El año de 1987 fue, en particular, excelente para George Harrison, quien después de algún tiempo de no grabar se metió de lleno a su estudio en Friar Park para realizar, al lado de Jeff Lynne, lo que sería su exitoso álbum Cloud Nine. Entre enero y marzo, Harrison se dedicó a trabajar en cada una de las canciones que había compuesto. Pero durante esos meses, el ex beatle se dio una escapada a Los Ángeles, California, para visitar y convivir con unos amigos, además de resolver diversos asuntos. Fue la noche del 19 de febrero de ese año que asistió al Palomino Club, ubicado al norte de Hollywood, con el propósito de disfrutar del concierto del legendario cantante de blues Taj Mahal y en algún momento dado, junto con Bob Dylan y el fundador de Creedence Clearwater Revival, John Fogerty, se subieron al escenario para convertir ese momento en algo especial e inolvidable para los asistentes que se encontraban en el lugar y que no dieron crédito a lo que sucedió.
El Palomino Club era un foro, dentro del área de San Fernando en California, que abrió sus puertas en el año de 1949 y en un principio fue un local especializado en música country. Con el tiempo, también incluyó espectáculos de rock y blues. En esa ocasión, George Harrison acompañado de Bob Dylan, con el que tenía una amistad desde bastante tiempo atrás, estaban esa noche para ver, además de a Taj Mahal, al guitarrista Jesse Ed Davis con el cual habían trabajado, cada uno en su momento y esa noche participaba como integrante de The Graffiti Band que era el grupo de soporte del blusero.
La velada se volvió mágica al momento en el que Taj Mahal, después de tocar el clásico Farther On The Road, original de Bobby “blue” Bland, invitó al escenario a Dylan y a Harrison. Después de ser presentados, cada uno tomó una guitarra e iniciaron el palomazo con la canción Matchbox de Carl Perkins. Al terminar la interpretación ingresó al escenario John Fogerty quien tomó también una guitarra e interpretó Knock on Wood. Nadie podría haber imaginado una noche como la que se estaba viviendo.
El grupo interpretó Midnight Hour de Wilson Pickett, Honey Don´t y Blue Suede Shoes ambas de Carl Perkins, Watching The River Flow de Bob Dylan (interpretada magníficamente por George Harrison), Johnny B Goode original de Chuck Berry, Hand Jive y Lucille entre otras. Pero hubo una petición musical la que resultó especial y fue toda una sorpresa para esa noche.
Después de tocar Watching The River Flow, John Fogerty tomó el micrófono y anunció que la canción que interpretaría era una solicitud muy especial la cual había sido pedida por el mismísimo Bob Dylan, se trataba del clásico de Creedence Clearwater Revival, Proud Mary. Habían pasado alrededor de 15 años en los que Fogerty se había negado a tocar las canciones que había grabado con Creedence, debido a que no quería que la gente de el sello discográfico Fantasy Records obtuvieran más ganancias por ser los dueños de los derechos de los temas del grupo californiano.
En el año de 1972 la banda se separó pero aun tenían un contrato con Fantasy Records que los obligaba a grabar más discos, para evitarse pagar una alta tarifa por incumplimiento del convenio, John Fogerty tomó la decisión de ofrecerles los derechos y regalías de todas las canciones que había compuesto, con Creedence Clearwater Revival, para evitarse problemas legales y dar por finiquitado el acuerdo. Esto lo causó una gran molestia por lo que por muchos años dejó de tocar sus viejos éxitos. Pero esa noche era especial, así que sin importar estos antecedentes, Proud Mary volvió a ser cantada por su autor original.
Mientras tanto, Harrison interpretó canciones de uno de sus ídolos de todos los tiempos, Carl Perkins, además de aportar su voz a Peggy Sue y Dizzy Miss Lizzy. George en todo momento mostró la destreza que poseía para tocar la guitarra y el saber improvisar en cada canción que iba saliendo a lo largo de este espontáneo concierto.
En un momento dado sonaron los acordes de Twist and Shout para concluir una noche memorable. La reunión de estas superestrellas de la música rock duró alrededor de una hora, cada uno de ellos se vio cómodo en el escenario, a través de fotos y videos podemos verlos sonreír y disfrutar de lo que mejor saber hacer: Rocanrolear como nadie.
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