Texto de Tere ChacónPROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

Alfred (Fred, Freddie) Lennon nació en la ciudad de Liverpool, Inglaterra, el 14 de diciembre de 1912. A la muerte de su padre, acontecida cuando él tenía 9 años, Alfred y su hermana Edith fueron enviados al orfanatorio The Blue Coat School, en donde permaneció hasta que cumplió 15 años.

Habiendo sufrido de raquitismo durante su niñez, su crecimiento se detuvo a una temprana edad llegando sólo a medir 1.60 metros de estatura. Se le conocía como un joven alegre y que siempre buscaba formas de pasarla bien sin preocuparse demasiado por las responsabilidades.

A su egreso del orfanatorio, Alfred se empleó en una oficina. Conoció a Julia Stanley durante esta época (él tenía 16) y poco antes de iniciar un periodo de aproximadamente 10 años de duración en el cual trabajaría como mesero a bordo de embarcaciones mercantes por todo el mundo.

Alfred y Julia se casaron el 3 de diciembre de 1938, once años después de haberse conocido. La ceremonia se llevó a cabo en la oficina del registro de Bolton Street y ningún familiar de la pareja estuvo presente. Al no tener dinero, pasaron su luna de miel esa tarde comiendo en el Restaurante Reece en Clayton Square (en donde años después su hijo John celebraría su matrimonio con Cynthia Powell) y de ahí se fueron al cine. Esa noche cada quien se regresó a su casa.

Después de la boda, Alfred continuó con su vida en el mar alternando sus tiempos de descanso para visitar a su esposa.

Julia descubrió que estaba embarazada en enero de 1940 y dio a luz el 9 de octubre del mismo año en el Hospital Maternidad de Oxford Street a John Winston Lennon. Dado que los ingresos de Alfred eran variables de acuerdo al cargo que ocupaba en cada uno de los barcos en los que trabajaba, no siempre podía cumplir con enviarle dinero a su mujer por lo que le escribió una carta cuyo contenido lamentaría por siempre; en ella le pidió a Julia que siguiera adelante con su vida, que se diera la oportunidad de conocer otros hombres y que se divirtiera lo más que pudiera ya que el mundo estaba en guerra. Julia Stanley le tomó la palabra.

Cuatro años después del nacimiento de John, Julia quedó embarazada nuevamente de un soldado irlandés, “Taffy” Williams, al cual había conocido en un salón de baile. Alfred regresó a Liverpool a ofrecerle a Julia hacerse cargo del bebé y le pidió que volvieran, lo cual no fue aceptado por ella. Presionada por su familia, Julia dio en adopción a la niña que tuvo en 1945 a un capitán del Ejército de Salvación de Noruega y decidió seguir adelante con su hijo.

Poco después, Julia inició una nueva relación con John “Bobby” Dykins. El hecho no fue del agrado de la hermana mayor de ésta, Mimi, quien la presionaba mucho por tener al pequeño John durmiendo en la misma cama que Julia compartía con Dykins. No pasó mucho tiempo antes de que Julia le entregara directamente al niño a su hermana mayor quien contaba con dinero y los medios para encargarse de su educación. Fue también durante esta época que varias personas se le acercaron a Charles, hermano de Alfred, para ofrecer dinero con tal de que Alfred aceptara divorciarse de Julia.

En julio de 1946, estando estacionado en Southampton, Alfred le pidió a Mimi que le permitiera llevar a John a pasar unos días a Blackpool con él. Su verdadera intención era, sin embargo, emigrar a Nueva Zelanda y llevarse al niño de 6 años con él. Al enterarse, Julia viajó a Blackpool e irrumpió en el departamento en donde se encontraban Fred y John quienes estaban en plenos preparativos del viaje. Fred y Julia tuvieron entonces que sentarse a hablar civilizadamente con quién debería quedarse el pequeño John. Dado que Fred seguiría trabajando en embarcaciones, se decidió que el niño estaría mejor con su madre.

A su regreso a Liverpool, Julia confió otra vez a su hermana Mimi el cuidado de John. No se volvió a saber de Alfred sino hasta muchos años después, cuando John Lennon era ya un Beatle famoso.

Durante los siguientes diecisiete años, Alfred Lennon se perdió en la Gran Bretaña tomando cualquier trabajo y abandonándolo cuando éste le cansaba. Ni siquiera la noticia de la muerte de Julia, en 1958, lo hizo buscar a su hijo sabiendo que Mimi jamás permitiría algún contacto con ellos dado su gran odio hacia él. Esta decisión le provocó gran dolor ya que con frecuencia se preguntaba cómo estaría su “pequeño amigo”. Después, a finales de 1963, los titulares de cada periódico, revista y noticiero le darían noticias de su hijo.

Alfred ya sobrepasaba los cincuenta años pero trabajaba arduamente como portero de la cocina del Hotel Greyhound en Hampton, al sur de Londres. Para este momento, ya la prensa hablaba de cómo el padre de John lo había abandonado para irse al mar y después al servicio de la guerra. Sólo hasta que su hermano Charles lo convenció de contar las cosas como realmente fueron, Alfred aceptó dar una entrevista y para éste escogió el periódico tabloide Daily Sketch que también se encargó de reunirlo con John.

En abril de 1964 Alfred entró a las oficinas de NEMS en Argyle Street acompañado de un periodista. “Soy el padre de John Lennon”, le dijo a la recepcionista que, inmediatamente, se paró y entró a la oficina de Brian Epstein a informarle del visitante.

Brian entró en pánico y envió inmediatamente un coche para traer a John a la oficina desde el Teatro Scala, en donde filmaba con el resto de The Beatles una escena de la película A Hard Day’s Night.

John no mostró emoción alguna y dejó a Fred con la mano extendida.

– “¿Qué deseas?”, le preguntó.

– “No puedes darle la espalda a tu familia a pesar de lo que hayan hecho”, respondió Fred.

La conversación no duró mucho ya que John le pidió que saliera de la oficina.

Unas semanas después, Cynthia Lennon abrió la puerta de Kenwood para encontrarse con un hombre que “parecía un vagabundo con la misma cara de John”. Lo invitó a pasar y le dijo que su esposo no tardaría en llegar. En lo que esperaba, le ofreció un té y cortarle el pelo desordenado y largo. Alfred aceptó y después de esperar dos horas, decidió irse. A su llegada, John le comentó a Cynthia su encuentro con su padre y aprobó que Julian conociera un poco más a su abuelo.

El contacto entre ambos fue escaso en los siguientes meses a pesar de que, con su nueva adquirida fama, Alfred Lennon se había convertido en una celebridad menor. En diciembre de 1965 sacó un disco sencillo al mercado titulado “That’s My Life”, un título realmente desafortunado ya que la prensa empezó a comparar su canción con la de John, “In My Life”, lo que desató la furia de John quién no lo dejó entrar a su casa cuando fue a buscarlo para entregarle su autobiografía en persona. El sencillo salió al mercado con la canción “The Next Time You Feel Important” como Lado B, otro título desafortunado que fue tomado por la prensa como un regaño para John. Aquí, ambas canciones:

El sencillo no tuvo mayor trascendencia y pronto fue olvidado por lo que Fred continuó su vida de portero resignándose a no volver a su hijo.

Seis días después de la muerte de Brian Epstein, manager de The Beatles, en agosto de 1967, John buscó a su padre. Le mandó una misiva que iniciaba con las palabras “Querido Alf, Fred, Papá, Pater, Lo Que Sea…” y le pedía un encuentro privado. También, le suplicó que no le avisara a la prensa debido a, entre otras cosas, que su Tía Mimi se podía enterar y no deseaba despertar la furia de ésta.

Fred había regresado a los trabajos de bajo nivel en los hoteles pero no había perdido su carácter alegre ni su buen humor aún después de las decepciones sufridas. Y justo en este momento de su vida, el destino le trajo una sorpresa: una joven de 18 años de nombre Pauline Jones, compañera de trabajo en el Hotel Toby Jug de Surrey, egresada de la Universidad de Exter que se enamoró perdidamente de él.

Alfred no pudo comprender cómo alguien tan joven y con un futuro tan prometedor podía fijarse en él. Iniciaron su romance a pesar de la gran desaprobación de la madre de la madre de Pauline y pocos meses después, Alfred se hincó en el piso de la cocina del hotel para proponerle matrimonio. Pauline lo aceptó inmediatamente. Sin embargo, pronto viajó a Francia, obligada por su madre, para tomar un nuevo empleo y en el cual permaneció durante varios meses.

Un mes después de haber recibido la carta de John, Fred se encontró nuevamente con su hijo en su casa de Kenwood. Para su sorpresa, John lo recibió de una manera totalmente diferente a la inicial y, para confirmarle su aceptación, invitó a Fred a vivir con la familia completa. Fue durante este tiempo que Fred pudo restituir un poco de su amor paterno a John, a pesar de sus constantes ausencias, e inició una relación muy cálida con Cynthia y su nieto, Julian.

Cuando John finalmente se enteró del romance que su papá mantenía con una jovencita, reaccionó favorablemente. John directamente invitó a Pauline a pasar un fin de semana con la familia en Kenwood y, teniéndola ya en casa, apoyó la oferta de Cynthia a ésta para que se convirtiera en la nana de Julian. Pauline mantuvo este trabajo durante unos meses y después de un breve regreso a casa de su madre, tomó la decisión de casarse con Fred. Para enero de 1968, regresó con Fred y pronto se embarazó. La pareja, apoyados por John quien quería evitar que la prensa se enterara de que tendría pronto un medio hermano, se cambió a Brighton. El mismo John se enfrentaría en este año a cambios radicales en su vida al dejar a Cynthia por Yoko Ono.

Sin embargo, la mamá de Pauline no cedía. Al ver que no había forma de hacer que su hija entrara en razón, la señora decidió solicitar a la corte le restituyera la custodia obligatoria de su hija para evitar que viviera con Fred. Tanta presión provocó que Pauline abortara y ni siquiera pudo asistir a la audiencia solicitada por su mamá. El juez, para sorpresa de Fred y Pauline, sólo le prohibió casarse con Fred hasta que cumpliera 21 años.

Los enamorados se resistieron y, nuevamente ayudados por John, decidieron escaparse a Escocia para evitar la jurisdicción de las cortes inglesas dado que Pauline estaba embarazada de nuevo. Fred y Pauline se casaron en Edimburgo justo el día en el que ella cumplió 20 años y, entre los regalos que recibieron, se encontraba una casa en Brighton adquirida por John.

La pareja se estableció e inició una vida matrimonial que probó ser muy sólida. En febrero de 1969 le dieron la bienvenida a su primer hijo, David Henry Lennon. En el inter, John inició su romance con Yoko en forma, se casó con ella, participó en los bed-ins de Amsterdam y Montreal, se sometió al tratamiento psiquiátrico de gritos primales del Dr. Arthur Janov, en California durante el verano de 1970 y descubrió muchos de los orígenes de sus inseguridades y miedos.

Estando Yoko embarazada otra vez, John esperaba celebrar su cumpleaños número 30, en octubre con la llegada de su segundo hijo. Ambos se había estado cuidando, había dejado la heroína y se había preocupado por llevar un estilo de vida sano en espera del hijo tan deseado.

Lamentablemente, a finales de agosto, una ambulancia fue llamada a Tittenhurst Park, el hogar de la pareja y Yoko fue llevada de emergencia al hospital en donde perdió a su bebé dos días después de haber ingresado.

Todas estas tensiones estaban presentes en John cuando, justo el día de su cumpleaños, recibió la visita de su padre. Acompañado de Pauline y del pequeño medio hermano de John, David, que en ese momento tenía un año y medio de vida, Alfred jamás se imaginó que la situación emocional de John era sumamente frágil.

Después de hacerlos esperar un tiempo, John apareció en la cocina de la residencia. Ignorando completamente a su nuevo hermano, John se dedicó a gritar obscenidades sobre su propia madre y su Tía Mimi y lamentó profundamente que ese nuevo bebé tuviera un padre que le había sido negado a él. Aún más y antes de correrlos de su casa, John amenazó de muerte a su padre diciéndole que ordenaría que se lo llevaran al mar y que ahí lo aventarían para que se ahogara -Alfred nunca aprendió a nadar -.

Una semana después, Alfred y Pauline dejaron de recibir la mensualidad que John les pasaba y poco después fueron notificados por parte de Apple que tendrían que traspasar la casa que John les había comprado a favor de la compañía.

Poco después, John suavizó su actitud y le envió 500 libras a la pareja para que se cambiaran a un departamento nuevo en Brighton. Lo anterior fue con la condición de que regresara la casa y que jamás volviera dar una entrevista a la prensa.

John y su padre, Alfred, jamás se volvieron a ver.


Alfred Lennon murió el 1 de abril de 1976 en el Hospital General de Brighton. Los últimos años de Fred en la costa de Sussex con su joven esposa Pauline habían sido felices y llenos de logros. En 1973 su hijo David recibió un hermano, Robin y Pauline siguió siendo la encargada de trabajar para ganar el sustento de su hogar mientras Fred cuidaba de los niños con la misma dedicación que John le daría, unos años después, a su hijo Sean.

Después de la traumática reunión en Tittenhurst Park de 1970, John no volvió a contactar a su padre pero en 1974, un abogado británico le notificó a Fred que su hijo mayor deseaba restablecer comunicación con él. Fred, que seguía aterrado por lo último que había visto de John, no respondió a la petición.

Fred abandonó entonces la esperanza de poder convencer a John de que él no lo había abandonado en ese día de 1946 y que no había causado la herida que se había manifestado en 1970 en su música. Su deseo de reivindicarse ante su hijo lo hizo terminar de escribir, en 1975, la autobiografía que había dejado cinco años antes por terror a su hijo.

En ésta, Alfred describía con un estilo delineado por la escuela Blue Coat las carencias de su niñez, su trabajo en el mar y todos los esfuerzos inútiles que había realizado a su regreso para recuperarlo. Sin hablar en ningún momento mal de la madre de John, Julia, describió los eventos que encontró a su regreso a Liverpool y el rechazo de su persona por parte de ella y su familia.

Cada uno de los capítulos de esta obra tenían, al final, unos párrafos dirigidos directamente a John pidiéndole que entendiera que ambos compartían muchas situaciones similares en su niñez.

Aquí, algunos de ellos:

Capítulo 2

P.D. Querido John… Como tú, yo tampoco tuve un padre pero, por supuesto, las circunstancias no fueron tan difíciles como las tuyas que te dejaron muy afectado y, si me permites decirlo, de manera extraña te dieron el ímpetu para sobresalir hasta donde te encuentras ahora.

Capítulo 3

P.D. Querido John… La primera vez que escuché Penny Lane, mis pensamientos inmediatamente volaron hacia el Hospital Blue Coat y, por supuesto a Newcastle Road. Me pregunto si algún enlace del pasado guió tu pluma, particularmente cuando se mencionó la peluquería del Sr. Bioletti porque él le cortaba el cabello a los niños del Blue Coat.

Capítulo 8

P.D. Querido John… Tal vez la descripción de mi matrimonio con tu madre te ofrezca una comparación a la descripción de la biografía de Hunter Davis de tu propio primer matrimonio. Qué increíble que te hayas casado en la misma oficina del registro civil veinte años después y que, enseguida, hayas ido a celebrar a la Reece Big House a cenar pollo. Así, a la larga, ambos encontramos a la pareja adecuada.

Capítulo 20

P.D. Querido John… Verás que preferí no unirme a la “carrera de ratas” y estoy seguro de que si no hubieras alcanzado tu influyente posición actual en la vida con tus talentos, también hubieras rechazado los trabajos convencionales con horario de 9 a 5 en desafío al sistema.

La autobiografía de Fred Lennon carecía de valor comercial y ni siquiera fue aceptada por un agente literario. Después de varios rechazos, Alfred se dio por vencido, puso el manuscrito en un cajón y regresó a su vida de amo de casa. Sin embargo, le hizo prometer a Pauline que se encargaría de que John recibiera una copia después de su muerte.

Tres meses después, Fred fue diagnosticado con cáncer de estómago terminal. Para el momento en el que Pauline pudo hacerle llegar la noticia a John en Nueva York, éste ya había sido admitido en el Hospital General de Brighton.

Apenas supo la noticia, John se comunicó al hospital y también habló con el especialista que lo estaba tratando. Para ese momento, Fred estaba demasiado débil como para poder sostener el teléfono pero la breve conversación que tuvo con su “pequeño amigo” lo dejó con una sonrisa.

John le dio el número telefónico de su departamento en el Dakota, le contó que tenía un nuevo nieto y le prometió que se reunirían apenas se recuperara. Fred alcanzó a mencionarle su autobiografía y le pidió a John que le prometiera que la leería. Ambos terminaron la conversación telefónica con un liverpuliano “See yer, la”. Esa tarde un arreglo floral llegó a la habitación de Fred con una tarjeta que decía “Con mucho amor de John, Yoko y Sean”.

Alfred Lennon cayó en coma al día siguiente y falleció días después. Tal como lo había prometido, Pauline le envió a John una copia de la autobiografía de Fred a Nueva York con la siguiente carta:

Querido John:

Estaré muerto cuando leas esto pero espero que no sea tarde para llenar los vacíos del conocimiento de tu viejo, que causó mucho dolor en tu vida.… Desde la última ocasión en la que nos vimos, en tu cumpleaños número 30, me ha perseguido la imagen de tus gritos en busca de tu padre y espero sinceramente que cuando leas este libro no conserves ninguna malicia hacia mí. Tal vez, las revelaciones en la historia de mi vida te puedan dar una imagen más clara de cómo el destino y las circunstancias controlan en gran parte nuestras vidas y, por lo tanto, deben de ser considerados cuando se juzga a los demás.

Hasta que nos veamos de nuevo, en algún tiempo, en algún lugar.

Tu padre,
Freddie Lennon

John y Alfred Lennon se reunieron nuevamente el 8 de diciembre de 1980.


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