Dos veintenas fueron suficientes, y sobre todo muy afortunadas, para ver a Paul McCartney en México y en Francia, 4 veces en total, la última en el Foro Sol, el año pasado. Fue en esta reciente fecha cuando se pudo asistir por primera vez muy cerca del escenario. Uno se imagina que allá arriba, aunque haya ambiente, no se siente tan bien como cuando uno está a sólo unos metros, pero o mala suerte o todo va en decadencia, fue una decepción estar a lado de supuestos beatlemanos, cantando únicamente las más populares, y cuando se dice conocidas, se refiere a las “sobreexplotadas”, del tipo de “Love Me Do”, “Hey Jude” o “Leti t be”

Si se aprendió algo con The Beatles y con muchas otras bandas de la llamada ola inglesa, fue a no quedarse con las canciones comerciales, sino a escuchar todo el disco y a apreciarlo. Adjetivos como “exigente” o “purista” podrían ser lanzados como piedra sobre uno, pero es una decepción ver que la beatlemanía se reduce a lo más vendible de los Escarabajos.

Si el desengaño hubiese sido con una o dos canciones, entendería las críticas, pero cuando en canciones como “Come on to me”, “Let ‘Em In”, “My Valentine”, “Dance Tonight”, “Fuh You”, “New”, o “Nineteen Hundred and Eighty Five”, la gente se sentó y se perdió, aún cuando se tratase de también canciones simples y hechas para venderse, no quedan ganas de imaginar la desilusión que nos invadiría si hubiese seguido con melodías más complejas.

En continuación a esta anécdota del concierto del otoño pasado, hoy queremos hablar de dos canciones que muestran del potencial musical de Sir Paul, ninguna de las dos es comercial, pero tienen una gran potencia lírica y musical. Sin duda, forman parte de las melodías que nunca se escucharán en un concierto en la Ciudad de México.

La primera es “Distractions”, una verdadera joya musical que uno no puede perderse, porque ningún beatlemano digno de ese nombre, puede pasar a lado de esta belleza. McCartney la escribió en guitarra, pero el genio musical que posee, la podía escuchar terminada en su cabeza, algo que el músico de conservatorio únicamente puede hacer leyendo. McCartney tenía la idea clara de lo que quería plasmar en el estudio. Para alcanzar su objetivo se dirigió a Clare Fischer, un arreglista que había trabajado con Prince, y que Sir Paul cita en su libro “Las Letras” del 2021.

“Distractions” es una oda a la dispersión humana de estar siempre concentrado en lo menos importante, dejando de lado lo elemental y lo valioso.

La segunda canción es “Somebody Who Cares”, aunque la parte musical no sea de las más impresionantes, la maestría en los cambios de voz de McCartney es incontestable, uno puede intentar cantarla para darse cuenta de lo difícil que es, y del gran músico que es Macca, como le llaman sus compatriotas ingleses.

La letra también es muy inspiradora por el mensaje, una terapia muy a la McCartney en donde busca apoyo moral al interior de sus canciones, después de las rupturas profesionales con The Beatles y con Wings.

“Distractions” aparece en el álbum “Flowers in the Dirt”,  “Somebody Who Cares”, en “Tug of War”. Si creen que “Let It Be” es una obra maestra, esperen a adentrarse en el mundo de un McCartney ya confirmado como uno de los mejores compositores del siglo XX.

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