Francisco José Gabilondo Soler, hijo de los señores Tiburcio Gabilondo y Emilia Soler, nació el 6 de octubre de 1907 en Orizaba, Veracruz.

Desde niño fue aficionado a los idiomas y al origen de las palabras. Obtuvo grandes conocimientos de la gente que lo rodeó, especialmente una abuelita que lo entusiasmaba con fantásticas narraciones y grandes melodías al piano. Además, su imaginación despegaba para crear sus propios relatos con los cuentos de Emilio Salgari, Hans Christian Andersen, Wilhelm Hauff y los hermanos Grimm.

A pesar de que a sus diez años de edad enfrentó circunstancias difíciles como asimilar el deceso de hermanos pequeños, el divorcio de sus padres, una economía apretada, vivir en internados y tomar la decisión de establecerse con su papá, su infancia giró en torno a su abuela, la fantasía y la naturaleza, a quienes años después dedicaría tantas canciones.

Durante su adolescencia canalizó su energía en el boxeo, la natación y la tauromaquia. A los 17 años viajó a Nueva Orleans para estudiar la que se consideraba en ese entonces la carrera del futuro: Linotipia, la cual nunca ejerció. Sin embargo, quedó cautivado por el alma musical de esa ciudad de Estados Unidos en donde el movimiento de jazz, junto con otros géneros que estaban en pleno apogeo, lo motivaron también para su formación como compositor.

Cuando tenía 19 años decidió aprender música; pidió permiso para estudiar en la pianola de unos baños públicos de Orizaba en la que accionaba el mecanismo, se fijaba en dónde bajaban las teclas y ponía los dedos en ese lugar hasta que, a fuerza de practicar, dominó el teclado y se convirtió en pianista.

Inició su trayectoria tocando melodías de la época en bares y casas de citas, componiendo sus propias obras alrededor de 1930; entre ellas se encuentran tangos, danzones y fox-trots, uno de los cuales: Montecarlo, fue grabado en Nueva York por una banda estadounidense.

A principios de 1934, cuando su trabajo musical ya era reconocido, le solicitó una oportunidad a Emilio Azcárraga Vidaurreta. Fue Otón Vélez, entonces gerente artístico de la XEW, quien le abrió un espacio.

El 15 de octubre de ese año, Gabilondo Soler interpretó sus temas en un espacio de 15 minutos con poca paga, a prueba, sin éxito aparente, sin nombre y sin personaje. Éste fue el inicio de “Crí-Cri El Grillito Cantor”, programa de radio que se mantuvo al aire durante casi veintisiete años.

A pocos día de haber iniciado el programa, el gerente artístico de la estación le sugirió que algún animalito narrara las aventuras de sus canciones por lo que Francisco pensó en un grillito e, influenciado por el idioma francés, decidió llamarlo Cri-Cri, el Grillito Cantor, personaje que a quince días de haber nacido ya era patrocinado por la Lotería Nacional.

Después de un tiempo su espíritu aventurero lo orilló a dejar el programa para viajar a Sudamérica y disfrutar otra de sus pasiones: el mar, en donde todas las noches observaba el cielo y disfrutaba de su libertad; consideraba que “ver un astro a través de un telescopio era todo un espectáculo”.

Al regresar a México retomó el programa cuya última emisión se realizó el 30 de julio de 1961. Fue el último programa hecho totalmente en vivo en esa emisora (XEW).

Su repertorio incluye más de doscientas veintiséis composiciones, de las cuales ciento veinte fueron grabadas; creó más de quinientos personajes y escribió más de 3,500 páginas de textos y cuentos. Su obra ha sido interpretada por diversos grupos y cantantes mexicanos y extranjeros.

El maestro Gabilondo apreciaba la soledad, motivo por el cual rehuía a los homenajes y festivales en su honor; en cambio, disfrutaba las reuniones con sus amigos astrónomos. Además sentía predilección por la historia, los idiomas, la literatura, la geografía y la ciencia, principalmente el cálculo; se deleitaba comprobando movimientos estelares mediante operaciones matemáticas, conocimiento relacionado también con la música.

Fue miembro fundador del Sindicato Mexicano de Autores, Compositores y Editores de Música (SMACEM), actualmente Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM).

Francisco Gabilondo Soler Cri-Cri falleció a la 13:40 horas del 14 de diciembre de 1990 en su casa de Texcoco, en el Estado de México.


Esta biografía tomó como base la publicada en la página de la Sociedad de Autores y Compositores de México.

 

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