El tres parece ser el número de la perfección. Quizá porque rompe con el ensimismamiento de la díada y abre el juego. En la religión católica representa la Trinidad; también se necesitaron tres días para resucitar al Cristo. En la estrella de David se superponen dos triángulos. Al cuerpo y a la mente se le agrega el espíritu. Nuestras extremidades están conformadas por tres partes. Y así podríamos seguir. En el terreno del arte, las trilogías ocupan un lugar especial. En literatura, sólo por mencionar una de las más famosas, recordamos El Señor de los Anillos (1937-1949) de J.R.R. Tolkien, que fue llevada al cine. Pero en el terreno del séptimo arte se destaca también la exitosa saga Matrix (1999-2003), de las hermanas Wachowski. Y hasta Star Wars solía avanzar de a tres. Pues bien, el 18 de diciembre de 2020 quizá el compositor más influyente y representativo de la música contemporánea decidió completar su trilogía personal. Nos referimos a Paul McCartney y a su álbum McCartney III (Capitol, 2020). Sobre este lanzamiento, Arturo Espinosa realizó un exhaustivo análisis recorriendo cada tema que conforma el disco: (https://elcirculobeatle.com/mccartney-iii-y-la-atemporalidad-musical). En estas líneas nos detendremos en algunos puntos que permitan enlazar las tres producciones en la obra de McCartney. Copland sostiene que “Hay tantos estilos como compositores y cada compositor importante tiene varios estilos diferentes que corresponden a las influencias de su tiempo y a la maduración de su propia experiencia”. (2013:240). En efecto, ante una extensa carrera como la de McCartney, algunos de sus producciones podrían establecerse como mojones que dan cuenta tanto de los avances como de la resignificación que un artista realiza de su propia obra.

I

Lo primero para destacar es que cada una de las obras responde a un momento particular en la vida y la carrera de McCartney. Este álbum que cuando fue lanzado llevó simplemente su apellido, está íntimamente vinculado con su separación de The Beatles. Fue publicado por Apple records en abril de 1970, coincidiendo en su lanzamiento con Let it be, último álbum de la banda. Este hecho resulta también otro motivo de discusiones y peleas con sus excompañeros. Se dice que la idea surge luego de que Lennon comunicara su alejamiento en 1969. El álbum es fruto de un período de depresión y encierro en su granja de Escocia. Otra particularidad, que se volverá un sello distintivo en la trilogía, tiene que ver con el proceso de grabación. McCartney ejecuta todos los instrumentos, realiza la grabación con pocos recursos, alternando entre su casa de St. John´s Wood, los estudios Abbey Road y también en Morgan Studies. Su esposa Linda Eastman, participa en los coros. Nadie más. Otra de sus especificidades tiene que ver con el lanzamiento. McCartney aprovecha para publicar un comunicado, en realidad un reportaje preparado, en el que da cuenta, entre otras cuestiones, de su posición ante la separación de The Beatles. Entre las preguntas y repuestas, aparecen conceptos como:

– ¿Te gusta trabajar como solista?

Muchísimo. Sólo tengo que consultarme a mí mismo para cualquier decisión y estoy de acuerdo conmigo.

– ¿Por qué tocaste todos los instrumentos tú mismo?

Porque soy bastante bueno.

– ¿Cuáles son tus planes ahora?

Mi único plan es crecer.

De las composiciones se destaca “Maybe I’m Amazed” (“Tal vez estoy asombrado”). El álbum no fue bien recibido por la crítica. Sin embargo, la separación de Los Beatles pareció brindarle cierto empuje y así llega al primer lugar en el Reino Unido. El listado de canciones (todas compuesta por McCartney) es el siguiente:

Lado A: The lovely linda; That Would Be Something; Valentine Day; Every Night; Hot As Sun / Glasses; Junk; Man, We Was lonely.

Lado B: Oo you; Momma Miss America; Teddy Boy; Singalong Junk; Maybe I’m Amazed; Kreen Akrore.

Cabe destacar que “Junk” y “Teddy Boy” fueron compuestas durante su etapa beatle.

Podría pensarse este álbum como un nuevo inicio. Si bien McCartney se caracterizó en su etapa Beatle por la búsqueda de la experimentación, ahora la idea es lograr un sonido despojado, minimalista. La búsqueda parece dirigirse por caminos compositivos que le permitan abrirse a los nuevos estilos musicales que se vislumbran para la presente década.

II

Este disco publicado en mayo de 1980 también surge como indicio del fin de una etapa. McCartney se encuentra a punto de disolver Wings, grupo que formara en 1971 y que le significa un nuevo pico de popularidad en su carrera. Otra vez ejecutando todos los instrumentos, pero a diferencia del primer eslabón de la trilogía, el músico se aventura a explorar nuevos ritmos y estilos -techno, música electrónica-. En esos años comenta que escucha mucha música, sobre todo grupos nuevos y que particularmente le gusta el reggae. También recurre a nuevas formas de instrumentación a partir del uso de sintetizadores. “Es como ser un profesor que se mete en un laboratorio y experimenta”, sostiene. Ya más familiarizado con la forma de promocionar los lanzamientos y aunque no sea de su agrado, decide brindar múltiples reportajes.


El listado de temas es el siguiente:
Lado A: Coming Up; Temporary Secretary; On The Way; Waterfalls; Nobody Knows.
Lado B: Front Parlour; Summer’s Day Song; Frozen Jap; Bogey Music; Darkroom; One of These Days.
“Coming Up” (“Llegando”) es el tema promocional elegido. McCartney realiza un video en el que se los ve a él y a su esposa ejecutando todos los instrumentos. La ocasión sirve también para hacer una referencia graciosa a modo de guiño a su etapa Beatle. El tema llega al número uno en Inglaterra y Estados Unidos. Y como álbum, alcanza el primer puesto en el Reino Unido.

III

Durante el reportaje que le realiza Daniel d´Almeida para la revista Pelo en 1980 con motivo del lanzamiento de McCartney II, el periodista le pregunta si tiene planeado hacer algún otro proyecto solista. A lo que el músico responde: “No tengo idea. Tal vez en otros diez años”. Sin embargo, McCartney III ve la luz luego de un lapso de cuarenta años. El nodo que significa el tercer producto de la trilogía lleva un largo trecho hasta terminar por cerrar el triángulo. Y pareciera que el motivo, esta vez, fue el detener en forma forzada la marcha de las giras ante la pandemia mundial del Covid-19. El proceso de composición y grabación se lleva a cabo durante el confinamiento en su casa de Sussex, Inglaterra, donde cuenta con un estudio lo suficientemente equipado. El procedimiento resulta de ejecutar la canción con el instrumento en que fue compuesta y luego agregarle, pacientemente, capas de sonido.

Los temas que lo conforman son: Long Tailed Winter Bird. Find My Way. Pretty Boys. Women and Wives. Lavatory Lil. Deep Deep Feeling. Slidin´. The kiss of Venus. Seize the Day. Deep Down. Winter Bird / When Winter Comes.

Esta vez se diagrama un gran y cuidado aparato promocional, principalmente a través de las redes sociales, pero también con la publicación de las partituras en espacios públicos.  El álbum alcanza el primer puesto en las listas semanales en Reino Unido, por primera vez en 31 años, y el número 2 en Estados Unidos.

Mucha música ha pasado por debajo del puente desde que se lanzó McCartney II; algunos de los sonidos que se presentaban como novedosos y restringidos a los géneros vinculados con la música electrónica parecen haberse generalizado. Otro tanto con los instrumentos que comprimen los sonidos. En general, el sonido se ha vuelto digital. Ya no está Linda Eastman en los coros. Sólo McCartney; excepto en Slidin´, donde se presenta acompañado por dos viejos conocidos: Rusty Anderson en guitarra y el baterista Abe Laboriel Jr.; ambos pertenecientes a su banda. La superficie sonora se muestra profesionalmente sólida y combina momentos acústicos con otros lo suficientemente arreglados.

“Winter bird/ When winter comes” (“Pájaro de invierno / Cuando llega el invierno”) es un digno cierre al álbum y establece una línea de fuga directa hacia el inicio de la trilogía. La canción había sido escrita en la década del noventa y grabada, en ese entonces, junto a George Martin. En cuanto a su composición y su sonoridad (guitarra acústica y voz), parece referir a un eco de “Blackbird” (Mirlo, 1968), canción que alude metafóricamente a la problemática de los derechos civiles. Pero su lírica se vincula directamente con la vida en su granja en High Park, Escocia, ámbito donde McCartney se recluye en 1970, y que será el motor para el primer disco de la trilogía.

Epílogo 

En líneas generales, se lo ha criticado a McCartney por alejarse del estilo clásico de composición de la época de Los Beatles, para aventurarse en nuevos géneros como el glam rock o la música electrónica. Lo cierto es que, en retrospectiva, pareciera refundar su música incorporando esas tendencias. Así puede componer temas para tocar con Stevie Wonder (“Ebony and Ivory”) o Michael Jackson (“Say, say,say”) entre tantas otras colaboraciones; temas que responden al estilo de esos músicos pero que mantienen la impronta o el sello McCartney. Esas aventuras lo llevan a incorporar los nuevos géneros  resignificándolos con su estilo particular. Claro que, con resultados desparejos. Por otra parte, una particularidad de la trilogía es que no presenta temas memorables como los recordados en su etapa Beatle, o incluso en su época con Wings. En este sentido, cada uno de los componentes de la trilogía funciona como una obra que da cuenta de un período particular del músico en el que absorbe las tendencias más representativas de esos contextos históricos. Volviendo a la frase de Copland que colocamos al inicio, un músico de una trayectoria tan vasta ha transitado por contextos disímiles con los cuales ha dialogado (recibiendo sus novedades, entregando sus resultados).

Y el McCartney 2020 difiere mucho del Paul de The Beatles. Eso es inevitable y hasta productivo. Nadie se baña dos veces en el mismo río, diría Heráclito. Y aunque a veces estamos tentados de buscar “Yesterday” o “Hey Jude” en un nuevo disco de McCartney, eso resulta imposible. El resultado es una elaboración musical que da cuenta de la madurez de una vida llena de sonidos, de búsquedas, de aciertos y de errores. Despareja como la vida misma.  El denso periplo de un músico infatigable que parece haber ahuyentado sus fantasmas. Capaz de recrear en los shows sus propios temas de los años sesenta o hasta los de sus amigos Lennon y Harrison para hacerles un homenaje, alternando con las producciones de su último trabajo. A un par de años de entrar en su octava década, el músico parece haber decidido cerrar el triángulo que comenzara con la ruptura de The Beatles. Aunque eso con McCartney, nunca se sabe.

Fuentes:
Copland, A. (2013) Cómo escuchar la música. México, Fondo de Cultura Económica.
Revista Pelo, Año 1, N.4 abril de 1970. Buenos Aires, Década. (p.3-4).
En línea: http://www.revistapelo.com.ar/numeros/1970/004/
Revista Pelo, Año XI, N. 134, mayo de 1980. Buenos Aires, Década. (p. 10-12).
En línea: http://www.revistapelo.com.ar/numeros/1980/134/

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