Para esa década prodigiosa, el ambiente musical era inmenso sobre todo en los Estados Unidos de Norteamérica. La época de los grandes vocalistas (los llamados crooners) empezaba a ver una disyuntiva en la barra de los éxitos cuando el Rock n Roll era el lenguaje universal de la juventud y los grupos tenían una presencia mayor que desplazaba incluso a sus propios cantantes solistas como lo eran Pat Boone, Paul Anka, Fabian o incluso el rey Elvis.

Ante esta tremenda ola que se gesta incluso hasta nuestros días, el jazz seguía teniendo un lugar muy especial con gigantes como Ella Fitzgerald, Etha James, Sarah Vaughn,  Frank Sinatra, Sammy Davis Jr, Perry Como, Dean Martin o Tony Bennett, quienes seguían manteniendo una imagen que de alguna manera también involucraba a los jóvenes. Y entre ellos sobresalía alguien que también colocó algunos éxitos pop siendo que sus orígenes era el jazz y me refiero a John Royce Mathis, nacido el 30 de septiembre de 1935 en Gilmer Texas y que sería conocido con el sobrenombre de Johnny Mathis.

Al igual que otros crooners románticos de la época, Mathis consiguió colarse en diversas bandas de jazz en los clubes de Tennessee y Louisiana antes de irse a Nueva York a probar su gran suerte. Fueron los varios buscadores de talentos que se hacían tragar por las largas avenidas neoyorkinas, en los barrios del Bronx y Queen’s donde pudieron toparse con algunos de éstos talentos, donde el color de piel moreno oscuro era el común denominador de esas voces prodigiosas, lo mismo en alguna esquina interpretando notas vocales del Doo Woop hasta los jazz bar en algún sótano convertido en tal. Ahí entre estos estaba Johnny Mathis a quien Joaquin Sander escuchó cantar a este moreno texano de origen pero fue en San Francisco California donde creció y aprendió a manejar sus genes paternos en el espectáculo quienes habían hecho teatro de vodevil.

Su recorrido por varias ciudades y poblados en busca de bandas que apreciaran sus números puestos a su portentosa voz, lo lleva entonces a la gran urbe de hierro y es ahí donde Sander lo coloca como prueba en la Columbia Records para sus primeras grabaciones. No dudaron ni un segundo en apoyarlo aunque sus primeros acetatos no tuvieron el éxito deseado.

Columbia apostó al jazz primeramente, pero la competencia entre varios músicos del género, mounstruos como Stan Getz o Dave Brubeck consolidaban el mercado del jazz por lo que ese peso, a pesar de tener calidad, Mitch Miller, directivo de repertorio lo posicionó en el ámbito del pop donde podría tener mayor proyección.

Grabado en 1957 logra posicionar esta melodiosa canción que lo daría a conocer con una buena producción que lo coloca en la cuadrilla de nuevas estrellas de la Columbia junto con nombre como la encantadora Doris Day.

Otro tema del mismo tono romántico fue sin duda It´s Not For Me to Say que logra darle ese estilo que iba con su voz y personalidad.

Un número que hacía suspirar a las adolescentes o teenagers ya en la entrada de los sesenta fue Someone que tuvo buenos lugares en el chart del Top Ten y el Billbaoard 100.

Una serie de composiciones logran que Mathis grabe su primer álbum para la Columbia con los éxitos ya mencionados así como otros temas como Chances are, All the time, When I am With You, Come to me, Wild is the Wind y I Look at You.

De ahí rescato la primera en mención: Chances Are un gran éxito sin duda.

Dicho acetato de larga duración, titulado así como Johnny Mathis Greatest Hits no era más que una idea de Miller para compilar los sencillos que ya había lanzado con anterioridad y a pesar de que no eran los “grandes éxitos” ésta placa estuvo en los primeros Top Ten del chart durante casi dos años lo que lo promocionó con gran enormidad hasta llegar a realizar giras por Europa.

Su ascendente carrera lo convertía en un seductor artista ya sea en Broadway como en Las Vegas donde su presencia tan versátil lo hacía un personaje imprescindible en el espectáculo. Sus discos empezaban a tener también un gusto más allá del público adulto y ser un recurrente para la industria del pop.

Uno de éstos números exitosos fue ni más ni menos que Gina, muy dedicado a la actriz italiana Gina Lolobrigida.

Y otro sin duda fue What Will my Mary say que incluso tuvo sus covers en español de ambos temas por los increíbles Hermanos Carrión que llegaron a interpretarlas en la voz de Lalo Carrión bajo una buena producción para discos DIMSA.

Escuchemos esta versión en español de Gina.

https://www.youtube.com/watch?v=UGAWzFCizy4

La fama de Mathis lo llevó incluso al cine, participando en la película Lizzie  donde interpreta la canción A certain smile que lo recordaba sus inicios en el mundo de la música. Poco más tarde se haría de un bar en su ciudad casi natal, San Francisco, el Black Hawk Club que lo mantuvo por algunos años antes de mudarse a Beverly Hills.

Helen Noga fue su manager por un buen tiempo al inicio de los 60 y lo llevó a tener varios espectáculos incluso en la televisión. Participó en varios como el Pat Boone Chevy Show y por supuesto en el Ed Sullivan Show. Las diferencias de Noga con Miller empezaron a surcar distancias y fue hasta que en 1967 decide fundar su propio sello discográfico: Global Records

Noga, una mujer muy hábil en los negocios pero con un gran conflicto para tratar personas produce un rompimiento con Mathis y éste se une con Ray Haughn que hasta la fecha se han mantenido juntos. Con Global Records formaliza varios contratos con otras compadñías para asegurar sus espectáculos en centros nocturnos, conciertos masivos, televisión y cine manteniendo año con año como mínimo la producción de un larga duración.

La competencia con el rock y los Beatles, lo deja fuera por un tiempo en los charts en Europa y no sería hasta principios de los 70 que relanzaría su carrera.

Recomendada por Andy Williams, amigo de muchas correrías con Mathis, llega a su vida la cantante de color Deniece Williams con quien graba a dueto un álbum y el éxito Too Much, Too Little, To Late.

Pero no todo fue miel sobre hojuelas como comúnmente se dice. Sus problemas de adicciones se inician cuando una laringitis le obliga casi a suspender un espectáculo y un médico muy conocido en el medio artístico y político Marc Jacobson, el que curaba las dolencias en su espalda al presidente John F. Kennedy, lo induce a una serie de barbitúricos “regeneradores de tejidos” lo que para cualquier mal a Mathis lo vuelve un adicto en potencia además de su afición a los cocteles a cualquier hora.

No fue sino hasta finales de esa década, por la amistad que unía a la que sería primera dama, Nancy Reagan que se internó en la clínica especializada en adicciones en Detroit Michigan donde pudo salir de esa pesadilla que de alguna manera afectó su voz.

A continuación otro de los éxitos con Deniece Williams, Emotion un número uno con varios covers por artistas de esos años,  como la versión genial de los Bee Gees.

Fue considerado como el mejor baladista pop de la historia en Estados Unidos, una personalidad a veces controvertida, que reconoce sus orígenes en el Brasil por su madre, sus problemas de adicciones que también lo han llevado a ayudar a mucha gente que ha caído en esa enfermedad del alcohol así como su declaración de considerarse abiertamente homosexual. Pero sin duda alguna, un personaje símbolo del romanticismo del pop.

Y hasta aquí mi colaboración semanal para El Círculo Beatle esperando como siempre sus amables e interesantes comentarios.

Y no olviden que

BEATLES 4 EVER!!!!

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