Tengo un recuerdo muy personal por allá en 1968 cuando escuché dos discos que marcaron un momento importante en mi aprendizaje musical. El primero fue aquel Wheels of Fire de Cream que me presentó mi primo Norberto con mucho entusiasmo y diciéndome que era un grupo muy superior a The Beatles (¡¡¡) justo cuando se estaba estrenando el Magical Mystery Tour.
Claro, era un disco que arrancaba con la fuerza de un White Room que se volvería un tema icónico de los sesenta, composición magistral de Jack Bruce y Pete Brown. También escuchar Born under a bad sign también fue demoledor y un imán para estar escuchando tantos temas de esa placa.
Pero lo más sorprendente era el poder de dos guitarras en las manos de un Ginger Baker y un Eric Clapton (Surrey Inglaterra, 1945). Todo eso sucedió cuando visitaba a mis tíos en Tijuana y ahí era como un aeropuerto para toda la música blusera y rockera de esa época. Y fue un año después cuando justo estábamos comprando el White Album de The Beatles y sin saberlo (ya que no había un crédito especial para él) la guitarra mágica que se escucha en While my guitar geently weeps es ni más ni nada menos que el Slowhand de Eric Clapton, como un invitado del propio Harrison, creador de esa magnífica rola, el primero en hacerlo en la carrera de The Beatles en un álbum. Después lo haría, también por invitación de Harrison, Billy Preston durante las sesiones del Get Back.
Esa amistad duraría hasta el final de los días de Harrison, pero en ese lapso tendrían varios sucesos, tanto con lo musical como en lo sentimental.
De aquel grandioso álbum Wheels of Fire con el grupo Cream, el comienzo de una época dorada del rock.
George Harrison conoció a Patricia Boyd, mejor conocida como Pattie Boyd durante la filmación del primer film de The Beatles, A Hard Day’s Night de Richard Lester en 1964, cuando ella solo participaba haciendo un bit (pequeña escena en un film de un solo diálogo) cuando rodaron en el vagón de un tren de pasajeros. Pattie en sus primeros años fue conocida, junto con su hermana Jennie, como modelo de ropa de diseño de las boutiques de la calle Carnaby Street que en aquel entonces marcaban el hito principal de la moda de los sesenta, encabezada por la famosa y delgadísima modelo Twiggy.
Así, para George y Pattie, el amor los flechó y dos años después se casarían el 21 de enero de 1966, siendo apadrinados por Paul McCartney. Durante ese tiempo, hasta 1970, Pattie fue una fuente de inspiración del beatle silencioso para varias canciones como fueron I Need You, You like me too much, paralelas a las ya conocidas letras introspectivas y espirituales de la línea de George también influenciado por la cultura védica hindú. Pero quizás la mejor de todas ellas inspiradas en Pattie y que alcanzara (según Frank Sinatra) el nivel de la más hermosa canción de amor como la fue Something aparecida en el álbum Abbey Road de 1969.
Volviendo un poco más atrás en las sesiones del White Album de 1968 la unión de la colaboración de Harrison-Clapton estuvo muy presente en dos tracks de ese icónico álbum como lo fueron Savoy Truffle dónde Harrison relata un catálogo-menú de platillos dulces entre trufas, chocolates, pays de jengibre inspirado en los gustos que tenía Clapton por las delicias azucaradas. No era precisamente por esos sabores exclusivamente, sino porque le servían a Slowhand para la cruda que le ocasionaban las sesiones de marihuana, lo que por un lado le producían una serie de caries en su dentadura y constantes visitas al dentista.
En seguida veamos aquella While my guitar gently weeps durante el concierto para Bangladesh, el 1 de agosto de 1971 justo hace ya 50 años en el Madison Square Garden de Nueva York, siendo la primera vez la aparición entre Harrison y Clapton junto a otros músicos como León Russell, Bob Dylan, Ringo Star, Billy Preston y Klaus Voorman entre otros.
Después de aquel concierto el matrimonio Harrison-Boyd naufragaría por aquel excesivo rol de trabajo que absorbía a George desde su álbum All Things Must Pass y la organización del concierto benéfico, así como el uso constante de drogas que los llevaban a momentos de martirio y distanciamiento ya muy lejanos de aquellos idílicos y románticos años que gozaron en la era beatle. Pattie empezó por detestar la mansión de Friar Park, una antigua casona-castillo de varios acres del siglo XIX horrorizada por la cantidad de gárgolas y figuras fantasmagóricas aparte de la inmensidad del lugar. Cansada de estar recibiendo visitas a deshoras de miembros del Hare Krishna y los devaneos de George con otras mujeres, entre ellas Maureen Cox esposa de Ringo hicieron ese camino que los empezó a alejar. Todo esto reseñado en su autobiografía Wonderful Tonight, George Harrison, Eric Clapton and me publicada en 2007.
Ese vacío que se hizo entre la pareja, fue empezado a llenar por Eric Clapton, quien confesó en varias entrevistas el enorme enamoramiento que tenía hacia Pattie desde que la conoció en 1968. Ese lapso de ruptura fue muy bien aprovechado por Eric haciéndole compañía a Pattie en todo momento mientras George se entregaba al 100 a su trabajo.
Un buen día, relata Pattie, recibió una carta firmada tan solo con la letra E, una misiva de amor que finalmente Clapton le confesaría ser el autor. Ahí empezó aquel romance clandestino que la llevaría a una espiral de sentimientos encontrados y más cuando Eric le dedicaría su composición, Layla, un éxito mayor que por años lo identificaría. Una letra que revelaba el amor por una mujer (Pattie) que no estaba disponible para comenzar un romance.
Sin duda, un tema que marcaría a Clapton por el resto de su carrera entre otros temas.
Una reunión casual a principios de 1974, juntó a Eric y a Pattie hasta muy entrada la madrugada. George, en un despabilo, se inquietó y fue en busca de la todavía esposa. Cual sería su sorpresa que, a bordo de su Ferrari Testarossa, descubrió en el camino a la casa donde había sido la reunión a Eric y Pattie besándose y caminando tomados de la mano.
La escena era previsible, enojo y desconocimiento total de aquella amistad entre los dos músicos y el comienzo del divorcio Harison-Boyd.
El divorcio Harrison-Boyd se dio en ese año, que el mismo Harrison lo denominó el año Dark Horse, derivado de las leyendas védicas del caballo de cinco cabezas que significan los embates del ser humano ante la adversidad y que fue sello discográfico de su propiedad.
Cinco años más tarde Pattie y Eric contrajeron matrimonio en 1979. La pareja duró siete años hasta 1987 y el divorcio se concretó dos años más tarde.
AMIGOS Y NUNCA RIVALES
Tanto Eric como George comprendieron que sus mismos errores causados por los excesos (en el caso de Clapton, el insistente alcoholismo) y la falta de un camino concreto que los hacía navegar de un proyecto a otro, de una mujer a otra, de una fiesta a otra. Pero sus carreras en solitario lograban de una manera u otra, entre tropiezos y éxitos, una identificación que los llegaron a reunir como los amigos que siempre fueron, unidos por los mágicos dedos en sus guitarras como los grandes del lead guitars del rock.
Fueron varios proyectos que hicieron visible esa unión. Uno de ellos fue justamente en 1987 en el concierto en Tokyo que reunió igual cantidad de músicos. Para Harrison era un nuevo horizonte de las actuaciones en vivo después de haber fracasado en sus últimos desastrosos conciertos durante la gira por Estados Unidos a punto, incluso, de perder la voz. Para Clapton, era reencontrarse con la música que le daba bríos nuevos sacándolo de la depresión por el divorcio de Pattie.
En seguida, una muestra con el tema de apertura de ese concierto, Taxman del álbum Revolver de The Beatles de 1966, reproduciendo el mismo efecto que en la placa cuando inicia con tosidos de George.
La mutua admiración que se tenían rompió con muchas barreras que hubiesen hecho esa separación por siempre. Compartir en más de una ocasión los escenarios y los estudios de grabación, los hicieron reencontrar a través de las notas y las cuerdas esa comunión entre dos músicos que dieron mucha significación al rock desde finales de los sesenta hasta ya entrado el siglo XXI y la desaparición física de George el 29 de noviembre de 2001.
Un año después, el mismo Eric al unísono del llamado de Paul McCartney y Ringo Star, los deudos principales de George, su viuda Olivia Arias, su hijo Dahni Harrison, convocaron a varios de sus amigos músicos que siempre habían acompañado a George para realizar un magno concierto en su memoria, The Concert for George en el Albert Hall de Londres.
Como si se reencontrara el tiempo y la historia, recordando aquel 1 de agosto de 1971 para el concierto para Bangladesh, se inició con la presencia de la hija de Raví Shankar como número inicial con una obra autoría de su propio padre combinándola al final con The Inner light de Harrison para después iniciar el concierto con todos los amigos haciendo un merecido homenaje en el principal recinto de conciertos de la capital inglesa.
Una relación singular y genial, con todo el drama incluido, pero que ha sido fuente de temas y dos vidas que al final nunca se separaron a pesar de todos los pesares.
Les dejo un pequeño documental sobre esa relación Harrison-Clapton no sin antes agradecerles nuevamente su lectura a ésta columna después de unas semanas de ausencia.
Y sin olvidar que:
BEATLES 4EVER!!!!
Hola Luis. ¿Cómo estás? En el encabezado de la nota, en el tercer párrafo, escribís “Pero lo más sorprendente era el poder de dos guitarras en las manos de un Ginger Baker y un Eric Clapton (Surrey Inglaterra, 1945)”. ¿Eso es correcto? Desde ya gracias por tu atención. Abrazo grande.