Traducción: Tere Chacón.PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

Diciembre 2006

Querida Sra. Ono:

Como sabe, la he servido lealmente en muchas habilidades como su chofer, guardaespaldas, asistente, mayordomo, enfermero, milusos y aún más, su amante y confidente en los últimos diez años. Durante el curso de estos años nuestra relación también se ha convertido en una muy emocional y física.

Desgraciadamente, cómo sabe, su carácter es cambiante y sus dependencias han erosionado drásticamente nuestra relación. La han llevado a un flujo continuo de declaraciones y trato abusivo de su parte. Éste va desde insultos personales a actos de exigencia de un gran sacrificio de mi parte; su abuso sistemático y continuo tanto físico como psicológico me ha convertido en una persona diferente, lejana de cualquier tipo de dignidad y auto respeto…

Sus constantes exigencias sobre mi tiempo para cubrir las necesidades profesionales y personales de su familia han dañado fuertemente, y tal vez irrevocablemente, mi relación con mi cónyuge y mis hijos. Mi esposa me ha abandonado debido a la relación que tenemos. Esto se debe solamente a sus exigencias excesivas sobre mi tiempo y mi compañía durante más de 15 horas por día, siete días a la semana, durante los últimos seis años. Mi vida ha estado conectada a la suya a un punto en el cual las labores y actividades básicas tales como llevar a mi esposa al doctor o que la fiesta de compromiso de mi hijo tuvieran que ser pospuestos por varios meses para que usted pudiera salir del país y yo pudiera atender las necesidades de mi familia.

Adicionalmente, nuestra relación a nivel público y privado ha causado un grado significativo de difamación hacia mi persona. La gente, incluyendo a su propio hijo e hija han expuesto sus opiniones sobre nuestra relación. Cada día tengo que soportar innumerables miradas y comentarios despectivos de las personas del trabajo, de la calle y, dolorosamente, de mi casa. Esto continúa y continuará causando un dolor indescriptible en mí y, más importante, en mi familia.

Bajo estas circunstancias, he decidido contactar a mi abogado con el fin de dar término a esta sucesión de eventos. Después de varias pláticas, hemos decidido interponer una demanda de acoso sexual “quid pro quo” en su contra. Hay instancias documentadas más que suficientes en número incontable que prueban que usted me ha acosado de esta manera y se me ha dicho que el caso será muy fácil de probar y ganar. Este caso no sólo nos involucrará a usted y a mí sino también a Sean, Kyoko, Bijoux, Jan Wenner, Michiko Meyers, Sam Havadtoy, los residentes del edificio Dakota, Paul e incontables más que serán forzados a testificar sobre cosas que harán que el mundo entre en shock. Me aseguraré, a partir de que inicie la demanda, que los medios de Nueva York (miembros que he llegado a conocer muy bien a lo largo de estos años) estén bien enterados y todos podremos leer los detalles en Página Seis y en otros tabloides por un buen tiempo.

Tal juicio, sin importar si gano o pierdo, me proporcionará una cantidad significativa de publicidad que usaré para promover un número de libros que los retratarán a usted, a Sean y a John. Estos libros estarán escritos con información que obtuve a lo largo de diez años de escucharla a usted, contendrá las fotos que he tomado con cámaras escondidas y las miles de horas de grabaciones que he estado recolectando desde 1996. En esas cintas hay grabaciones como las que aquí transcribo que, francamente, dejaran al mundo estupefacto.

– Sean, diciéndole a su novia Carmella, que John es un “ca$&$% golpeador de esposas”.

– Sus declaraciones políticas en contra de los gobiernos británicos y estadounidenses.

– Sus innumerables críticas hacia su hijo, hija, The Beatles y amigos (tales como Jan Wenner, J. Onasis Kenedy, Elliot Mintz, Brian Hendel, John Hendrics, Michiko Meyers y muchos más).

– La historia de la violación que usted sufrió en la Segunda Guerra Mundial en una granja japonesa y los efectos de este acto en sus relaciones con los hombres, incluyendo a John.

– Sus numerosas peleas con Sam Havadtoy…

Dependiendo del resultado de nuestras negociaciones, no sólo escribiré sobre estas grabaciones sino también las distribuiré a las estaciones de radio europeas en el futuro. Usted y sus abogados pueden pensar que estoy sometido a un convenio de confidencialidad. Sea informada que cambiaré mi residencia a Turquía de manera permanente y publicaré mis libros ahí. Además, los distribuiré vía internet en donde ya cuento con convenios de comercio electrónico.

Todo lo mencionado anteriormente se convertirá en realidad a menos de que usted me compense a mí y a mí familia por todo el dolor y el sufrimiento que ha causado. Si quiere que esas fotos, grabaciones, emails, conversaciones y recuerdos se desaparezcan de la faz de la tierra y nunca más volver a escuchar de mí, todo lo que debe de hacer es enviarme un cheque certificado de un banco de Nueva York por una cantidad total de dos millones de dólares.

Muchas gracias.

Koral Karsan.

La misiva anterior tuvo un efecto devastador en Yoko Ono. Envió a su abogado a hablar con el Sr. Karsan en un intento por tranquilizar la situación. Éste no sólo no lo logró sino recibió de Karsan amenazas de muerte en contra de la Sra. Ono y su hijo Sean. Sin pensarlo, Yoko denunció a su ex chofer por extorsión ante las autoridades neoyorquinas quienes lo arrestaron inmediatamente. La carta se volvió pública en ese momento.

Dos meses después, en febrero de 2007, la mismísima Sra. Ono retiró los cargos en contra de Karsan lo que le permitió aceptar su culpabilidad de hurto agravado en tercer grado, una acusación menor que no ameritaba los 15 años de prisión por la primera efectuada pero sí exigía su salida de los Estados Unidos ya que su visa de negocios había expirado.

Antes de dejar el país, Koral Karsan redactó una nueva misiva que leyó en la Corte Suprema Estatal de Nueva York, mismo lugar en donde fue sentenciado. Si bien, aceptaba haber exigido dos millones de dólares para no hacer públicas sus grabaciones y pruebas en contra de Yoko Ono, aclaraba que hubiera aceptado sólo tres mil dólares. También omitió disculparse y no mostró remordimiento alguno ya que pensaba que no había hecho nada mal y que, a futuro y en su país, podría relatar sus experiencias con la Sra. Ono basándose en su derecho de libertad de expresión.

Y uno pensaría que esto había terminado…

Once años después, en julio de 2017, un abogado de Berlín hizo un descubrimiento que lo sorprendió. La casa de subastas Auctionata, que se había declarado en bancarrota unos meses antes, le permitió ingresar a sus oficinas y almacenes para hacer un inventario de lo que permanecía en el lugar. El abogado, señores y señoras, encontró ¡ochenta y seis! artículos que en algún momento de la vida le habían pertenecido a John Lennon: diarios de 1975, 1979 y 1980, textos, esculturas y más.

La policía berlinesa entonces se puso en contacto con la Sra. Ono y le envió vía correo electrónico fotos de cada uno de los artículos encontrados. Ésta identificó todos y cada uno de los objetos que le pertenecieron a John.

“La Sra. Ono dijo que todos estos artículos se encontraban en diferentes repisas y lugares dentro de su departamento”, declaró el abogado Steltner, vocero de la policía de Berlín. “No en una caja fuerte, no en un lugar en especial. Había pensado en algún momento que algunos artículos faltaban pero no se acordaba de cuáles. Nunca los reportó como robados”.

Las investigaciones dieron un responsable identificado como Erhan G. Éste había vendido las posesiones de John en el 2014 a Auctionata y permanecido en Berlín, lo que permitió su arresto en octubre de 2017. Admitió haber vendido los artículos y señaló a Koral Karsan como la persona que se los había dado para su venta. Sin embargo, después de un cateo en el departamento de Ehran G., se descubrió en su computadora fotos que mostraban que había muchas más posesiones de John que no habían sido vendidas. Entre los faltantes habían bastones y algo que la policía describió como “documentos muy personales”.

Amparado por la falta de un acuerdo de extradición entre Alemania y Turquía, el Sr. Koral Karsan tuvo un tiempo a finales de 2017 de contestar un correo electrónico que le envió la policía alemana. De manera tranquila y sin mayor sobresalto, narró que todos los artículos personales de John Lennon le habían sido entregados por la Sra. Ono para que los protegiera afuera del Dakota “durante una tormenta eléctrica muy fuerte en 2006” y que ella sabía que él los resguardaba.

“De ahí obtuve mi compensación”, escribió.

I’m just sitting here watching the wheels go round and round
I really love to watch them roll…
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