La música es una de las Bellas Artes capaz, a través de la melodía, el ritmo y las letras, de cambiar la manera de pensar de una persona o una sociedad. Con las canciones podemos expresar un sentimiento hacia un suceso que nos puede llenar de alegría, de rabia, de dolor, de tristeza, de amor o pueden conmovernos y darle un giro a nuestra manera de ver el mundo. Siempre habrá un compositor que sepa expresar mejor, con palabras y música, lo que queremos decir en un momento dado.
Blinded By The Light (bautizada con el título al español como La Música de Mi Vida) es el más reciente largometraje de la directora británica, nacida en Kenia pero de origen indio, Gurinder Chadha (Bend It Like Beckham ’02, Bride and Prejudice ’04, el segmento Quais de Seine de la cinta Paris, Je T´aime ’06) y con guión en colaboración con su esposo Paul Mayeda Berges, basado en las memorias del escritor, periodista y documentalista Sarfraz Manzoor, publicadas en el libro Greetings From Bury Park, Race, Religion, Rock and Roll (2007), es precisamente una encantadora apología al poder que ejerce la música en un nuestra vida. La música como una forma de desahogar y expresar lo que llevamos dentro, aquella con la cual llegamos a identificarnos sin importar que sea de The Beatles, U2, Led Zeppelin o en este caso las canciones de Bruce Springsteen que tocan fibras dentro de nuestro ser para llenarnos de inspiración, además de provocarnos pasión.
Durante la década de los ochentas, el joven británico de origen paquistaní, Javed (Viveik Kalra), quien ha llegado a la adolescencia y quien desde los diez años escribe poemas en diarios que ha guardado en su librero, ahora ha cumplido 16 años en donde en pleno deseo de cumpleaños pide ganar mucho dinero, besar a una chica, salir de su pueblo Luton (en donde se halla estancando) y poder realizar su sueño de entrar a la universidad para convertirse en escritor. Nacido en un hogar clasemediero, de inmigrantes, con una fuerte tradición patriarcal en la cual su estricto padre Malik (Kulvinder Ghir, quien nos ofrece una gran actuación) empleado en una fábrica de autos (Vauxhall Motors) llega a su hogar en un viejo carro y recibe, en su propia mano, el dinero que ganan su esposa Noor (Meera Ganatra) que trabaja como costurera, de su hija mayor Yasmeen (Tara Divina) quien ha sido prometida, en un arreglo, como futura esposa y del mismo Javed que ha terminado su trabajo veraniego. Además de vivir en un barrio en el que debe cuidarse de las amenazas (con escupitajo por parte de un skinhead, pintas de odio y orines en la puerta) de racistas que piden la expulsión de los pakis, durante el gobierno de la llamada Dama de Hierro, Margaret Thatcher, en el Reino Unido.
En este entorno frustrante y violento conocerá, durante su primer día de clases, a un compañero del colegio, también paquistaní, llamado Roops (Aaron Paghura) quien le dará unos cassettes de Bruce Springsteen (“el Jefe de todos nosotros, Bruce es una línea directa a todo lo es que es verdad en este mundo de porquería”) al verlo solitario en el comedor, será motivado en su clase de literatura por su maestra Clay (Hayley Atwell) y además conocerá a la joven activista Eliza (Nell Williams) que pide liberar a Nelson Mandela, todos ellos servirán de apoyo en la vida del personaje, vivirá momentos de amistad y complicidad rodeados de las música del rockero norteamericano que se convertirá en el motor motivacional de Javed.
Si en la película Bend It Like Beckham (2002, conocida en México como Jugando Con el Destino) el fútbol era el vehículo de escape hacía los sueños y metas de la joven india Jess (Parminder Nagra), que vivía en su hogar bajo una tradición religiosa en donde las mujeres no pueden jugar al balompié, aquí en Blinded By The Light, para el personaje de Javed, será la música de Springsteen quien le dará esa sensación liberadora y lo influenciará, debido a la similitud de las letras de las canciones con sus poemas, desde el momento en que ésta suena en sus walkman. Gurinder Chadha nos muestra que la fuerza del rock puede cambiar el pensamiento a través de valores universales contenidos en cada pieza musical, sin importar que el creador sea un hombre blanco de Nueva Jersey el cual, aparentemente, tiene un contexto de vida diferente al del escucha que vive en otra parte del planeta.
Recordemos que en sus orígenes, en la década de los cincuentas, el rock and roll, cautivó a la juventud por su esencia rebelde, esa misma que ha perdido en la actualidad, los jóvenes tuvieron un ritmo con cual identificarse con lo que se dio paso a la famosa brecha generacional. La distancia entre padres e hijos se volvió muy grande. En su película la realizadora coloca, en un periodo complicado en lo político-social para Inglaterra, la energía rockera y lírica de Bruce Springteen para que Javed obtenga esa firmeza para enfrentarse a su padre y decirle que no desea estudiar nada que tenga que ver con economía, darle a leer sus poemas a la maestra quien verá talento en ellos, desafiar al pedante editor de la gaceta estudiantil y al locutor de la estación de radio escolar, también conseguirá un empleo de aprendiz en un periódico local y otro con el padre, vendedor de ropa, de su mejor amigo Matt (Dean-Charles Chapman), además, junto con Roops, tendrá el valor de enfrentarse a unos racistas (“I wanna find one face that ain’t looking through me.I wanna find one place. I wanna spit in the face of these”).
Cada canción de Bruce Springsteen está perfectamente montada en el filme, la cineasta le imprime a las secuencias musicales momentos que llegan a ser visualmente, gracias a la fotografía de Ben Smithard, poéticos y conmovedores en donde, en una noche de viento, las letras del Jefe envuelven y entran al personaje (“wanna change my clothes, my hair, my face, I´m just living in a dump like this”), quien cambiara su perspectiva ante la difícil situación de su familia quien ha sido afectada por las políticas económicas de Thatcher (“mister, I ain’t a boy, no, I’m a man and I believe in a promised land”), además cantará, a manera de serenata, al amor en pleno mercado ( “show a little faith there’s magic in the night, you ain’t a beauty but hey you’re alright. Oh and that’s alright with me”), tendrá un bello momento de connivencia y solidaridad con su hermana Shazia (Nikita Mehta) y correrá lleno de alegría, con sus amigos, por los pasillos del colegio y las calles de Luton luego de una travesura (“tramps like us, baby we were born to run”).
La película aunque toca temas fuertes contextualizados en 1987, los cuales aún perduran en la actualidad como el racismo con ese odio hacia los inmigrantes o las recesiones económicas que dejan sin empleo a miles de trabajadores, jamás pierde su sentido de comedia intimista, en donde la música juega un papel preponderante, la música que libera, que hace pensar y exhorta a cumplir nuestros sueños pese a toda situación adversa (“talk about a dream, try to make it real”). La música como regeneradora de identidad cultural-familiar, olvidada en algún momento al quedar “cegado por la luz”, en donde siempre será mejor construir puentes que colocar muros, tanto en nuestra propia familia como en la sociedad.
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