Apenas se está despejado la bruma de los cuatro conciertos de Sir Paul de hace una semana en México, cuando los temas más variados sobre el Beatle zurdo siguen siendo motivo de charla entre todos sus fans. La colaboración de esta semana describirá aspectos del apabullado film Give My Regards To Broad Street y contradictoriamente, por el álbum que tuvo buena aceptación entre sus seguidores. En el año de su estreno, 1984, esta película fue un fracaso comercial, pero a mi parecer es uno de los mejores álbumes de Paul, mi favorito y para muchos es uno de los álbumes más interesantes de McCartney en donde a cada escucha se puede encontrar algo hermoso. Siempre se ha hablado de esta película como el gran tropiezo de Paul McCartney; incluso durante años se vio como el principio de su caída como artista (hasta que años después demostró, si es que necesitaba demostrar algo, que no estaba acabado ni mucho menos). El caso es que tan mal he oído hablar, o he leído, acerca de esta película, que cuando la vi en televisión abierta en México, ya que nunca se exhibió en las salas cinematográficas, me llevé una grata sorpresa al descubrir que no me parecía tan mala como la había destrozado la crítica.

Claro, todo depende de con qué se la compare, o de qué expectativas se tengan. Algo comparable y comprensible fue que muchos, tras ver A Hard Day’s Night y Help!, se decepcionaron al ver Magical Mystery Tour, que es una cosa totalmente diferente y hoy ya es considerada una película de culto. Es como la decepción que me llevé en su día cuando vi Moonwalker, la película de Michael Jackson; de haber sabido de antemano que no era una película convencional, no me habría sentido tan desconcertado en el cine y habría disfrutado de la película como se merece. Desde luego, Give My Regards To Broad Street no es una gran película destinada a pasar a los anales de la historia, a pesar de su presupuesto de 10 millones de libras que se gastaron en su filmación, es una película modesta, de esas que nos permiten ver en pantalla a nuestro cantante favorito pasando una serie de aventuras en un tono ligeramente cómico, con un argumento tenue que sólo sirve de excusa para enlazar grandes canciones con otras. Give My Regards to Broad Street contiene principalmente versiones de canciones anteriores de The Beatles y, sorprendentemente, nuevas grabaciones de canciones de sus dos predecesores, Tug of War y Pipes of Peace y una de la época de Wings.

Hace unas semanas se cumplieron sus 40 años y al parecer las aguas se han calmado de la vorágine de la crítica al respecto, hagamos un análisis de la parte que nos gusta a los fans de este gran proyecto y dejemos los análisis de las partes desastrosas que inundan la red.

Precisamente hablando de estos aciertos, la única versión que tuvo algo así como un arreglo nuevo es Silly Love Songs, el único remake del álbum de una canción de Wings. Suena un poco más funky con un solo de bajo agregado que golpea el pulgar interpretado magistralmente por el ya fallecido Louis Johnson. A mí en lo personal me gusta más esta nueva versión de Silly Love Songs, la escucho más viva, más poderosa…

Como en algunos de los álbumes de los años 80 de Paul, el viejo amigo de The Beatles, Ringo Starr, vuelve a tocar en muchas canciones. Pero lo que muchos fans no conocen es que se negó terminantemente a reinterpretar las nuevas versiones de las canciones del cuarteto en Broad Street y Paul tuvo que echar mano de bateristas alternos en estas melodías. Desde un inicio, Ringo no estaba feliz de involucrarse en eso. Tuvo desafortunadas declaraciones a la prensa cuando la película naufragó comercialmente después de su estreno como si estuviera deslindándose del desastre comercial; textualmente argumento que “no estuvo nunca de acuerdo en esa idea de poder intentar tocar y re-grabar algo casi sagrado” y que se le comparara posteriormente.

En palabras del propio Paul al respecto declaró: “Ringo se negó a participar en las canciones de la época de The Beatles, yo quería que lo hiciera, pero se negó. Supongo que quería evitar comparaciones entre versiones. A mí eso me da igual. Son mis canciones y no me voy a avergonzar de nada de lo que he escrito. De hecho, había planes originalmente para adicionar versiones de Hey Jude y The Fool On The Hill”. Yo me pregunto si años después, al interpretar estas “canciones sagradas”, Ringo sigue pensando lo mismo con los millones de dólares que se embolsa en las giras de la All Starr Band cuando incluye en su set list las canciones de The Beatles. Curiosamente, tal vez no quiso tocar la batería específicamente en las canciones del famoso cuarteto; ya que, si es tan inseguro como me parece, no querría que la gente se pusiera a comparar cómo tocaba en unas versiones y en otras y alimentando una leyenda urbana sobre que otro baterista de sesión tocó en su lugar en algunas de las canciones de The Beatles.

Personalmente pienso que Paul no quiso re-grabar las canciones de The Beatles exactamente igual que en los años 60, intentó darles un sello de nueva versión como lo veremos a continuación. Lo mismo se aplica también a las canciones regrabadas de Tug of War y Pipes of Peace, como Wanderlust y So Bad (cuyo original tenía sólo un año). Agradables grabaciones que suenan un poco más frescas.

 

Aunque las musas cinematográficas parecieron darle la espalda a Paul, las musicales estaban más que controladas, de hecho, el disco arranca con una de las nuevas canciones: No More Lonely Nights, una de las mejores baladas de su carrera, y eso, tratándose de McCartney es mucho decir. Grabada en una sola sesión y con el guitarrista de Pink Floyd, David Gilmour, se convirtió en un megahit transatlántico que casi por si sola hace que merezca la pena de un LP que, no nos preocupemos, tiene mucho más que ofrecer. La canción es una obra de arte de la melodía, es emotiva sin resultar empalagosa y todo lo que en ella suena lo hace de forma excelente. Al respecto el gran guitarrista comentó sobre esta canción a donde fue invitado a interpretar los solos de guitarra : “…Me pareció bastante sorprendente hacer No More Lonely Nights con Paul McCartney. En una sesión de tres horas con una banda lo aprendimos y lo soltamos, y Paul tocó el piano y cantó la voz principal en vivo, y yo toqué el solo de guitarra, ¡bang!…”

El primero de las “sacrilegios”, como lo han catalogado los “expertos beatle”, de temas del cuarteto en aparecer en el LP es Good Day Sunshine, el fabuloso tema que Paul compuso para la obra Revolver de 1966. En esta ocasión McCartney toca todos los instrumentos salvo el piano -a cargo de George Martin- y también ejecuta todas las voces. Las diferencias con la versión original de 1966 son mínimas salvo las lógicas en cuanto a calidad de sonido. A continuación, Paul nos ofrece tal vez una de las mejores secuencias con un excelso medley entre tres de las mejores baladas de su carrera Yesterday/Here There & Everywhere/Wanderlust, las dos primeras provenientes de su carrera Beatle (pertenecientes al disco Help de 1965 y Revolver de 1966) y la última de su álbum en solitario.

En cuanto a las canción extraída de Tug Of War de 1982. A diferencia de lo que ocurría en Good Day Sunshine, las nuevas versiones tienen un toque menos “áspero” que difieren en mucho de las originales merced al nuevo arreglo de metales que George Martin escribió para ambas. En cuanto a Wanderlust, en esta con Ringo en la batería, también estrena una partitura del siempre acertado Martin.

 

Posteriormente Paul, con Ringo a la batería y el integrante de Led Zeppelin, John Paul Jones, interpreta Ballroom Dancing tambien de Tug Of War, en una versión bastante fiel al original que sólo difiere en la parte instrumental, sensiblemente, más dura. La cara A concluye con la versión ya comentada del éxito de Paul y sus Wings en 1976: la archiconocida Silly Love Songs, pero con esas mejoras en los tonos y tiempos que suben y bajan para darle una fuerza que la versión original tal vez le faltaba.

Y arrancamos la cara B con dos estrenos Not Such A Bad Boy y No Values, dos notables y animados números que recuerdan en su sonido eléctrico al álbum final de Wings en Back To The Egg. Dos buenas canciones (en especial la segunda) que demuestran que las musas no habían abandonado al gran Paul. Amén de la leyenda urbana que cuenta sobre No Values que fue una canción “mensaje” dedicada a Denny Laine después del rompimiento reciente en esos años de Wings, algo parecida a la infame How do you sleep? De Lennon. Esta leyenda aunque aún sigue siendo repetida en los círculos de analistas McCartnianos, se ha desmentido al encontrarse pruebas que la canción fue escrita por McCartney unos años antes del final de Wings.

Un gran acierto significó el nuevo arreglo de cuerdas para la excelente revisión de For No One, muy fiel de nuevo a la original de 1966 incluida en el LP Revolver, pero con aire muchas más “clásico”, lo que acentúa el mensaje melancólico de la canción. También a Revolver pertenecía la versión primigenia de Eleanor Rigby que, tras desplegar toda su sobresaliente calidad, se extiende en Eleanor’s Dream, una brillante pieza clásica compuesta por Paul y arreglada por George Martin. Eleanor´s Dream como Paul lo ha comentado, se puede catalogar como el génesis de sus trabajos clásicos posteriores como son el Oratorio de Liverpool y Standing Stone.

Quiero mencionar una escena que a mí me conmueve mucho y es en la que Paul va a visitar a su padre para indagar sobre las grabaciones perdidas. Aunque la escena en sí es más bien simple, cuando sabemos que su verdadero padre había fallecido no muchos años antes, la escena cobra otra dimensión, sobre todo las quejas del padre de que apenas le visita y su insistencia en que se siente a tomar una taza de té. También esa música de fondo, tipo music hall, que es la que su padre tocaba y que tanto le influyó a él (Good Night Princess).

Interesante es la versión solista de Paul de The Long and Winding Road. Especialmente por sus duras críticas a la forma en que el productor Phil Spector produjo la canción del álbum Let It Be. A los ojos de McCartney, Spector arruinó completamente la canción. Así que ésta es la oportunidad de McCartney del desquite, la oportunidad de mostrar cómo pretendía la canción. Sorprendentemente, utiliza en su mayoría los mismos arreglos que Spector, como también hizo McCartney durante la gira Wings World Tour en 1976. Pero hay una diferencia: la orquesta y especialmente el coro son mucho menos prominentes. Y eso hace que la nueva versión sea mucho más moderada que el original, a veces grandilocuente. La sensación se ha vuelto más jazzística, lo que se ve reforzado aún más por la introducción de un gran solo de sax a mitad de la canción.

La verdad es que, hasta aquí, bien sea por la incuestionable calidad de los clásicos o por la sobresaliente aportación de las nuevas canciones, el disco es irreprochable, tal vez para muchos, Paul desentonó el LP con la versión pseudo-dance de No More Lonely Nights que bajo el título de Playout Version, supone el único punto bajo de una fantástica obra, curiosamente recuerdo que esta versión fue la que se comenzó a promocionar en México. Yo no tuve conocimiento de la gran balada hasta que adquirí el álbum. A diferencia del LP, el CD termina con la extraordinaria pieza al estilo de los años 20, la ya mencionada Goodnight Princess y que Paul la pensó para que fuera reproducida en los cines una vez que la proyección de la película hubiera terminado y la gente empezara a desalojar las salas. Una especie de música de despedida.

Esto es la parte positiva del proyecto. Al ser mi favorito, yo tal vez esperaba el lanzamiento este año de un box set del 40 aniversario. Es el álbum y la película de Paul que aunque es muy atacada, es la que cuenta con más memorbilia disponible. Y llegamos a la parte no agradable; la película, tantas críticas hay que yo solo agregaré que Paul McCartney quería probar suerte de nuevo en el cine. Barajó varias ideas y, en un principio, iba a ser un rock-documental al modo de Get Back/Let It Be en el que Paul y sus músicos de acompañamiento interpretarían nuevos temas y clásicos de los Beatles, de Wings y de la carrera de Macca en solitario. La idea se arrojó a la basura y Paul tal vez no se asesoró en cuanto a emprender un film con un guion que fue escrito por su cuenta, creando una ligera historia sobre un músico al que roban las cintas máster de su último disco poco antes de su lanzamiento. La historia giraría en torno a las peripecias del músico -interpretado por el propio McCartney- y sus compañeros (Linda McCartney, Ringo Starr y Barbara Bach) para recuperar las cintas robadas. La película estaría salpicada de escenas musicales que la dotarían de un aire onírico. Esa era la idea… ya sabemos el resultado.

Sin embargo a 40 años, Broad Street ha comenzado a tomar un segundo aire y como Magical Mistery Tour, se ha posicionado entre los fans de Paul como un buen film y de donde se pueden extraer buenas y entretenidas secuencias. Los seguidores han entendido que se debe de disfrutar y no esperar una pieza memorable digna de los Oscares.

En cuanto al álbum, ¿Cómo lo podemos catalogar a 40 años?, las canciones nuevas son muy buenas…, pero sólo son tres… El resto son correctos aciertos que aunque bien es cierto que no aportan nada nuevo, si dan a los fans una versión alterna y fresca de las versiones originales. Para mí, es un gran disco, una especie de extraño recopilatorio que, si bien demuestra cierta complacencia por parte de Paul, no deja de ser una auténtica pieza de gozo para los sentidos y como se mencionó al inicio de esta colaboración, siempre encontrarás algo notable si lo escuchas con calma y detenimiento. Que decir la satisfacción que sentí en los conciertos del año pasado y los recién de la semana pasada de Paul en el Foro Sol/GNP, cuando al terminar y encender las luces, la música que comenzó a sonar de fondo mientras comenzábamos a desalojar el recinto era No more Lonely Nights. Por esto y más, felices 40 años a Give My Regards to Broad Street.

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