Tocó con Duke Ellington, también con Django Reinhardt en el famoso Hot Club de Francia, actuó con Josephine Baker, fue considerado uno de los guitarristas más importantes del mundo (cabe aclarar que fue autodidacta), filmó tres películas (Buenos Aires canta, 1947; El ídolo del tango, 1949; e Historia de una carta, 1957, que lo tiene como protagonista), y tiene su propia biopic (Oscar Alemán. Vida con swing, Hernán Geffet, 2002). Había nacido en Machagai una pequeña localidad en la provincia de Chaco, Argentina, un 20 de febrero de  1909. Su madre fue descendiente del pueblo originario Qom. Él, fue apodado como “el negro Alemán”.

“(…) Nunca estudié música, no sé música, no leo ni escribo música, no leo ni escribo una nota porque no sé.  Pero compongo, arreglo, armonizo, hago melodías y hago ritmo (…)  grandes maestros me han dicho que no se explican cómo un hombre que no sabe música puede armonizar de la manera en que yo lo hago. (…)”, confiesa con contundencia y orgullo. Reconoce acercarse a la música a través del baile, específicamente del malambo, allá en su pueblo chaqueño. La familia emigró primero a Buenos Aires, allí su padre formó junto con seis de sus hijos, el sexteto Moreira, un grupo folclórico en el que participaba el pequeño Oscar.  Luego,  en 1922,  decidieron ir a probar suerte a Brasil. Sin embargo “en Brasil la fortuna no les sonrió. Finalmente el conjunto se disolvió. Pero carecían de dinero para poder regresar. Y les llegó en ese momento una penosa noticia. Su madre había muerto (…) El padre, acosado por remordimientos, se suicidó. Oscar Alemán tenía solamente 8 años y se quedó en Brasil, incluso sin sus hermanos, que regresaron, en total desamparo, en la ciudad brasileña de Santos. Alguien le había prestado al niño Oscar un Cavaquinho”. Así, Oscar incursionó primero con el “cavaquinho”, un instrumento pequeño muy utilizado en la música portuguesa,  con la misma forma de la guitarra,  pero con cuatro cuerdas de metal. Luego pasó a la guitarra. Así comenzó a formar parte de un dúo llamado “Los lobos”.

Tenías que ser tú:

Cuando conoció a la famosa bailarina norteamericana Josephine Baker en 1932, ella le ofreció una participación musical de sus espectáculos.  “Y fui el único negro que tenía en su orquesta porque ella no quería negros en la orquesta. Pero yo sí”. Así recorrió toda Europa. Cuando Duke Ellington lo vio, quiere llevarlo a tocar con él en Nueva York: “Pero yo estaba trabajando con Josephine Baker en el Casino de París, y él le pidió a ella que le cediera el guitarrista. Entonces podría haber entrado en Nueva York (…) No le tengo rabia a Josephine porque, ¿Cómo lo voy a tener rabia si la quiero mucho? Pero, ¡tendría que tenerle rabia! Porque allí hubiera cambiado mi vida. Ellington me ofrecía el triple de lo que me pagaba ella y me iba a presentar mejor”. En 1938 inició su carrera solista. Gracias a ella conoció a Louis Armstrong, Coleman Hawkins y, por supuesto, a Duke Ellington. También toco con Django Reinhardt en el Hot club de Francia.

El inicio de la Segunda Guerra Mundial lo impulsó a volver a la Argentina. En su tierra forma un sexteto de jazz que incluye al gran violinista chileno Hernán Oliva. Su carisma arriba del escenario y  los pasos de baile que realiza mientras ejecuta le instrumento le dan gran popularidad. Gracias al auge de la radio y de los salones de baile su fama se extiende rápidamente. De esa época puede recordarse su éxito “Rosa madreselva”.

Rosa madreselva:

(El blues), sostiene, “es el lamento del hombre sufrido, del hombre que siempre fue aplastado por el pie del blanco. El negro hizo el blues sin letra. Porque aparte de no ser poeta o de no saber componer una letra que entre en esa melodía casi inexistente, improvisada, él empieza a tararear. Porque el blues es un tarareo. Se quejaba a Dios ¿Por qué le ocurría eso, si él no había pedido ser negro, si lo trajeron al mundo así? ¿Por qué lo tenían que tratar así, por qué no tenía derecho a subir a un tranvía como todos? El pedía Justicia, que no tenía y no tiene hasta hoy. Y el indio también pide eso. Porque hoy están los Indios mal. Les pasa lo mismo que a los negros”.

Luego de un período de reclusión y alejamiento que coincidió con el auge del rocanrol, es rescatado por Duke Ellington quien llega a la Argentina en 1968 y lo invita a tocar. A principios de los setenta graba seis discos. El más recordado es Alemán 72 en el que vuelve a ejecutar el cavaquinho.

Murió en Buenos Aires el 14 de octubre de 1980.

La vida con swing:

Buenos Aires, 21 de febrero de 2023.

Fuentes:
Puede verse la biopoic, Vida con swing, en:

Narosky, J. (2019) Oscar Alemán, en La Prensa 14-10-2019. Buenos Aires. En línea: https://www.laprensa.com.ar/481859-Oscar-Aleman.note.aspx

Sopeña, G. (2021) “Oscar Alemán: Abrazado a mi cavaquinho”, en revista Crisis, 25 de febrero de 2021. En Línea: https://revistacrisis.com.ar/notas/oscar-aleman-abrazado-mi-cavaquinho?fbclid=IwAR1RjiARm3e0bdUXEU1T0_fQfypnBipjQ5Try5tuZIT2r0QLXbDiyvlsiK0

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