“Mirada de cerca, la vida parece una tragedia;
vista de lejos, parece una comedia.
 Nunca te olvides de sonreír,
porque el día en que no sonrías será un día perdido.
 La vida es una obra de teatro que no permite ensayos.
 Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive cada momento,
antes de que baje el telón y la obra termine sin aplausos”.
(Charles Chaplin, Candilejas

Charles Chaplin ha pasado de actor cómico a símbolo. Puede que alguien no haya visto sus películas o no lo conozca, pero basta un sombrero bombín, un bigotito y un bastón para representarlo. Además de actor de comedia, de contar con una vida no exenta de escándalos, de comprometerse con distintas causas sociales, tuvo también un gran desarrollo vinculado con la música. Esta es quizá una faceta no tan conocida y por ello queremos detenernos en este aspecto.

Primero una breve, apretada, pero necesaria síntesis de su historia.

Charles Spencer Chaplin nació en Londres, Inglaterra, en 1889 y murió en la Navidad de 1977, en Suiza. Paradójicamente, su hija había afirmado que no le gustaba la Navidad porque le recordaba sus años de pobreza. Descendiente de familia de actores de Music Hall, su hogar se desintegró tempranamente debido a la separación de sus padres, la enfermedad de su madre y una difícil situación económica; de modo tal que él y su hermano debieron pasar parte de su infancia en un asilo para pobres. El nuevo siglo lo encuentra participando como actor de una compañía teatral. La compañía realiza una gira por Norteamérica que Chaplin comparte con otro actor cómico británico, Arthur Stanley Jefferson conocido posteriormente como Stan Laurel (el flaco, de “El gordo y el flaco”). En 1913 es contratado para los estudios Keystone y un año después actúa en el filme, Carreras sofocantes en el que debuta con el personaje conocido como “Charlot”, un vagabundo de modales distinguidos y ropa refinada. Ese personaje lo acompañará en un sinfín de cortos en la época del cine mudo y también en algunos de sus largometrajes. Los biógrafos dan cuenta de que, con el advenimiento del cine sonoro en 1930, Chaplin se niega a ponerle voz a su vagabundo. Tiempos modernos (1936) marca el fin de ese personaje con la escena de cierre en la que se lo ve alejarse hacia el horizonte junto a Paulette Goddard. En El Gran Dictador (1940) el vagabundo reencarnará en un barbero y se le escuchará la voz. Cuenta la leyenda que el mismo Hitler se encerraba en su cine privado a observar, no sin cierto placer, la caricatura que Chaplin le había realizado. Por su parte, Chaplin opinaba que: “La cara era extremadamente cómica, una mala imitación mía, con su bigote absurdo, su mechón espeso y rebelde y su boca repugnante, pequeña, de labios delgados. No pude tomar en serio a Hitler” (2014: 430). Por negar el apoyo a los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial sufrió la persecución ideológica y fue acusado de comunista e ingresado por el macartismo en las listas negras de Hollywood. En 1952 debió exiliarse y residió en Suiza hasta su muerte. Sólo regresó a Estados Unidos en 1972 para recibir un premio a la trayectoria. Además, ese año se le otorgó el premio Oscar a la mejor canción original por el tema de su película Candilejas, filme que no había sido estrenado en los cines en su momento y que se decidió hacerlo en esa oportunidad. Al igual que Los Beatles, fue nombrado Caballero en 1956 y en 1975, la reina Isabel lo condecoró como Sir de la Orden del imperio británico.

Quizá gran parte del éxito de sus filmes, además de su talento como actor cómico, tenga que ver con las temáticas abordadas: las injusticias, el abuso de los poderosos, la lucha de clases, la soledad, el desempleo, la pobreza y las distintas humillaciones que debían padecer los inmigrantes que llegaban a las grandes ciudades.

Sonríe

Chaplin tiene una profunda y no tan conocida relación con la música. A punto tal que como confiesa: “Incluso en aquellas primeras películas me esforzaba por encontrar la inspiración; generalmente, era la música la que me la proporcionaba. Una antigua canción, titulada «Mrs. Grundy», me inspiró El emigrante. La melodía expresaba una ternura nostálgica, que me dio la idea de dos desdichados solitarios que se casan en un día lluvioso y triste. (…) Unas simples cancioncillas me dieron la idea de otras películas (…) La canción «La violetera» me inspiró Luces de la ciudad, y «Auld Lang Syne», La quimera del oro” (2014: 173). Podemos aventurar, al observar los films en los que aparece su “vagabundo”, que los movimientos rítmicos, acelerados por momentos, desmesurados, luego combinados con períodos de tensa calma, como una partitura, parecen también ser el resultado de un cuerpo atravesado por la música. Los movimientos y la música producen como resultado una química que apunta a despertar la sonrisa. Podemos comprobar el efecto al ver esos mismos films pero quitándoles el sonido.

La canción “Smile” (“Sonríe”) fue realizada en base a un tema instrumental compuesto por Charles Chaplin, Geoffrey Parsons y John Turner para el filme Tiempos Modernos (Modern times, 1936). Posteriormente, en 1954, le agregó la letra. La versión original de ese año fue interpretada por Nat King Cole.

Pero “Smile”, no fue el único tema musical que realizó Chaplin. Hay que destacar también “Eternally” (“Eternamente”) para su película Candilejas (Limelight, 1952) que fue un gran éxito. Esta composición es considerada como uno de los mejores temas musicales en los films de Hollywood y se alzó con el Oscar de la Academia a la mejor canción original en 1972; año en el que la película se estrenó en Los Ángeles.  Además de estas composiciones ya clásicas, se sabe que también escribió temas para sus películas mudas. Chaplin tocaba de oído piano y violín. No escribía música, por lo que sus composiciones o bien las presentaba en el piano o sencillamente las silbaba a sus arregladores. “A veces un músico se ponía a pontificar conmigo y hablaba de los intervalos limitados de la escala cromática y de la escala diatónica; yo le cortaba con una observación de profano: «Lo importante es la melodía; el resto es solo acompañamiento” (2014: 271). Esta es sin lugar a duda una toma de posición. Chaplin supo interpretar la importancia de las melodías como generadores de climas y emociones en el campo del lenguaje audiovisual. Hay, tal vez, un paso del ritmo -presente en sus cortos de cine mudo- a la melodías, como un elemento importante en sus films en los que predomina el desarrollo narrativo.

“Nada es tan divertido y excitante como escuchar las melodías que uno ha compuesto interpretadas por primera vez por una orquesta de cincuenta profesores” (2014: 416). La melodía tiene la particularidad de grabarse en la memoria auditiva del espectador. Como sostiene Copland: “si la idea del ritmo va unida en nuestra imaginación al movimiento físico, la idea de la melodía va asociada a la emoción intelectual. El efecto de esos dos elementos en nosotros es un misterio. Hasta ahora no se ha podido analizar por qué una buena melodía tiene el poder de conmovernos. Ni siquiera podemos decir con alguna certeza qué es lo que constituye una buena melodía” (2013: 36).  El estilo de las melodías de Chaplin se caracteriza por evocar la nostalgia o el romanticismo muy presentes en la música popular. Inglaterra tiene una larga tradición de espectáculos encuadrados en el Music Hall y el Vodevil. Allí se mezclaban el teatro, la comedia, el baile y la canción popular. Varias generaciones de británicos crecieron gustando de ese tipo de espectáculos que se desarrolla principalmente entre mediados del siglo XIX y las dos primeras décadas del siglo XX. En la música de Los Beatles, por ejemplo, podemos encontrar desde referencias más directas a este género como “Sgt. Pepper lonely hearts club band”; otras muy explícitas; es el caso del tema “Your mother should know” y de su representación visual. McCartney solía disfrutar e incluir en sus composiciones elementos propios del Music hall. En definitiva, era uno de los géneros preferidos de su padre, Jim McCartney. Pero Lennon también creció escuchando esa música; su madre, Julia cantaba y bailaba esos temas. Podemos ver algunas influencias, por ejemplo, en el estribillo de “All you need is love”. Volviendo a Chaplin, su gran gusto para la música de vodevil y las melodías románticas le valieron a sus canciones la aceptación y el éxito en el mundo del cine.

“Smile” es una de sus canciones más interpretadas por músicos de diferentes estilos. Además de Nat King Cole, realizaron versiones su hija Natalie Cole, Celine Dion, Rod Stewart, Julio Iglesias y Michael Jackson, entre otros. Dentro del campo del rock, y siempre muy próximo al universo beatle, Eric Clapton realizó una versión en vivo y al tempo del blues canción que se encuentra registrada en su álbum Timepieces II: live in the seventies. (Piezas del tiempo II. En vivo en los setentas, Polydor, 1983). El disco recopila grabaciones de distintos recitales. “Smile” fue realizada en 1974 en California y la voz femenina que acompaña a Clapton es la de Ivonne Elliman.

Una interesante aproximación audiovisual es el biopic Chaplin, que dirigió en 1992 Richard Attenborough. El film cuenta con la actuación de Robert Downey Jr. quien realizó una ajustada recreación del cómico en las distintas etapas de su vida y fue por ello nominado al Oscar como mejor actor. Lo mismo que John Barry en la categoría de música original. Una particularidad es la actuación de Geraldine Chaplin (su hija) encarnado a Hanna (madre de Chaplin, en realidad, su abuela).

Referencias:

Chaplin, Charles. (2014) Autobiografía. Barcelona, Lúmen.

Copland, A. (2013) Cómo escuchar la música. México, Fondo de Cultura Económica.

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