Eran tantas cosas.

Era un examen semestral que comprendía muchas lecturas. Los Pats de Nueva Inglaterra jugaban contra los Delfines de Miami en un Monday Night Football. Lo peor para mí en ese momento, la ruptura de mi noviazgo con Rocío. ¿Quién podría tener concentración en ese momento?

Suena el teléfono. Mi padre me llama y me dice: –Te habla Rocío. Pensé que la llamada era para devolverle cartas y regalos que me había hecho. Cosas de novios cuando terminan la relación. Contesté en el teléfono de la cocina y su voz entrecortada por el llanto me dice:

–Luis Carlos… En ese momento pensé que se arrepentía por nuestro rompimiento y quizás me pedía regresar. Contesté arrogante y serio.

–¿Qué quieres? Estoy estudiando.
–Mataron a John Lennon.

Lo lógico era pensar que era una mala broma por lo que había pasado dos días antes y mi respuesta fue entonces de lo más lógica.

–No hagas esas bromas, no juegues, ya me heriste lo suficiente.
Yo de lo más dramático posible.

–No seas estúpido, pon pronto la tele. Lo acaban de anunciar.

Corrí dejándola en la llamada sin colgar y le cambié del canal 5 donde se transmitía el juego, sin saber que Jorge Berry y Victor Von Rossum ya lo habían anunciado. Le puse al canal 13 donde estaban pasando un fragmento del concierto de The Beatles en Japón cuando cantaban Nowhere Man con el cintillo que pasaba abajo: Asesinaron al ex Beatle John Lennon.

No sé cuánto tiempo pasó. La llamada con Rocío pasó de las nueve de la noche, hora de México hasta ya entrada la madrugada. No podíamos dar crédito de cómo alguien podía asestarle cinco disparos a un hombre que había siempre expresado su obra y su sentir por la paz. Era darle ese comparativo a personajes que habían muerto de la misma manera como Ghandi, Martin Luther King o el mismo Jesucristo. La paz tenía siempre un trágico final.

Por su lado en los Estados Unidos, a través de la cadena ABC, el comentarista deportivo Howard Cosell daba la misma noticia durante el juego del lunes por la noche.

Se me vinieron encima tantas canciones, tantos momentos vividos con la beatlemanía que por cada vez que veíamos o escuchábamos cualquier canción que en esos momentos llenaba el cuadrante de la radio y los canales de televisión, el golpe de nostalgia, de incredulidad incluso hasta de odio nos llenaban en todo nuestro ser. ¿Qué hacer? ¿Hacia dónde correr? ¿Cuánto costaría un vuelo hasta Nueva York?

Los medios proseguían y la historia se contaba.

El amanecer del 9 de diciembre nos mostraba algo que no queríamos ver. El luto entre toda la hermandad beatle por el mundo comenzaba.

El maestro Jacobo Zabludowsky no podía dejar de dar la noticia en una reseña inolvidable

La radio no pudo callar, indudablemente. Radio Centro, principal estación de esa cadena daba un testimonio sobre la muerte de John. Si, su estación filial, Radio Éxitos había sido por varios años la única con dos horas dedicadas a la música del cuarteto Liverpool. Años después las pasaría a su estación en FM Radio Universal donde permanece hasta nuestros días. Aquí un homenaje de una de sus voces emblemáticas, Don Serguio Guarneros San Miguel.

Y entonces la prensa buscó afanosamente a los deudos directos, George, Ringo y… ¿Paul? ¿Paul dónde estaba?

Su frialdad nos dejó aún más que fríos, aunque, sin embargo, años después entendimos que el shock había sido brutal y a veces cuando recibimos ese tipo de noticias ocultamos el dolor mostrándonos con frialdad hasta con sarcasmo como una defensa natural de nuestra psiquis.

Los medios nos mostrarían con el tiempo innumerables reseñas y opiniones al respecto. Nuestros estantes hogareños de quienes nacimos con la beatlemanía se llenaron de revistas, periódicos y hasta cómics que guardaban miles de historias sobre el porqué de ese atroz acontecimiento. Desde que un simple trastornado con ínfulas de ser famoso hasta conspiraciones políticas. Todo cabía para crearnos la historia, pero lo que siempre se quedó con nosotros fue su música, su legado como artista y como ser humano. Con sus contradicciones, su dislocada personalidad tan variante y sorprendente. Y ahí está con nosotros, cada día, como un HOMBRE DE NINGUNA PARTE.

Por último, reproduzco un fragmento del texto que escribió el gran escritor colombiano, premio Nobel de literatura, Gabriel García Márquez, nuestro Gabo, sobre el asesinato de John Lennon.

Los reporteros de televisión le preguntaron en la calle a una señora de ochenta años cuál era la canción de John Lennon que le gustaba más, y ella contestó, como si tuviera quince: “La felicidad es una pistola caliente”. Un chico que estaba viendo el programa dijo: “A mí me gustan todas”. Mi hijo menor le preguntó a una muchacha de su misma edad por qué habían matado a John Lennon, y ella le contestó, como si tuviera ochenta años: “Porque el mundo se está acabando”.

Y hasta aquí mi colaboración semanal, esperando como siempre sus comentarios tan valiosos para un servidor.

Y no olviden…

BEATLES 4EVER¡¡¡¡

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