Soy oriundo de la Ciudad de los Palacios, es decir, aquel Distrito Federal hoy la gran Ciudad de México. Es aquel México de 1964, casi la mitad de aquella década prodigiosa donde el mundo cambió de muchas maneras. La televisión se convertía en un elemento cotidiano aún muy lejos de estas plataformas que funcionan las 24 horas. Era en blanco y negro y la programación duraba de las 8 de la mañana hasta las 12 de la noche. La televisión a color, por cierto, es invento de un mexicano, el gran ingeniero Guillermo González Camarena e impulsor del canal 5 con sus siglas XHGC, no llegaría a comercializarse sino hasta 1967. Los cines se exhibían con los grandes formatos del tecnicolor, el cinerama y el cinemascope, demostrando la capacidad espectacular de las grandes producciones cinematográficas. Los vuelos espaciales eran de expectación mayúscula y más que eran televisados, dándonos esa apertura a conocer el espacio exterior. ¿Quién no recuerda al primer cosmonauta Yuri Gagarin? o ¿el proyecto Gemini con las caminatas en el espacio de Gordon Cooper? De igual forma ya nos adentrábamos en la era de las computadoras y en espera de un promisorio año 2000. Así nos adentrábamos en programas que llenaban nuestras tardes noches como Perdidos en el espacio, Dr. Who, El túnel del tiempo, Tierra de gigantes, Rumbo a lo desconocido y La dimensión desconocida.
La burocracia que antes habitaba en los barrios populares como la Guerrero, Santa María, Nonoalco, Morelos y San Simón llenaban los edificios de multifamiliares como los Miguel Alemán en la colonia Del Valle, el conjunto Esperanza en la Narvarte y por supuesto en el recién inaugurado Conjunto Habitacional Tlatelolco. Las colonias de las nuevas clases medias con la novedad de las casas dúplex eran la Portales, la Asturias, la Algarín, la Cuauhtémoc, la Verónica Anzures y la Álamos, la Postal, la Letrán Valle y las ya mencionadas Del Valle y Narvarte.
Quien haya nacido por ahí de fines de los 50 y principios de los 60 ¿Quién no recuerda subirse en los camiones vitrina que cubrían varias de las principales rutas de aquel Distrito Federal? Estaban la que iba y cubría gran parte de la avenida más grande de la ciudad que es la avenida de los Insurgentes, desde La Villa hasta Ciudad Universitaria y San Ángel. La siempre limpia y eficiente Del Valle avenida Coyoacán. O la que cubría la siempre emblemática Paseo de la Reforma desde el Zócalo hasta el Auditorio o La Villa Toreo Cuatro Caminos. Por enunciar las más conocidas.
Además, si usted, en aquellas épocas quería llegar más a tiempo pues era subirse a un libre, aquellos taxis pintorescos que con su decoración adquirían apodos singulares como los famosos cocodrilos de un verde oscuro con unos triángulos negros con fondo blanco simulando filosa dentadura. Las cotorras de verde chillante y amarillo o los corales de un color naranja suave. Casi todos ellos de aquellos autos de los 40 y 50 como los Chrysler De Soto, Ford Fairlane, Chevrolets Bel Air, Fleetway y Byscaines. Aún ya en los sesenta los autos compactos también cubrieron ese servicio como los Datsun Bluebird, los Fiat, los Vauxhall, los Morris y los Hillman. Y por supuesto aquellos tranvías y trolebuses amarillos que cubrían vastas zonas de aquella ciudad aún todavía, la más transparente del aire. Si, la misma que en aquel año de 1964 recibíamos al gran monolito del dios de la lluvia, Tláloc, que llegó en un tráiler patrocinado por la Goodyear Oxo bajo un torrencial aguacero desde su natal estado de Puebla. Años antes de la aparición de los bochitos ecológicos y por supuesto del metro.
La música sería y es un elemento importantísimo en el contexto de nuestra ciudad. Y entonces, mucho antes de tener los spotify, los youtube y otras apps en nuestros celulares, el medio fundamental era la radio. Había de dos: tener aquellos de bulbos que tardaban al igual que los noveles televisores un ratito en encender o aquellos pequeños de transistores que podía uno cargar a todos lados mientras las Ray-o-Vac o las Everyready duraran. Y entonces a sintonizar aquellas estaciones como la catedral de todas ellas, la XEW, la voz de América Latina desde México, la XEQ o la XEB que transmitían aquellas estrellas de la música romántica como Los Panchos, Los Dandys, Agustín Lara, Pedro Vargas, María. Luisa Landín, Toña la Negra, María Greever entre tantos que llenaron ese tiempo de nostalgia y recuerdos.
Estaban ahí presentes consorcios importantes como Radio Mil, de la familia Salas con sus estaciones Radio Sinfonóla, Radio Eco y Radio 590 “La Pantera” que dio un sello importante para la música moderna en los siguientes quince años. O Radio Centro de la familia Aguirre con La charrita del cuadrante para todos aquellos y aquellas que deliraban ante los melodiosos falsetes de un Pedro Infante, Jorge Negrete, Miguel Aceves Mejía y Javier Solís, la propia Radio Centro, Radio Variedades con los éxitos en español de entonces, al igual que la XEDF y claro, Radio Éxitos que sería la primera en ofrecer un completo programa dedicado al cuarteto Liverpool. Pero entonces aparecieron las estaciones chicas que empezaron a hacerse grandes para transmitir los éxitos que se escuchaban en los Estados Unidos y en Europa. Radio Continental, Radio Chapultepec, Radio 620 (La música que llegó para quedarse), que seguían el llamado estilo California, un sistema consistente en programar música grabada alternando cortes comerciales, haciendo llegar aquellos números interpretados por Frank Sinatra, Nat King Cole, Pat Boone, Paul Anka, Eddie Gormé, Frankie Avalon, Del Shannon, Chubby Checker, Dean Martin, Aretha Franklin y claro está el rey Elvis. Grupos como The Zombies o los Beach Boys o los Ventures empezaban a sonar con ímpetu junto a otras estrellas del Rock’n Roll.
La música tenía como vehículo los discos de vinil. Entonces había para todos los géneros musicales en aquellas tiendas de discos para que en los hogares fueran reproducidos por aquellas consolas tan revestidas elegantemente que decoraban las salas de nuestras casas y departamentos. Si, aquellas que se les ponían adornos de cerámica con carpetitas y floreros o alguna figura metálica como los elefantes de trompa parada para la buena fortuna. Marcas como las Stromberg Carlson, las Philco, las General Electric, las Sonorama, las RCA Victor y las más modernas y compactas Phillips. En algunas de éstas se podía escuchar la radio AM y la muy incipiente FM. Eran también muy memorables los tocadiscos portátiles para la chaviza que hacían pasar tardes inolvidables en sus recámaras.
Y ahí estaban esas casas de discos inolvidables como Mercado de Discos con la más grande variedad de álbumes, los Larga Duración (LPs) de 33 rpm que eran los más caros y los económicos sencillos de 45 rpm con dos canciones por lado (A y B) y los Extended Play (Ep´s) con cuatro números musicales, dos por lado. Otros almacenes estaban en tiendas de prestigio como El Palacio de Hierro, El Puerto de Liverpool, El Puerto de Veracruz, El Centro Mercantil, Woolworth o jugueterías como Juguetería Igor donde aquí su columnista llegaba a gastarse sus domingos principalmente en la discoteca del almacén. Más tarde apareció otra tienda de mayoreo como Discolandia que al igual que Mercado de Discos tenían un juego de cabinas para que el futuro comprador o compradora, tuviera la oportunidad de escuchar el disco a elegir, supervisar las canciones del artista o grupo escogido antes de realizar la compra. Era común, sobretodo en los jóvenes, pasarse escuchando discos en grupo por varios minutos, a veces acompañados de un refresco con popote, ya sea una chaparrita del naranjo, una Pepsi, un Orange, un Ontario o una Coca Cola, ya que estaban brujas y lo mejor era ir a escucharlos hasta que los corrían. Y ¿quién no recordaría de aquellas rockolas de las cafeterías y fuente de sodas donde también se bailaba o escuchaban los éxitos del momento tocando discos sencillos y Eps acompañados de unas tres marías o una banaba Split?
La Beatlemanía en México
Cuando se empezó a escuchar a The Beatles en Estados Unidos, en México las noticias del grupo llegaban a cuentagotas y con poco eco. La primera estación de radio que llegó a transmitir música del cuarteto fue Radio 620 (La música que llegó para quedarse) que situaba sus estudios en el tercer piso del edificio Beaumont sobre la calle de Balderas número 32, haciendo esquina con Avenida Juárez. Esto fue a mediados de 1963 cuando ya la beatlemanía en Inglaterra causaba furor. Era la voz de Juan Bosco Laris quien anunció el debut de From Me To You (Lennon & McCartney) en aquel año, siempre acompañado de otras voces como Armando Soto y el Dr. José A. Rojas Sanguinés quienes pasaban sus ondas de voz en los micrófonos de esa estación junto con el sello del canto del gallito, señal inigualable del cuadrante radial de ese entonces. Pero fue apenas un destello, un avance de lo que vendría. No había discos de The Beatles a la venta en nuestro país.
No fue sino hasta el 1 de marzo de 1964 cuando discos MUSART lanza su primer sencillo de The Beatles en México con el éxito “Ella Te Ama” (She loves you -Lennon & McCartney) en el lado A y “La Vi Allá” (I Saw Her Standing There- Lennon & McCartney) en el lado B. Los títulos de las canciones, como se verá, ya eran traducidos (o mal traducidos) a la manera como se iban entendiendo (para los traductores de las disqueras) de acuerdo a la mercadotecnia dirigida al público mexicano, para no caer en frases o palabras de doble sentido o inmorales.
La reacción de este primer sencillo tuvo una gran aceptación por lo que quince días después se lanza el Lp (larga duración) de Conozca a The Beatles, versión del disco norteamericano del sello Capitol Records Meet The Beatles, que a su vez era la versión para América del original With The Beatles, segundo álbum de la discografía original inglesa.
Era una mezcla de lo que fueron los dos primeros álbumes ingleses incluyendo el Please Please Me donde la diferencia estribaba en la inclusión de She Loves You en el Lp cuando solo había aparecido en sencillo en el Reino Unido.
Musart fue una compañía disquera fundada en 1948 que llegó a distribuir la producción discográfica de discos Panart de Cuba y como parte de Craft Recordings. Fue esa distribución de artistas cubanos y latinoamericanos en México que amplió con los años su espectro de artistas exclusivos entre los que se contaban ya para 1964 Manolo Muñóz, Angélica María, Alberto Vázquez y César Costa, entonces ya representantes del Rock and Roll mexicano. Pero también podíamos encontrar a cantantes como Gloria Lasso, Eulalio González “Piporro”, Olga Guillot, Lucha Villa y Carmela y Rafael entre otros.
La licencia de The Beatles se llevó a cabo vía Capitol Records de Estados Unidos, sello importante de la cuadrilla de disqueras de EMI. Un año después en mayo del 65, Musart tuvo que ceder los derechos de licencia a Capitol de México que inauguraba sus oficinas en la calle de Ayuntamiento para que entonces el catálogo de The Beatles pasara a sus listas de artistas.
Cabe mencionar que todas estas ediciones que aparecieron en 1964 y 1965, fueron editadas en monoural para Musart. Capitol de México las editó en ambos rubros, mono y estéreo a partir de mayo de 1965.
Musart editó todavía entonces ya bajo la licencia de Capitol, la versión completa del Beatles For Sale británico como apareció de igual forma en Capitol, con diferente formato ya que en la versión de Musart aparece una nota del editor de la música de The Beatles, Dick James dedicada al panorama periodístico mundial que reseñaba la carrera del cuarteto liverpuliense. Pero esto ya apareció en 1965.
Para terminar de cumplir con sus obligaciones contractuales que cubrían hasta el año de 1965, Musart dedicó una edición especial con los tres primeros volúmenes que sacó en 1964, como Conozca a The Beatles, The Beatles Vol. 2 y The Beatles Vol. 3, un álbum de edición limitada muy cotizada por los coleccionistas actualmente como parte de la parafernalia mexicana de la beatlemanía.
60 años de radio con la música de The Beatles
Ya una vez que se había transmitido la primera canción del cuarteto Liverpool en Radio Continental, Don Francisco Aguirre, dueño de la cadena Radio Centro, al escuchar y ver las noticias sobre The Beatles a su llegada espectacular al aeropuerto John F. Kennedy a bordo del Boeing 707 de la Pan Am y su apoteósico recibimiento por las calles y avenidas de Nueva York, decidió viajar para poder presenciar alguno de los pocos conciertos que dieron en esa jornada de ese frío febrero de 1964. Según sus memorias, él tuvo la oportunidad de estar como invitado a la gala celebrada en el Carnegie Hall donde vio con gran entusiasmo la actuación de The Beatles, misma que no pudo ser transmitida ni grabada por razones del sindicato de músicos del lugar. Sin embargo, al regreso a la Ciudad de México, tuvo la genial idea de empezar a transmitir la música del cuarteto más famoso del mundo con un programa en su estación filial de la Cadena Radio Centro, en el cuadrante del 790 de Ampliación Modulada (AM) RADIO ÉXITOS, una de aquellas “pequeñas estaciones” que empezaron a difundir los más representativos éxitos internacionales. Y así fue, con un breve programa llamado “7 minutos y 90 segundos con Los Beatles” que se transmitía a las 8 de la mañana y a la 1 de la tarde, horario pensado en los jóvenes estudiantes que entraban o salían de sus escuelas. Justo fue con el incipiente catálogo de la Musart que empezaron a “probar” el futuro público radioescucha con esa intuición de lo que podría ser en años posteriores. Y así resultó. Un año y medio después abriría entonces La Hora de los Beatles, que tendría un periodo desde principios de 1966 hasta 1999 en lo que duró la estación al aire. Después pasaría a ser El Club de los Beatles en la estación de Frecuencia Modulada (FM) en los dos horarios acostumbrados. Fue la voz de Adolfo Fernández Zepeda quien distinguió las entradas y las salidas de ese programa y de otros más.
El Club Oficial de Los Beatles en México, se dio a conocer a finales de 1964 en un pequeño departamento de la cerrada de Salamanca en la colonia Roma, encabezado por dos chicas más que entusiastas e invadidas por la beatlemanía, María Esther Bordoy y Cinthya Lara, quienes se encargaron en esos primeros años de reclutar a un público juvenil, que si bien pocos hablaban la lengua inglesa, esta dupla de chicas se encargaron de traducir las primeras letras de las canciones que empezaron a llegar a México. Si bien era cierto que la música internacional viajaba por las ondas hertzianas del cuadrante y varios sellos discográficos representaban a varios artistas, The Beatles se convirtieron en un buen ejemplo para aprender el idioma, tanto por su música como por el mensaje a veces simple y sencillo. Más tarde se convertirían en letras poco menos comprensibles por la propia evolución del grupo. Aun así, el concepto de la beatlemanía quedó impreso en parte de la cultura popular de nuestro país. Se convirtió incluso en uno de los países favoritos, tanto para dar conciertos como para vacacionar, tanto para Ringo Starr, George Harrison y Paul McCartney que tuvieron ese placer de estar en México, alabando sobre todo a su público, el más eufórico, más cálido y alegre de acuerdo a palabras de Sir Paul.
Y sin más, en otras columnas seguiré reseñando aquellas anécdotas y discografías de The Beatles en México que tiene muchas anécdotas y objetos que se imprimieron en esos años.
Hasta la próxima sin olvidar que…
BEATLES 4EVER!!!!
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