En la vida nadie está exento de tener accidentes que provocan en muchas ocasiones situaciones de depresión en las cuales se debe realizar un gran esfuerzo para poder salir de éstas. Claro que las estrellas de la música, como seres humanos que son, también han pasado por momentos difíciles y muchos de ellos han podido resistirlos y hacerlos sus fortalezas, como Rick Allen de Def Leppard que perdió un brazo o los casos de Eric Clapton y Nick Cave que perdieron a sus hijos de manera trágica. Pero una de estas historias es la del guitarrista de Black Sabbath, Tony Iommi, que supo sobreponerse a las duras pruebas de vida que se le han presentado.

El guitarrista Tony Iommi nacido bajo el nombre de Anthony Frank Iommi, en Birmingham, Reino Unido el 19 de febrero de 1948, tiene una larga trayectoria dentro de la historia del rock primeramente con Mythology, luego por un par de meses con Jethro Tull y posteriormente con Black Sabbath, con quienes cosechó grandes éxitos con álbumes que se han vuelto primordiales dentro del heavy metal. Además como solista ha publicado un álbum, Iommi (2000), y ha sido participe de varios proyectos musicales tales como Heaven and Hell y Who Cares.

En el conteo de los 100 grandes guitarrista, realizado por la revista Rolling Stone, Iommi ocupó el lugar 25; en un texto escrito por Brent Hinds del grupo Mastodon explica su gusto por el estilo del músico: “Recuerdo la primera vez que escuché  a Black Sabbath. Mi hermano mayor consiguió su álbum Master of Reality de un niño que vivía al lado, y lo habíamos estado pasando como si fuera crack. Estábamos jugando con las luces apagadas y una vela encendida, cuando mi papá irrumpió en la habitación. Él estaba como, ¿Qué es esta mierda? Luego rompió el disco justo en frente de nosotros. Pero la música acababa de golpearme como un rayo. Realmente entro en la Iommi-esfera cada vez que me pongo una guitarra. Tony es un pionero del metal, pero hay una verdadera delicadeza en su forma de tocar; no es tan rápido. Su fraseo tiene una vibra tan clásica, y me inspiro mucho en el trino de Tony. Me lastimé en un concierto de reunión de Black Sabbath en 1999. Durante “Snowblind”, todos estábamos abrazados, y luego nos caímos, golpeé una silla y me rompí las costillas. Yo estaba como -Joder, me duele mucho, pero no quiero irme. ¡Tengo que seguir viendo tocar a Tony!-“.

Pero dentro de su virtuosa técnica para tocar la guitarra, existe un detalle, ocurrido en su adolescencia, que no todos conocen y es que el músico perdió, en un accidente laboral, parte de un par de sus dedos de la mano derecha (el anular y el medio). Fue en una metalurgia donde sucedieron los hechos, cuando el joven Tony vio por última vez sus dedos completos. A la edad de 17 años Iommi trabajaba en una empresa de láminas de metal, cuando tuvo que cubrir el turno de uno de sus compañeros y utilizó una maquina cortadora.

En una charla en el Musician´s Institute en Hollywood, California el guitarrista recordó: “Estaba en una línea y me pasaban cosas y yo las soldaba, y luego pasaba a otro lugar. Un día, la persona que me enviaría la cosa para soldar nunca apareció, así que me pusieron en esta prensa gigante, enorme, una prensa tipo guillotina. No sé qué pasó, debo haber empujado mi mano. ¡Bang! se vino abajo Simplemente me quitó las puntas (de los dedos). De hecho, me los quité Quedó con dos tallos, el hueso sobresalía por la punta del dedo. Fui al hospital y me cortaron los huesos y luego me dijeron: -Es mejor que te olvides de tocar-. Dios, estaba tan molesto. No aceptaría que no hubiera forma de evitarlo, que no pudiera volver a tocar”.

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Este accidente le provocó depresión, además de sentirse frustrado después de recibir la noticia de que jamás podría utilizar su guitarra y mostrar sus habilidades en la banda a la que pertenecía en ese momento, Earth. Cuenta la historia que se sentía incómodo y molesto que cuando un compañero de la fábrica llegó a visitarlo con un disco como regalo, ni siquiera quiso escucharlo. Esta persona le comentó que el tipo del disco era el guitarrista de jazz, Django Reinhardt, quien sólo tenía dos dedos, pero aún así podía tocar la guitarra. En una entrevista para la revista Rolling Stone declaró: “Estaba extremadamente deprimido y muy decaído. El gerente de la fábrica vino a visitarme a mi casa… y luego me contó la historia de Django Reinhardt, que había perdido los dedos”.

La resiliencia de Tony Iommi lo llevó a buscar soluciones para volver a tocar su guitarra, una de ellas fue utilizar el instrumento al revés, al ser zurdo  pensó que podía tocar con la otra mano, pero fue inútil. Después se le ocurrió la idea de derretir una botella de sopa y luego, con un soplete, comenzó a moldearla con la forma que le faltaba a sus dedos. El fundador de Black Sabbath explicó: “Funcionó, pero luego tuve que perseverar durante mucho, mucho tiempo para acostumbrarme a trabajar con ellos… y fue doloroso”.

De acuerdo con el sitio Metalhead Community, recapitulan parte de esta historia y señalan que Iommi siguió intentando buscar formas para usar su guitarra, con lo que fabricó varias puntas de plástico, que fueron otros intentos que fallaron, “por lo que Tony entonces tuvo una idea inesperada y cortó una vieja chaqueta de cuero. Cuando probó este nuevo material, la prótesis fue un éxito, pero aún le quedaba el trabajo más difícil, reinventar por completo su forma de tocar”. En donde tuvo que aflojar las cuerdas de la guitarra y las afinó en un tono más bajo con lo cual provocó un sonido innovador que daría paso al heavy metal.

Asimismo a principios del 2012 a Iommi se le diagnosticó un linfoma y aunque declaró que su cáncer estaba en remisión para agosto de 2016, el compositor tuvo que operarse de un bulto no canceroso en la garganta. Claro que esto no detuvo al obstinado músico y en una plática con el sitio Loudwire, declaró: “Desde que me diagnosticaron, tengo que tener cuidado y no quedarme despierto hasta muy tarde y descansar un poco, cosa que no hice, porque viajábamos después del espectáculo. Entonces, cuando llegas al hotel, son las tres o las cuatro de la mañana. Y normalmente me despierto temprano, me despierto cuando hay luz, así que no duermes muchas horas. Me encanta tocar en la carretera, me encanta estar en el grupo, me encanta tocar para los fanáticos, pero es sólo el otro lado. Solamente puedes hacer lo que puedes hacer y tu lado físico toma el control y te cansas. Y después de hacer tantos shows, realmente me cansé”. Tony Iommi no se ha dado por vencido una vez más y es un ejemplo dentro del rock, un músico que se ha levantado de los problemas que se le han presentando y además fue arquitecto, con Black Sabbath, de uno de los géneros del rock que sigue vigente con una buena cantidad de fieles seguidores, el heavy metal.

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