Hace unos meses tuvimos el gran privilegio en México en disfrutar un espectáculo natural generacional como lo es un eclipse total de sol. Con esto se puso nuevamente de moda todo lo referente a la astronomía y la carrera espacial. Así mismo en julio estuvimos celebrando el 55 aniversario de la llegada del ser humano a la luna. El cosmos es algo fascinante, pues tal como el gran Carl Sagan lo apuntó: “Somos polvo de estrellas que ha evolucionado hasta tomar conciencia”.

Un músico que también en este año 2024 está celebrando 55 años de carrera es Jean-Michel Jarre. Este tecladista es una figura con una facilidad para crear melodías de éxito y un gran talento para la elaboración de un sonido propio tan particular. Sus cualidades son contrastantes a su aparente poca dedicación hacia otros aspectos que deberían tener mucho peso en la carrera de un músico. Él mismo contó en una entrevista cómo quiso ser siempre un artista organizado, levantarse temprano y empezar a trabajar con un horario fijo y todo lo que implica pero nunca lo consiguió. Decía en la misma entrevista que era capaz de pasarse meses sin hacer nada para a continuación embarcarse en un periodo de trabajo frenético del que nadie lo convencía de parar. En sus propias palabras, sólo es capaz de trabajar “en crisis”.

A mediados de 1985, Su representante recibió una llamada con una propuesta para organizar un concierto en Houston con motivo del 150 aniversario de la fundación del estado de Texas. La idea no llamó demasiado la atención del músico pero, a pesar de ello, se desplazó a los Estados Unidos para conocer el proyecto más de cerca.

Fue ante la visión del skyline de Houston donde Jarre cambió de opinión. Tal vez su imaginación se desbordó pensando en proyecciones gigantes usando los rascacielos como pantallas y en los focos y con rayos láser rompiendo los cielos tejanos entre un mar de fuegos artificiales. Sea como fuere, la posibilidad de usar todo el downtown de la ciudad como escenario y el atractivo añadido de la coincidencia con otro aniversario, el vigésimo quinto de la NASA (The National Aaeronautics and Space Administration), quien se sumó a la petición al músico con un álbum conmemorativo. Esto permitiría dar al espectáculo una conexión con el espacio y al estado norteamericano lo que terminó de convencer a Jarre de que el concierto debería de realizarse.

Como colofón, la NASA tenía previsto en enero de 1986 realizar un nuevo lanzamiento del transbordador Challenger mismo que terminó marcado por la tragedia y enlutó las celebraciones del 25 aniversario de la Agencia. Lo que ocurrió el 28 de enero de 1986 es ya parte de la cultura popular y las imágenes que nos dejó la historia visual del siglo XX y de los que somos seguidores de la astronomía y de la carrera espacial. Todos pensaban sería una fecha festiva para el lanzamiento de la misión número STS-51-L del  transbordador espacial.

Ese día, el transbordador espacial Challenger inició un despegue accidentado por el frío de la madrugada que había azotado al Cabo Cañaveral en Florida y que provocó que varios de los sellos de goma que aislaban los conductos de combustible de la nave espacial se cristalizaran dando pie a una falla fatal de la que sería la décima y a la postre última misión del vehículo sideral. A bordo había siete tripulantes. La expectación antes del lanzamiento era máxima ante la nueva misión, pues a bordo iba una maestra de escuela primaria que sería la primera tutora que impartiría sus clases desde el espacio.

El ambiente festivo en las tribunas en el complejo de lanzamiento del Centro Espacial de Cabo Cañaveral, Florida, la cuna de los grandes sueños estelares de Estados Unidos, se tornó en desesperación 73 segundos después del despegue. Una filtración de gases provocada por los sellos de goma congelados, descritos en el párrafo anterior, desencadenó en una explosión que desintegró la nave en un parpadeo y convirtiéndola en una bola de fuego y humo, siendo uno de los accidentes más recordados y difundidos en la historia de la conquista del espacio. Únicamente el módulo de la cabina permaneció intacto aunque dos minutos y medio después impactaría contra el mar desde una altura de 15.240 metros a una velocidad en caída libre de 300 km por hora. Todos los tripulantes perecieron.

 

Uno de los integrantes de esa mal lograda tripulación era el especialista de misión Ronald Ervin McNair. En este punto arranca la historia de la canción Ron´s Piece de Jean Michel Jarre. Para ubicarlo y reconocerlo en las fotos de ese grupo que conformó la tripulación de la fatídica misión, era el astronauta de color que usaba gafas.

Ronald era un reputado físico, un astronauta con 191 horas de vuelos espaciales, experto paradójicamente en la física del láser que tanto gusta y usa Jarre en sus conciertos y era también un excelente saxofonista. En cuanto Jean-Michel Jarre, se enteró de esto último se puso en contacto con Ronald para intentar poner la cereza en el pastel al disco que la NASA le había encargado. Jarre junto con Ron comenzaron a trabajar meses antes del despegue de la nave, en el que sería la sexta canción de ese álbum, que iba a llevar el nombre de Rendez Vous VI. En ésta melodía, Ron debía interpretar un solo de saxofón desde el espacio para convertirse de esta manera en la primera pieza musical en ser grabada fuera de nuestro planeta.

La idea era que en el concierto que diese en Houston Jean-Michel Jarre para celebrar el aniversario de la fundación del estado de Texas, se intercalara la pieza que Ron interpretase desde el espacio. Pero no pudo ser. La muerte de Ron lo impidió. Desde ese mismo momento el sexto corte del disco Rendez Vous pasó a llamarse Ron´s Piece en homenaje al astronauta.

Todo hacía pensar que el concierto y los actos de celebración asociados al mismo serían suspendidos y así pensaba el propio Jarre y su equipo, pero contra todo pronóstico, el espectáculo y la grabación de un álbum homenaje póstumo para los astronautas fallecidos siguió adelante.

Del álbum en cuestión de 1986, el sencillo Rendez-Vous IV es una de sus melodías más tarareadas, habitual cierre de muchos de sus conciertos y una interpretación festiva donde sea que la presente el músico de Lyon, Francia.

Rendez-Vous IV es un clásico que todo el mundo debería conocer. Comienza con un pulso bajo que precede a un buen ritmo technopop, prometedor y una magnífica melodía. La pista cuenta con un coro de tipo gótico donde cambia de caracteres para un corto período de tiempo, desde una melodía demasiado feliz en una especie de progresión a la melodía gótica

A modo de curiosidad, el término francés Rendez-Vous es aplicado a la aeronáutica técnicamente para describir un encuentro espacial entre dos naves, que llegando las dos en la misma órbita, igualan sus velocidades, se reúnen, pudiendo conllevar este acercamiento a un acoplamiento o no.

Finalmente, el concierto se celebró en Houston con el título de Rendez-vous Houston: A city in Concert el 5 de abril de 1986 y se convirtió en un homenaje a los fallecidos de la, misión STS-51-L del transbordador Challenger. El evento, como es habitual en Jean-Michel Jarre fue espectacular y el solo de saxofón que debería haber sido interpretado por Ron, fue realizado desde Tierra por otro saxofonista, siendo el tema Ron´s Piece uno de los más emotivos del concierto por lo que significaba. Al concierto se calcula que hubo una asistencia de aproximadamente un millón y medio de personas en sitio y vía televisiva.

Por este motivo y otros como un concierto posterior en Lyon, Francia con motivo de la visita del Papa Juan Pablo II; el álbum Rendez-Vous fue un éxito rotundo y auxiliado además por el tirón comercial indiscutible del single principal del disco hasta el punto de que es el álbum de Jarre que más tiempo ha permanecido en las listas de éxitos estadounidenses y británicas. Se estima que ha vendido más de tres millones de copias desde su lanzamiento

El videoclip que acompañó el lanzamiento del sencillo Rendez-Vous IV, fue dedicado a los logros de la carrera espacial, pero en especial a los astronautas fallecidos en la misión STS-51-L del Challenger, cuyas escenas del fatídico lanzamiento son mostradas al final del clip. Adicional a esto, la última canción del álbum pretendía como ya se menciono, tener la interpretación de saxofón desde el espacio exterior por parte del astronauta Ron McNair. Jarre le dedicó la canción en su memoria y la parte que hubiera interpretado McNair fue finalmente interpretada por el saxofonista Pierre Gossez.

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