Sin duda alguna Metallica es actualmente una de los grupos de heavy metal más importantes dentro de la industria musical. Desde que comenzaron a principios de los ochentas con James Hetfield en la guitarra y Lars Ulrich en la batería, quienes después convocaron a Dave Mustaine en la guitarra principal y al bajista Cilff Burton para complementar al grupo, se han convertido en referentes importantes en la historia del rock. Lamentablemente, por diferentes situaciones, ni Mustaine (que fue expulsado del grupo y tiempo después formaría a Megadeth), ni Burton (el cual murió de forma trágica en 1986 cuando la banda ya probaba las mieles del éxito) pudieron continuar. Kirk Hammett entró a la banda, para sustituir a Mustaine en 1983, convirtiéndose en una pieza clave en el sonido pesado de la agrupación y durante la primera década del siglo XXI se les unió el bajista Robert Trujillo.

El más reciente disco de Metallica, Hardwired… To Self Destructed, lanzado en noviembre del 2016, los ha llevado a embarcarse en una gira mundial la cual llegó a nuestro país para demostrar que ellos ofrecen el mejor espectáculo de metal que existe en nuestros días. La relación entre los fans mexicanos y el grupo estadounidense es sólida con una reciprocidad que va desde el escenario hacia el público y viceversa. Metallica no sólo entrega lo mejor de su repertorio, sino que visualmente su show es unos de los mejores que se pueden apreciar.

La noche del miércoles 1 de marzo (la primera de tres conciertos que ofrecerán en la ciudad capital), en el Foro Sol de la Ciudad de México, estuvo llena de energía. Desde la elección del telonero que recayó en la leyenda del punk, Iggy Pop, quien promueve su álbum Post Pop Depression (2016) del cual brillaron por su ausencia en el repertorio las canciones de este material, que nos mostró que aún a los setenta años todavía se puede rockear y contonear el cuerpo agresivamente, además de deleitarnos con temas clásicos de The Stooges y de su carrera solista.

El grupo salió casi a las 9:30 pm, toda la expectativa de verlos por fin en el escenario llegó a su fin cuando dio inició, como ya es costumbre con la introducción de el tema The Ecstasy Of Gold del gran compositor italiano Ennio Morricone, en donde en la enorme pantalla se puede apreciar una secuencia de la película de Sergio Leone, El Bueno, El Malo y El Feo.

 

 

 

 

Metallica está en el escenario, la ovación de los fans de todo estrato social y de diferentes edades es ensordecedora, comienzan el concierto con las dos primeras canciones de su más reciente álbum, Hardwired y Atlas, Rise! La energía de los temas hace que nadie deje da saltar en sus lugares. Llega el primer clásico de la noche, From Whom to Bell Toll del disco Ride The Lightning de 1984, para después ofrecernos algo del Re Load (1997), The Memory Ramains, esa canción en donde hizo los coros la célebre Marianne Faithful,

La noche avanzaba, el slam, que desde arriba se pudo apreciar algo desganado, se organizaba en la pista, las gargantas se secaban por corear cada uno de los éxitos de la banda, lo bueno es que los vendedores de cerveza, quienes siempre están de manera oportuna, nos ofrecían el refrescante líquido en los vasos conmemorativos al concierto para poder seguir echando gritos en Moth Into The Flame, Harvest of Sorrow y The Four Horsmen.

En el set list no podían faltar Sad But True del famoso álbum negro, One de el disco And Justice for All, Master of Puppets la cual es siempre un lujo escucharla en vivo, Fade to Black y Seek and Destroy que cerraron la primera parte del show, esa que nos lleva al encore. En ese momento nadie quería salirse del recinto, todo el respetable se encontraba deseoso de más música, de volver a prendernos con los solos de guitarra de Kirk Hammett, de escuchar ese bajo de Trujillo, quien también tuvo un solo con este instrumento en Los Cuatro Jinetes, de la destreza de Lars Ulrich en los tambores y de la potente voz de James Hetfield.

 

 

 

 

 

Finalmente ellos vuelven a salir al escenario, nos ofrecen Fight Fire With Fire, continúan con la balada Nothing Else Matters, esa que Shakira se encargó de mancillar, que nos da un momento de respiro ante toda la energía gastada a lo largo del recital, para cerrar con Enter Sandman y corear al unísono: We’re off to never never land. La banda nos ha llevado a la Tierra de Nunca Jamás, nos ha dado una jornada de ensueño. Nos ha permitido disfrutar de su historia musical en una velada simplemente inolvidable en donde nos convertimos en parte de la familia Metallica.

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