Voy a platicar una historia, es la única que conozco demasiado, así que ustedes disculparan. Al ver las revistas que emergían a inicios de los 90 y que publicaban sobre rock mexicano, sólo algunas eran dedicadas plenamente al rock y aquí en Tijuana, llegaban, pero sentía en el corazón que había una forma de hacer algo similar en la escena de por acá, descubriendo que existían unas publicaciones llamadas fanzines…había de poesía, pero las que llamaron mi atención, fueron las de rock. En fotocopias, escritas ya fuera a mano o a máquina de escribir y sin límites, estas publicaciones aquí y allá, con collages, recortes de revista o dibujos, han sido parte de un sistema subterráneo de comunicación efectivo.
Ya entrando a algo más formal (como debería de ser todo lo que se escribe), el término fanzine surge en 1940, acuñado por Russ Chauvenet. Aún antes del término, ya habían aparecido varias de estas publicaciones de los tópicos más diversos. Aunque existe lo que se llama prozines o semiprozine, estos dos términos no son tan comunes como el de fanzine. Hechos con más entusiasmo que otras cosas al ser elaborados por seguidores de algún tema en particular, ofrecen una visión cruda y fuera de un margen de “criterio editorial”, una forma de rebelión ante un cooptado sistema informativo de las editoriales o prensa.
Obviamente el rock and roll y el fanzine al encontrarse, fue un matrimonio ideal. 1966 fue el año en el que en California surgió el primer fanzine rocker ,Crawdaddy, y de ahí surgieron otros como Mojo Navigator y Who Put the Bomp. Al surgir el punk rock, evidentemente fue otra unión inevitable y surgió, como ejemplo principal, Maximum Rock And Roll, una publicación de estatus ya legendario. Obviamente, esto despertó un circuito importante de fanzines alrededor del mundo en donde el heavy metal en sus sonidos extremos, junto el punk rock lo han llevado más allá, al crear listas de correo, ventas de catálogo de material fanzinero y discográfico, creando un ruido que sigue hasta ahora con en internet y la evolución hacia el llamado e-zine. Otros fanzines pioneros relevantes eran Punk o Sniffin’Glue.
En México, tras las revistas más elaboradas, pero con ética independiente, obviamente hablando de lo rockero, El Tianguis Cultural Del Chopo hasta ahora, siguen siendo en donde aparecen una gran mayoría de fanzines de lo más impensable o que nadie sabe cómo llegaron ahí. Los intercambios por correo fueron básicos para la difusión de estas publicaciones. Presentando ejemplos sobre México, en la década de los noventa en la revista Complot Internacional se publicó un artículo sobre fanzines dentro del contexto de la contracultura y se citaron ejemplos como Amoniaco (publicación relevante de música y arte underground hecho en Tlaxcala), Amor y Rabia (versión mexicana de fanzine norteamericano que era anarquista revolucionario), Huevos (fanzine de Warpig, mítico baterista de la banda punk Atoxxico), Taladro (importante fanzine tamaulipeco dedicado a la musica subterránea). también se cita a Tijuana y su entonces prolífica producción con Los Terceros, Velocet, El Kolibry y el icónico El Centro De La Rabia. Yo agregaría a la lista publicaciones que dejaron su huella como el longevo fanzine de Mazatlán llamado Virus, Idiots Rule y La Vaka Loka de Guadalajara, Kitsch Del Alma de Monterrey, Nihilista de La Paz, BCS. No olvidemos al colectivo Contracultura Menor, también de Tijuana, que son parte de un catálogo enorme junto a otros más, que hay que poner en la mesa, que en varias ciudades, los personajes detrás de estas publicaciones, serán personajes que tendrían algunos, un protagonismo importante en varios rubros de la cultura en el país y otros, evolucionaron hacia otras plataformas.
Ahora, el fanzine ya no ha girado tanto por el rock, salvo algunas pocas excepciones, ya que se ha concentrado más en los blogs y podcasts, pero la producción fanzinera sigue en su vocación más pura, como una vez para los que la necesitan en colectivos y movimientos importantes, así como un refugio de plena expresión personal, aunque hay proyectos como el emprendido en Aguascalientes donde se ha hecho un catálogo histórico o los diferentes encuentros y talleres que se dan, de forma independiente, en todo el país.
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