El 30 de junio de 1966, John, George, Paul y Ringo llegaron a Japón a ofrecer cinco conciertos en un periodo de tres días.

Arribaron al Aeropuerto de Haneda en Tokio a las 3:40 a.m. y de ahí fueron trasladados hacia el Hotel Tokyo Hilton en donde ocuparon un piso completo en la Suite Presidencial.

La histeria que el grupo provocó con su llegada hizo que las autoridades tuvieran que implementar un plan de seguridad que incluyó más de 30 mil agentes dedicados a custodiar el hotel y la Arena Budokan, el recinto sagrado de las artes marciales japonesas en donde se presentaron los días 30 de junio, 1 y 2 de julio en dos funciones por día (2:00 y 6:30 p.m.).

Los boletos para cada función costaron 2,100 yenes, el doble de lo que había costado ver anteriormente a otros artistas occidentales (The Animals, Herman’s Hermits, etc.).

Además, el lugar seleccionado provocó airadas protestas dentro del país dado que el Budokan jamás había sido usado para un concierto de música contemporánea. Fue tal la indignación que muchos extremistas amenazaron con asesinar a The Beatles si se insistía en que se presentaran en dicho lugar.

Seis grupos teloneros se presentaron en cada concierto: The Drifters, Yuya Uchida, Isao Bito, Hiroshi Mochizuki, the Blue Comets y The Blue Jeans y, como era habitual en la década de los 1960s, la participación de The Beatles duró media hora, tiempo en el que interpretaron once canciones:

  1. Rock and Roll Music
  2. She’s a Woman
  3. If I Needed Someone
  4. Day Tripper
  5. Baby’s in Black
  6. I Feel Fine
  7. Yesterday
  8. I Wanna Be Your Man
  9. Nowhere Man
  10. Paperback Writer
  11. I’m Down

La seguridad que les proporcionó la policía japonesa fue tan estricta que los “Bītoruzu” no pudieron, a diferencia de sus presentaciones en otros lugares, salir discretamente a turistear un poco. A cambio de lo anterior, varios comerciantes de artículos japoneses fueron llevados a sus habitaciones para ofrecerles, entre otros artículos, kimonos y vasijas a precios muy inflados.

El grupo con Kimi Aida (centro izq.) y Tetsusaburo Shimoyama, presidente del Fan Club de The Beatles en Japón en los 60s

Trece días después de la partida de The Beatles, el diplomático adjunto a la Embajada Británica en Tokio, el Sr. Dudley Cheke, escribió un reporte para el Ministerio de Asuntos Exteriores de Inglaterra en donde mencionó datos sumamente interesantes.

A continuación, la traducción de este fantástico e ilustrativo documento de siete páginas (descarga al final).

Traducción: Tere Chacón.PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

CONFIDENCIAL
EMBAJADA BRITÁNICA, TOKIO
No. 24
(1639/23/66)
15 de julio de 1966

Señor:

Tengo el honor de reportar que The Beatles, Miembros del Imperio Británico, estuvieron en Tokio del 29 de junio al 3 de julio. Fueron una maravilla de cinco días y la “moda Beatle” invadió la ciudad.

2. El grupo llegó a Tokio al amanecer, inmediatamente después de una tormenta tropical fuerte y fue como si el “tifón Beatles” enloqueciera a la juventud de Japón. La popularidad de los cuatro jóvenes cantantes “pop” de Liverpool en su momento más alto fue mencionada como la envidia de los Ministros del Gabinete: y una caricatura afortunada mostró al Primer Ministro Sato en su campaña electoral usando una peluca Beatle pidiéndole a las jovencitas que lo apoyen. En la más directa realidad, no existe un evento relacionado con el Reino Unido, con la única excepción de la Exhibición Británica en 1965, que haya tenido un impacto comparable en Tokio.

3. Sin embargo, tan exitosa como resultó ser la visita, también presentó algunos problemas complicados. Uno de ellos tuvo tintes políticos. Bajo contrato, se había especificado que The Beatles darían sus cinco conciertos en el Budokan, que es la única arena cubierta en Tokio con capacidad para diez mil espectadores.

Este imponente “Salón de las Artes Marciales” fue construido hace dos años para los Juegos Olímpicos de Tokio y es vislumbrado como el hogar de deportes japoneses tradiciones y altamente respetados tales como el Judo y el Kendo. Esta sala ocasionalmente ha sido usada para propósitos menos elevados pero nunca para algo tan extranjero para el espíritu marcial japonés como un concierto con guitarras eléctricas. Algunas protestas en relación a esto pronto desembocaron en la oposición pública de los nacionalistas que afirmaron que el Budokan sería “profanado” y anunciaron que entrarían a la fuerza para protegerlo.

4. Poco antes del evento, un representante de los agentes de la publicidad local vino a hablar del problema conmigo. No se mostró sorprendido, sin embargo, cuando decliné intervenir en cualquier manera. Le expliqué que el problema, en lo que al contrato concierne, debe resolverse entre los patrocinadores y el representante de The Beatles. Y en cuanto al aspecto político, éste es un asunto doméstico japonés.

Le expresé mi opinión personal que no existe una razón válida para las protestas y expresé mi confianza en que la policía tiene capacidad plena para mantener el orden.

5. El inversionista principal de la visita de The Beatles fue el periódico Yomiuri, cuyo propietario, el Sr. Matsutaro Shoriki, es un líder budista. Según entiendo, con las protestas empezó a dudar y cuando algunos miembros del gobierno se unieron a éstas, existió una posibilidad real de cancelar el proyecto.

Una manera de evitar el dilema tal vez hubiera sido cambiar las presentaciones del Budokan hacia una arena al aire libre pero las presentaciones estaban programadas durante la época de lluvias y, asumo, The Beatles lo hubieran rechazado.

Al final, el periódico Yomiuri publicó una carta del Director de la Junta Ejecutiva del Budokan, un miembro distinguido del partido del gobierno, quien declaró que la respetabilidad de The Beatles va más allá de cualquier duda y que la prueba era que todos ellos habían recibidos condecoraciones de Su Majestad La Reina y, por ende, no existía la cuestión de negarles el uso de la sala. Esta estrategia bien dirigida silenció a todos con la excepción de los extremistas.

6. El segundo y más genuino problema fue la seguridad. En Tokio, The Beatles tuvieron que ser protegidos tanto de seguidores como de oponentes. Decenas de miles de jóvenes entusiastas planearon reunirse para ver a los “Bītoruzu” desde todos los rincones de Japón. Más amenazante, los oponentes fanáticos del grupo y de todo aquello que se supone que creen, amenazaron con asesinarlos. La policía tuvo que sacar adelante su obligación básica de preservar la ley pública y el orden en un país en donde las multitudes fácilmente se pueden convertir en disturbios públicos.

La “Operación Beatles”, fraguada por la Policía Metropolitana, casi tuvo el mismo nivel de las operaciones montadas para los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964. No menos de treinta y cinco mil policías fueron movilizados o alertados a un costo de aproximadamente 30 mil libras. Todo esto, estoy seguro, salió de los contribuyentes japoneses. Estas gigantes precauciones de seguridad fueron totalmente exitosas y, en mi conocimiento, no existieron incidentes graves.

Me comuniqué con el Jefe de la Policía antes de su llegada y después de que The Beatles abandonaron sanos y salvos el país y le di seguimiento con una carta en donde expresé mi gratitud por todo lo que la policía realizó.

7. A pesar de los presagios, la organización del tráfico fue tal que los espectadores no tuvieron problemas en llegar y abandonar el lugar de las presentaciones. Durante éstas, en el interior del Budokan, hubo el clamor y la histeria que The Beatles provocan a donde quiera que van y la música casi no se escuchaba pero no hubo un rastro de desorden. La policía acordonó el escenario y sus elementos se encontraban sentados, junto con un contingente de bomberos, en cada pasillo. La carga más pesada para ellos (y esto recayó principalmente en las mujeres policías) fue consolar a adolescentes deshechas en llanto que descubrieron que la presencia física de John, George, Paul y Ringo fue más de lo que podían soportar.

8. Para The Beatles y sus patrocinadores, la visita fue primordialmente una transacción comercial. En este respecto, el éxito fue completo. Se vendieron casi todos los 50 mil asientos meses antes de las presentaciones (muchos de ellos, no es necesario decirlo, fueron vendidos en el mercado negro). Los boletos se vendieron en dos precios, el equivalente de 30 chelines y 42 chelines, y pocos del precio menor estuvieron disponibles.

Es difícil establecer una cifra del beneficio directo devengado para el balance de pagos británicos pero estimo que aproximadamente fue de 50 mil libras. La presentación también sirvió para promover la venta de los discos de The Beatles – aunque sólo cuatro por ciento de ellos se importan – así como de revistas británicas tales como “Rave” y “The New Musical Express”.

Además, la visita de The Beatles pudo haber dado ímpetu al interés japonés en la moda británica moderna, lo cual ha sido aparente por un tiempo. Varias tiendas pusieron a la venta la ropa de las presentaciones de The Beatles. Los estilos “Carnaby Street” y “Mods” son mencionados frecuentemente en los anuncios. Ciertamente, la mayor parte de la ropa en exhibición fue hecha en Japón pero es posible que surja un mercado modesto para “creaciones originales”.

Los miembros de dos compañías textiles japonesas, Teijin y Toyo Boseki, interesadas en manufacturar localmente, estuvieron entrevistando adolescentes en los conciertos con el objeto de descubrir las reacciones al estilo tipo “Mods”.

9. De acuerdo con la policía, que ahora parece emerger como la autoridad japonesa en la Beatlemanía, el boom de The Beatles continuará. Tantos fans se sintieron decepcionados por la poca duración de los conciertos y por su incapacidad para acercarse a sus ídolos, que se menciona que existe un sentimiento profundo de “incumplimiento”. De esta manera, la visita no es visualizada como la cumbre del boom sino como una etapa de su desarrollo.

10. Sólo se registraron dos quejas locales sobre la visita de The Beatles. La primera fue que habían demasiados policías. Ciertamente, los fans fueron mantenidos casi ridículamente fuera del rango normal de los espectadores y los pobres Beatles no tuvieron la oportunidad de turistear en Tokio. En general, estoy seguro de que las autoridades fueron muy inteligentes en no permitir riesgos. El resultado de las precauciones sobre la seguridad fue que no existieron disturbios públicos y The Beatles, me agrada decirlo, no estuvieron en ningún momento expuestos a ningún peligro físico durante su estancia en Japón.

11. La segunda queja, a la cual ya aludí, fueron los 30 minutos de concierto, sin encores, lo cual fue demasiado poco. The Beatles estuvieron en el escenario durante exactamente media hora en cada concierto después de una hora de música “pop” interpretada por varios grupos japoneses. Como valor recibido por el dinero gastado, esto no parece compararse con, por ejemplo, un recital completo de Rubinstein que se presentó en Tokio la semana pasada y por el mismo precio pero esto puede ser parte de la estrategia del grupo para hacerse los difíciles.

12. No es necesario decirlo, la llegada de The Beatles a Tokio recibió una amplia cobertura por parte de la prensa local. Se publicaron titulares, artículos y fotos en publicaciones que fueron desde los diarios serios y gacetas musicales hasta periódicos deportivos y semanarios de moda. En general, la prensa tomó una actitud ligeramente cínica y divertida pero hubo una corriente subterránea de admiración por The Beatles y sus logros. El periódico comunista Akahata publicó una nota describiendo al cuarteto como herramientas del imperialismo americano (sic) y hubieron algunas alusiones a ellos clasificándolos como una manifestación de la decadencia británica pero, a pesar de esas dificultades, los cuatro Beatles dejaron una impresión muy acreditable en la conferencia de prensa inicial y la mayoría de comentaristas los aceptó como lo que realmente son: músicos jóvenes agradables, talentosos e ingeniosos.

13. Desafortunadamente, aquí en la Embajada no tuvimos el placer de entretenerlos pero esto fue sólo porque no aceptaron nuestra invitación. Su representante me explicó en una serie de cartas que intercambiamos antes de su llegada que habían decidido, después de la experiencia en Washington, no volver a asistir a fiestas en embajadas y una vez que llegaron, la seguridad fue tan fuerte que los convirtió en prisioneros en sus suites del hotel.

14. Por otra parte, la visita de The Beatles permitió que mi esposa y yo sembráramos buena voluntad entre varias personalidades japonesas y extranjeras de alto nivel que nos buscaron con la única esperanza de obtener boletos para ellos o sus hijos.

De esta manera, en la primera noche de The Beatles en el Budokan contamos con la presencia de la esposa del Viceministro de Relaciones Exteriores y su hija, los dos hijos del Director del Buró de Asuntos Europeos y Oceánicos, los hijos de cuatro embajadores y una nieta del ex-Primer Ministro Shigeru Yoshida, el Gran Viejo de Japón.

15. Nuestros siguientes Visitantes Muy Importantes, me dicen, serán The Rolling Stones.

16. Envío una copia de este despacho al Cónsul General en Osaka.

Tengo el honor de ser, con el respeto más alto, Señor, su Sirviente obediente.

(Rúbrica)
Dudley Cheke

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