Más saludos te mando.
Tan conservadores que son los ingleses de sus costumbres y aquí permitieron pintar sobre el asfalto esas horrendas líneas quebradas al centro y a los costados de la calle. Digo, hubieran respetado la portada del Abbey Road como un símbolo de agradecimiento a esos cuatro greñudos que tanto aportaron con impuestos a las arcas del gobierno inglés.
Excelente revisión bibliografica, analitica y fotografica, saludos al Euipo y en especial para mi estimada amiga Lovely Tere salu2 a todos