La literatura es una de las artes en la que The Beatles incursionaron más de lo que se piensa, sobre todo John Lennon y Paul McCartney, ambos crearon letras que materializaban historias o sentimientos, y que tenían ritmo y calidad en la escritura. La influencia de los grandes autores es más que evidente en muchas de las canciones o de las portadas del Cuarteto de Liverpool. Por ello, nos gustaría viajar por el mundo artístico que transformó a los chicos de los suburbios de la ciudad del río Mersey.
Desde muy temprano, John Lennon descubrió el gusto por las artes y pudo ser un gran artista en cualquier disciplina, para prueba su maestría en la lengua inglesa, siempre jugando con las palabras, o en el dibujo que pudimos apreciar en libros como “In His Own Write”. El volumen que desencadenó en él, el gusto por la lectura fue William The Gangster de Richmal Crompton, como lo cuenta Cynthia Lennon en la obra “John”.
En cuanto a Paul, a menudo se le ha escuchado hablar de Charles Dickens, uno de sus autores preferidos e inspiración desde que tomase la clase de literatura, en la Grammar School de Liverpool, con su profesor egresado de Cambridge, Alan Durband. Paul, lector voraz, descubrió gracias a un miembro de su familia, un poema del siglo XVII, titulado “Cradle Song”, que adaptó con maestría en la canción de Abbey Road, Golden Slumbers.
Lennon y McCartney decidieron incluir, en la portada del Sargento Pimienta, a personas que admiraron por sus letras, figuras de la literatura clásica y contemporáneos de su época como: Edgar Allan Poe, Aldous Huxley, Dylan Thomas, Terry Southern, William S. Burroughs, Karl Marx, H.G. Wells, James Joyce, Oscar Wilde, Stephen Crane, Lewis Carroll, T.E. Lawrence.
Por muy buenos músicos que hubiesen sido, y vaya que lo fueron, The Beatles no hubiesen sido quienes fueron, sin un bagaje cultural como el que lograron. El ejemplo en el que se convirtieron, dobla de valor cuando se recuerda que eran chicos de barrios muy violentos en Liverpool, y que hubiesen podido caer en la delincuencia o el tráfico de todo y de nada, o en la comodidad de un trabajo explotador y mal pagado.
Para nuestra época, en donde todo se reduce a los placeres de Mammon, demonio de la riqueza material en el Antiguo Testamento y retomado por Goethe en su versión de la leyenda de Fausto, The Beatles son un claro ejemplo del ascensor social que es la cultura. The Beatles pudieron hundirse en la mediocridad de la fama y del dinero fácil, pero aún contando con ello, no dejaron de lado el alimentar el alma, para distinguirse en su época y para siempre, con su cultura y sencillez.
The Beatles se inspiraron de la literatura, como de muchas otras artes, pero también han inspirado novelas de muy alta calidad, como es el caso de “Norwegian Wood”, del japonés Haruki Murakami, obra con la que se diese a conocer en la isla del sol naciente y en el mundo.
Es de mucho admirar la forma en que The Beatles fueron a contracorriente con su contexto social, para no únicamente convertirse en músicos de primer nivel, sino para poder expresarse e incluirse en las reuniones a las que fueron invitados conforme se volvían más famosos. En estos tiempos en donde las exigencias hacia los héroes han disminuido, tomemos un buen libro y disfrutémoslo junto a la música de John, Paul, George y Ringo: One, two, three, four!: Érase una vez…
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