En la primera de dos noches en la Ciudad de México, el cantautor uruguayo, Jorge Drexler, se mostró agradecido con el público por las muestras de cariño durante el concierto que ofreció en el Teatro Metropólitan.
Poco antes de las 21:00 horas del pasado jueves apareció un solitario Jorge Drexler para dar inicio su espectáculo llamado Silente, el concierto comenzó con una versión sin música de Transporte, que resaltó la calidad, como compositor, del ganador del Óscar y el Grammy.
Drexler se mostró agradecido con el público presente por el cariño que ha recibido a lo largo de los años, añadió que se siente como en casa cuando pisa suelo mexicano.
La exhibición trajo de vuelta al músico en una etapa más madura, haciendo del silencio la materia prima del espectáculo. La atención de la gente fue bien recibida por el interprete que continuó con Estalactitas, Deseo y Mi guitarra y vos que hicieron que la gente cantara a manera de coro, de una manera casi susurrante.
En un ir y venir entre guitarra eléctrica y acústica, el artista originario de Montevideo continuó con algunas anécdotas que sirvieron como introducción para interpretar las siguientes canciones. La aparecida fue la sorpresa de la noche al ser tocada por primera vez en México, siendo esta la primera canción de Drexler escrita en 1992.
El Teatro Metropolitan seguía fielmente las indicaciones del interprete y escuchaba con atención las historias detrás de algunas canciones como Don de fluir y Salvapantallas, esta ultima la dedicó a los presentes, a quienes considera parte de su familia.
El concierto siguió su curso mostrando lo nuevo que tenía el cantante, una mezcla entre guitarra, voz y objetos que poca relación tienen con la música como lo es un péndulo de newton para dotar de ritmo a Abracadabras, una canción de su más reciente disco Salvavidas de hielo.
Este espectáculo intimo siguió con Disneylandia, una canción que habla de la globalización y se presentó con un juego de sombras detrás de Jorge Drexler; otras canciones de diferentes épocas sonaron, Asilo, Soledad y La edad del cielo, la cual se representó con un distorsionador de voz que hizo que pareciera una canción fresca y moderna.
Drexler revivió su pasado con A la sombra del Ceibal, la cual fue hecha para una campaña de educación en su natal Uruguay, junto con una historia de su familia, dedicó esta canción a sus abuelos, los cuales fueron maestros de comunidades rurales.
El concierto se acercó al final con Pongamos que hablo de Martínez, la cual está dedicada a Joaquín Sabina, quien fue un guía para que Jorge se decidiera por la música a pesar de haber estudiado medicina en su país.
La noche estaba concluyendo y se escuchó Sea, Movimiento y Silencio, esta con un juego de luces y sonidos que englobaban lo que estaba siendo la noche. La canción que cerró con broche de oro fue Telefonía, de su más reciente material discográfico,
Lo que destacó es la manera en que Drexler manejó la interpretación de las canciones, la cual fue diferente a las versiones grabadas en estudio, haciendo que Silente fuera más que un concierto, es un paisaje visual y sonoro de una manera íntima directo desde Uruguay.
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